Chile, que cuenta con una de las leyes de aborto más restrictivas, da un paso más hacia la reforma que permitiría practicarlo en casos específicos. El tema desata polémica no solo en este país latinoamericano.
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Las leyes “altamente restrictivas” existentes en gran parte de América Latina no han conducido a una reducción del aborto en la región. Así se deriva de un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Guttmacher, que registra incluso un incremento en los últimos 20 años: de 40 abortos por cada 1.000 mujeres en 1994, se pasó a 44 en 2014, de acuerdo con la investigación publicada en mayo pasado por la revista científica The Lancet.
Pero Latinoamérica dista de ser homogénea en la materia. Las legislaciones correspondientes abarcan desde las que autorizan la interrupción del embarazo en las primeras 12 semanas, como en Cuba, Uruguay y Ciudad de México, hasta las que la prohíben por completo, como las de Nicaragua, El Salvador y Chile.
El Gobierno de Michelle Bachelet intenta llevar adelante una reforma para sacar a Chile del grupo de países más restrictivos en la materia, que este martes (06.09.2016) será votada en la Comisión de Salud del Senado, tras haber sido aprobada ya en la Cámara de Diputados. El proyecto de ley contempla la autorización del aborto en tres casos específicos: peligro para la vida de la madre, inviabilidad del feto y violación.
Una ley no basta
¿Tendría la aprobación de esta reforma en Chile alguna repercusión a nivel regional? No mucha, a juicio de Ingrid Spiller, directora regional para América Latina de la fundación alemana Heinrich Böll, cercana a Los Verdes. “Con lo que el Senado ojalá apruebe en Chile, solo se restablecería algo que en Chile ya existió desde los años 30 y que la dictadura militar eliminó, que es el llamado aborto terapéutico”, indica, subrayando que la mayoría de los Estados latinoamericanos cuenta ya con leyes que permiten el aborto en esos tres casos mencionados.
Pero la legislación es solo un aspecto de este delicado tema. Para prevenir abortos, se requiere educación sexual y acceso a métodos anticonceptivos. “Un aborto solo puede ser el último paso. Una regulación aislada sobre el aborto es mejor que nada, pero solo es la mitad del asunto”, opina Ingrid Spiller: “Tienen que ponerse a disposición los recursos correspondientes, para que las mujeres tengan la posibilidad de llevar a cabo un aborto seguro, sin peligro”.
Independientemente de los aspectos éticos o religiosos inherentes al tema, lo cierto es que el aborto constituye también un problema de salud pública. De acuerdo con la OMS, las complicaciones del aborto peligroso son la causa de un 13% de las muertes de embarazadas a nivel mundial.
¿Vuelta atrás?
No obstante, la polémica no amaina, tampoco en Chile, donde este fin de semana salieron a la calle miles de personas para rechazar el proyecto de ley de aborto. También en otros países de la región hay corrientes conservadoras que presionan incluso por dar marcha atrás en las legislaciones al respecto, según indica la analista de la fundación Heinrich Böll: “Nuestras oficinas nos informan continuamente que se viene una ola de retroceso, precisamente en el tema de los derechos sexuales y reproductivos. Por ejemplo, en Brasil, ahora más que nunca, tras el impeachment contra Dilma Rousseff”.
No es el único caso. En República Dominicana se aprobó en julio una reforma al código penal de 2014, que contemplaba tres causales de aborto, dejando ahora solo una sin penalización: el riesgo para la vida de la madre. Y en El Salvador, la dura legislación vigente, que no admite excepciones a la prohibición del aborto, parece no ser suficiente para la oposición conservadora: la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) solicitó al Congreso ampliar hasta 50 años de cárcel la pena máxima para el aborto.
Yasmín S. Portales: activista queer
Fundado en 2011, Proyecto Arcoiris es desde 2014 en la primera organización independiente cubana aceptada como miembro pleno por la Asociación Internacional de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA).
Imagen: Neysa Jordán
Feminista y queer
Llena de cicatrices, preguntas y críticas a "la lógica de la belleza y de la feminidad", o a "las dinámicas de subordinación" de la mujer en "los modelos familiares al uso", Yasmín se identifica como feminista "queer": defiende la idea de una sexualidad fluida, cambiante a lo largo de la vida: "En estética, en política y en sexualidad, muy poca gente cree lo mismo a los 20 que a los 45".
Imagen: Proyecto Arcoiris
Contra "nuestra rigidez mental"
"Con su velo, su piel quemada [en un accidente en la infancia], su inteligencia, su espíritu crítico, su humor ácido, la foto de su boda con Rogelio (ella con velo blanco de novia como Dios manda) colgada en ese mismo blog en el que se declara bisexual", Yasmín desafía "nuestra rigidez mental", escribe June Fernández, directora de la revista feminista Píkara Magazine.
