En este tema bilateral, complejo y de larga data, Alemania y Chile comparten responsabilidad, pero el progreso es lento. A las sospechas de descoordinación y desinterés se suma el pasado del ministro de Justicia chileno.
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Dos años y medio han pasado desde que el Parlamento alemán acordó una serie de tareas que tendría a su cargo una comisión mixta entre Chile y Alemania por Colonia Dignidad. Entre ellas, promover el esclarecimiento de los crímenes, instalar un sitio de memoria, cooperar en el tema judicial a nivel de las excavaciones y esclarecer el patrimonio de la actual Villa Baviera.
De estas tareas se conocen pocos avances. La mentada comisión no ha sesionado en aproximadamente un año -cuando debía reunirse cada seis meses- y el encuentro finalmente previsto para fines de 2019 en Chile fue postergado debido al estallido de la crisis política y social. Tampoco se concretó la posibilidad de una reunión por videoconferencia. A excepción del trabajo del grupo de expertos encargado de crear un sitio de memoria, lo que tiene que ver con verdad y justicia está estancado.
Sentencias judiciales han confirmado que en la década de 1970 la secta de Paul Schäfer colaboró estrechamente con la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet, DINA, y en sus instalaciones se torturó, asesinó e hizo desaparecer a opositores al régimen.
Asesinatos y desapariciones
Según organizaciones de derechos humanos, unas cien personas habrían sido asesinadas al interior del asentamiento y luego enterradas en diversas fosas. Años más tarde, los cuerpos habrían sido desenterrados y hechos desaparecer. Hasta ahora, no se han encontrado restos ni identificado a las personas que allí habrían sido asesinadas.
Tras décadas de investigaciones y a pesar de las señaladas buenas intenciones de cooperación bilateral, no hay avances. En estos días los dardos apuntan al Ministro de Justicia de Chile, Hernán Larraín. "Es una burla para las víctimas que el otrora gran defensor de Colonia Dignidad sea Ministro de Justicia y Derechos Humanos. Él está frenando las iniciativas bilaterales y dilatando las reuniones, que son la única esperanza para avanzar con el esclarecimiento de estos hechos”, dice a DW Jan Stehle, politólogo alemán y experto en el caso Dignidad.
"Estando él de ministro, no tenemos ninguna esperanza de que se haga Justicia. Él no quiere hacer nada por el tema y todos sabemos los lazos que tenía con la colonia, que incluso en democracia la defendía”, señala Myrna Troncoso, coordinadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de la Región del Maule, en conversación con DW.
El ministerio no está respondiendo las consultas de la prensa, sino que emitió un comunicado sobre su intención de avanzar en el esclarecimiento de los hechos. Aseguró que ha gastado 328 millones de pesos chilenos (unos 380 mil euros) en peritajes desde 2017. Asimismo, reveló que el arqueólogo forense chileno Iván Cáceres ha estado en contacto con el experto forense alemán, Dr. Martin Trautmann, propuesto por Alemania para colaborar en el caso.
Alemania había ofrecido financiar el movimiento de tierras que luego puede derivar en pruebas de ADN, pero Chile no ha recogido la propuesta. "Según mis informaciones, en terreno las excavaciones están paradas desde hace más de un año”, dice Stehle.
Descoordinación y lentitud
Alemania ofreció en octubre de 2018 financiar el análisis de sedimentos en un laboratorio alemán. "Nuestra esperanza es que ahí puedan encontrar restos de ADN, pero de Chile no han mandado nada”, lamenta Myrna Troncoso.
En opinión de Stehle, los gobiernos de ambos países no se coordinan apropiadamente, nadie toma decisiones y los peritos no han recibido las instrucciones para seguir avanzando. El juez también podría profundizar en líneas investigativas hasta ahora no suficientemente exploradas.
Los peritos han detectado fosas y un lugar de quema que coinciden con los relatos de algunos colonos. Sin embargo, las únicas declaraciones relevantes en relación con fusilamientos y retiro de restos humanos son las de los años 2005-2006. En esos testimonios, algunos colonos relatan haber conducido a prisioneros hasta un lugar donde habían cavado fosas. Dicen que los militares se los llevaron aparte, después se escucharon ráfagas y los uniformados regresaron solos.
