DW: Estamos en Lisboa en donde se reúne la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana. Hay parlamentarios europeos que abogan por que la Unión Europea preste ayuda humanitaria a Venezuela. ¿Qué opina usted al respecto?

Leopoldo López Gil: Es admirable que haya parlamentarios europeos que aboguen por una ayuda humanitaria para Venezuela. Es muy triste que la requiera, porque es un país que tiene un potencial de riqueza inmenso, que por una administración incapaz ha llegado a vivir una crisis como la que se está viviendo hoy. Faltan los alimentos, las medicinas y estamos perdiendo vidas. Las fallas en electricidad han impedido, por ejemplo, que las incubadoras den el calor necesario. Hace dos semanas murieron más de cien neonatos en siete días.

En torno a la reunión de la asamblea, organizaciones de la sociedad civil y ustedes, como oposición, han organizado una serie de eventos, como la presentación del libro “La voz de la diáspora venezolana”, de Tomás Páez. Usted mismo vive en Madrid. ¿Se considera usted parte de esa diáspora?

No. La diáspora se refiere más a personas que han tomado la decisión de abandonar Venezuela porque les parece imposibles las condiciones de vida. Bien porque han sufrido secuestros, asesinatos en su familia. O bien porque les han clausurado las oportunidades de trabajo. Yo estoy fuera de mi país no por voluntad propia sino por la voluntad del gobierno que me persigue, al igual que ha perseguido a mi hijo. Tan pronto tenga la oportunidad de regresar, regresaré.