Imagen: Neysa Jordán
Madre
La maternidad le llegó "como accidente", con un hijo "deseado pero no planificado", cuenta Yasmín. Y le "echó encima" todos los temas sobre los que había reflexionado: la asunción de que abandonaría su carrera, los prejuicios sobre el género del bebé, "cosas con las que sigo luchando cada día en la educación de mi hijo”, defendiéndolo o enfrentándolo, según sea el caso.
Imagen: Yasmín Silvia Portales
Investigadora
Yasmín integra el Grupo de Trabajo "Anticapitalismo y Sociabilidades Emergentes" del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO): "seguimos a los movimientos sociales en América Latina, campesinos, mujeres, organizaciones obreras". Este 2015, en Puerto Rico, se reunió con sus colegas en el XXIII Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA).
Imagen: Proyecto Arcoiris
Observatorio Crítico, desde adentro
Como muchos cubanos, "he jugado con la idea de emigrar", reconoce. Quizás por eso, "creo en el derecho de los cubanos y cubanas que han migrado a opinar sobre el destino del país”. Aunque "he decidido "intentar cambiar a Cuba desde dentro de Cuba", desde espacios como el Proyecto Arcoiris o la Red Observatorio Crítico, reunida en la foto en su “Foro Social” de 2011.
Imagen: Red Observatorio Crítico
Proyecto Arcoiris, miembro pleno
Fundado en 2011, Proyecto Arcoiris se convirtió, en 2014, en la primera organización independiente cubana aceptada como miembro pleno por la Asociación Internacional de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA). Tras pelear contra la exclusión de activistas independientes, Arcoiris asistió a la VI Conferencia Regional para América Latina y el Caribe (ILGA-LAC) en Varadero, Cuba.
Imagen: Proyecto Arcoiris
Con pañuelo
Para su hijab (que descubrió cubriéndose del sol intenso de cero latitud en Quito), Yasmín tiene dos razones. "La personal: no me gusta peinarme", ríe. "La política: soy feminista y me visto como me da la gana", zanja. Allí donde algunas mujeres son obligadas a usar o quitarse el pañuelo, "en nombre de la religión, el laicismo o la integración cultural", dice, "yo defiendo la elección".
Imagen: Proyecto Arcoiris
Besadas
Proyecto Arcoiris ha celebrado "Besadas por la Diversidad", en las que han reunido entre 20 y 50 personas, cerca de la Plaza de la Revolución, en 2012, en la Habana Vieja y en un parque de la central localidad de Sagua La Grande (foto), en 2014. "Un éxito en Cuba, sin acceso a los medios", apunta Yasmín, y "con un tema tabú como que los gays, lesbianas y trans vayan a tomarse el espacio público".
Imagen: Proyecto Arcoiris
Inclusión
Proyecto Arcoiris organiza también los "Motivitos LGBTQA", ideados por otra activista del grupo, explica Yasmín: Se trata de citas inclusivas en espacios públicos y privados, contra la exclusión clasista de mujeres lesbianas y trans afrodescendientes en los espacios de recreación LGBT, "que se han convertido en espacios muy caros".
Imagen: Proyecto Arcoiris
Visibilidad en espacios estatales
El primer curso de literatura LGBT cubana, organizado en 2014 por los poetas y críticos cubanos Victor Fowler y Norge Espinosa, miembro de Proyecto Arcoiris, concluyó con la publicación de materiales reflexivos sobre la presencia del homoerotismo en las artes cubanas en el número 38 de la revista de la Dirección Provincial de Cultura de La Habana, "Extramuros".
Imagen: Proyecto Arcoiris
Voluntariado internacional
En la Marcha del Orgullo Gay de Nueva York, en 2013, Yasmín controló el tráfico en la esquina de 14 y 5ta Ave: "el mejor trabajo voluntario de mi vida", dice. En el viaje de vuelta, "la Estación de Pennsilvania y el tren estaban llenos de gente con banderitas, pegatinas, pulovers, sombrillas. Nos hacíamos señas de complicidad, como si supiéramos de algo muy especial, y así era".
Imagen: Proyecto Arcoiris
Aprendizajes
Cerrando 2015, Yasmín asiste en Washington a un curso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos para la Sociedad Civil: está conociendo el funcionamiento de la CIDH, a funcionarios, relatores y activistas, asistiendo a audiencias y aprendiendo, "en primera fila, cómo se usa el mecanismo y cómo responden los Estados".