"Aún hay mucho por investigar. El juez debería citar nuevamente a testigos, tanto militares que participaron en los operativos como a ex colonos, y podría interrogar por videoconferencia a testigos que están en Alemania”, apunta Stehle.
Para seguir las pistas y ante la magnitud de las tareas, Chile podría finalmente concretar la ayuda financiera ofrecida por Alemania para retomar las excavaciones, peritajes e investigaciones. "Es un tema complicado, se requieren recursos y darle prioridad. Mientras ambos gobiernos se sigan pasando la pelota, postergando las reuniones y las decisiones, ahora con la excusa de la actual crisis en Chile, no vamos a avanzar”, advierte Stehle.
En marzo, tras el verano chileno, debieran retomarse las conversaciones y ojalá las acciones, espera el investigador. La presión sobre el ministro de Justicia va en aumento -con antiguos videos de su férrea defensa de Colonia Dignidad viralizándose en redes sociales- y deberá enfrentar la situación.
Parlamentarios de oposición anunciaron que citarán a Larraín al Congreso. También debiera responder por qué el gobierno chileno no ha avanzado ante la propuesta de sitio de memoria que ya fue elaborada por los expertos chilenos y alemanes.
"Él es responsable de haber frenado estos temas y sería muy beneficioso que renunciara para que no se sigan dilatando”, afirma Stehle. En ello concuerda Myrna Troncoso: "Larraín debería renunciar. Estamos hablando de un tema muy serio y es muy doloroso ver que nadie hace nada. Hoy se sigue haciendo turismo en la actual Villa Baviera, lo que no es compatible con un sitio de memoria y verdad donde hay muertos que no hemos recuperado. Es una ofensa para nosotros y para la memoria de nuestros familiares”.
(cp)
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Colonia Dignidad: crónica de una secta
Durante más de cuatro décadas, un asentamiento alemán en el sur de Chile fue escenario de brutales crímenes, sin que este país ni Alemania intervinieran para detenerlos. Esta es la historia de Colonia Dignidad.
Imagen: Picture alliance/dpa/M. Hernandez
El líder, Paul Schäfer
Todo comenzó en Siegburg con la Misión Social Privada, una obra benéfica surgida en la Alemania de post guerra. Su líder espiritual, Paul Schäfer (1921-2010), atrajo a cientos de seguidores. Huyendo de acusaciones de pedofilia, abandonó Alemania en 1961. Lo acompañaron más de 200 personas, entre ellas varios niños cuyos padres fueron engañados para autorizar el viaje.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/N. Pisarenko
Una colonia alemana en el sur de Chile
El grupo viajó a Chile, donde compró un terreno cerca de Parral, unos 300 km al sur de Santiago, y fundó la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad. Así nacía Colonia Dignidad, una comunidad dedicada a labores agrícolas, que construyó casas, una escuela, un hospital y también cercos y un férreo sistema de vigilancia para impedir el contacto con el exterior.
Imagen: Picture alliance/dpa/M. Hernandez
Vida de secta
Pronto se sumaron nuevos seguidores llegados de Alemania, atraídos por el sueño de una tierra próspera donde comenzar una nueva vida. La colonia llegó a tener unos 300 miembros. Allí las familias eran separadas: hombres, mujeres y niños vivían en casas diferentes. Se trataba de un sistema altamente jerárquico y dominador, en que cualquier disidencia era castigada.
Imagen: picture-alliance /dpa/Villa Baviera
Riqueza construida con trabajo esclavo
La vida estaba dedicada al trabajo, sin derecho a sueldo, descanso ni vacaciones. Los colonos sufrían castigos físicos y sicológicos, y quienes se rebelaban eran drogados para que se mantuvieran sumisos. Con las ganancias, Schäfer y sus cercanos compraron más propiedades, maquinaria y sofisticados sistemas de seguridad. El patrimonio incluía 16 mil hectáreas y cuentas en el extranjero.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/EFE/M. Ruiz
Abuso sexual
Para los chilenos, la colonia representaba el ideal del alemán esforzado y trabajador. Al interior de la secta, en tanto, Schäfer instauró un macabro sistema para dominar las voluntades y abusar sexualmente de niños. Cuando los alemanes crecieron, comenzó a invitar al internado o actividades de fin de semana a niños chilenos de familias pobres de la zona, de quienes continuó abusando.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Schmid
Prisión infranqueable
Escapar de Colonia Dignidad era casi imposible. Implicaba superar altas rejas, el río, los perros y férreos sistemas de vigilancia. Además, los colonos habían entregado sus pasaportes, no sabían español ni conocían la zona. Quienes lograban llegar a la embajada alemana en Santiago, eran devueltos a la colonia. Algunos se retractaban bajo engaños o amenazas, o se les atribuían problemas mentales.
Imagen: picture-alliance/dpa/epa/M. Ruiz
Wolfgang Kneese, el primer fugado
El primero en lograr huir de la secta, después de tres intentos que le valieron torturas y persecución judicial, fue el joven Wolfgang Kneese. En 1967 regresó a Alemania, donde denunció los crímenes que se cometían en la colonia. En 2008 recibió la Cruz Federal al Mérito (Bundesverdienstkreuz) por su infatigable búsqueda de justicia y respeto a los derechos humanos de las víctimas de la secta.
Imagen: picture-alliance/dpa/J.Carstensen
Fachada idílica
A pesar de las tempranas denuncias y del revuelo en la prensa, las autoridades de Chile y Alemania no reaccionaron. La colonia proyectaba una idílica imagen con su hospital benéfico, el coro y el restaurant externo en la localidad de Bulnes, con cecinas y pastelería alemana. Al interior, los crímenes continuaron y se agregaron nuevos, como la fabricación y el tráfico de armas.
Imagen: Archivo Villa Baviera
Adopciones irregulares
Con engaños como darlos por muertos ante sus padres, unos 20 niños chilenos fueron adoptados en forma irregular. Recibieron nombres alemanes, aprendieron el idioma de los colonos y debieron trabajar como esclavos. A la izquierda, Rafael Labrín, quien creció como Dieter Scholz. Junto a él otras víctimas: la ex colona Astrid Tymm y Johan Cisternas, quien de niño asistía a actividades en la colonia.
Imagen: FDCL/J. Stehle
Colaboración con la dictadura
Colonia Dignidad cooperó con la DINA, la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet, de varias formas. Según consta en expedientes judiciales, aquí fueron detenidos, torturados y asesinados prisioneros políticos. Se calcula que los cuerpos de unas 100 personas habrían sido enterrados en fosas, luego exhumados y hechos desaparecer definitivamente. Los familiares continúan la búsqueda.
Imagen: AFDD Talca
El fin de Schäfer
Con la vuelta a la democracia, en 1991 el presidente Aylwin le quitó la personalidad jurídica a Colonia Dignidad, la que comenzó a llamarse Villa Baviera. Vinieron denuncias de abuso sexual de chilenos contra Schäfer y se destaparon los crímenes. Varios jerarcas fueron condenados; Schäfer huyó en 1997 y se escondió en Argentina. Fue detenido en 2005, condenado en Chile y murió en prisión en 2010.
Imagen: picture-alliance/dpa
El médico de la colonia
Mano derecha de Schäfer, el Dr. Hartmut Hopp era el ministro de relaciones exteriores de la colonia. Un privilegiado que fue enviado a estudiar a Estados Unidos y dirigía el hospital. Condenado como cómplice de abuso de menores, huyó a Alemania y vive libremente en Krefeld. La justicia alemana rechazó ejecutar la condena chilena y cerró investigaciones propias por no encontrar prueba de delito.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Agost
Culpas, castigos y compensaciones
Junto con reconocer su responsabilidad moral, Alemania ha ofrecido un fondo de ayuda de hasta 10 mil euros para cada ex colono afectado, lo que las víctimas consideran insuficiente. En Chile, donde sí ha habido condenas a victimarios, un grupo de afectados anunció una demanda contra el Estado en la que exige cada uno un millón de dólares de reparación.
Imagen: FDCL e.V.
El futuro y la memoria
Después de la partida de Schäfer comenzó un proceso de apertura. Unos 200 miembros abandonaron el enclave; algunos se quedaron en Chile y muchos regresaron a Alemania. Junto con justicia y reparación, los afectados exigen que Villa Baviera deje de ser un centro turístico, con hotel y restorán, y se convierta en sitio de memoria, donde se conozca la verdad y se honre a las víctimas.