1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Libia y el problema de los combatientes extranjeros

Cathrin Saer
7 de diciembre de 2020

¿Podrán las recientes conversaciones que fijaron una fecha para las próximas elecciones derivar en la expulsión de las peligrosas fuerzas internacionales presentes en el conflicto libio?

Imagen: Hazem Turkia/AA/picture alliance

Durante la última ronda de conversaciones sobre Libia, la representante de Naciones Unidas, Stephanie Williams, advirtió sobre el peligro que supone la presencia de 20.000 combatientes extranjeros en el país y las 10 bases militares ocupadas por ellos.

"Uno podría pensar que estos extranjeros están acá como invitados, pero en verdad están ocupando la casa”, dijo Williams a los 75 participantes en la segunda ronda del Foro de Diálogo Político Libio el 2 de diciembre, que tuvo lugar de manera remota. "Están llenando de armas un país que ya no necesita más armas”, dijo la diplomática, que encabeza la misión de la ONU en Libia. "Ellos no están en Libia por ustedes los libios, están en Libia por ellos mismos. Ahora hay una grave crisis por la presencia extranjera”, agregó.

Los combatientes de los que hablaba Williams vienen de Siria, Sudán, Chad y Rusia, y están allí a instancias de actores internacionales, que incluyen a Turquía, Egipto, Rusia, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, todos los cuales tienen sus intereses propios en Libia, apoyando a una de las dos facciones rivales que buscan controlar el país.

Stephanie Williams.Imagen: Fethi Belaid/AFP

Los mercenarios extranjeros están sobre el terreno a pesar de que los participantes en la Conferencia sobre Libia llevada a cabo en enero de 2020 en Berlín se habían comprometido a aplicar un embargo de armas y, como señalaba el comunicado conjunto emitido tras el encuentro, abstenerse de "intervenir en el conflicto armado o en los asuntos internos de Libia”. Eso obviamente no ha sucedido. Sin embargo, también ha habido noticias positivas. El cese de las hostilidades alcanzado entre los dos principales grupos en liza en octubre parece estarse cumpliendo. Desde la caída del dictador Muammar Gaddafi en 2011, dos facciones rivales han luchado para gobernar Libia: una es liderada por Fayez al-Sarraj, un arquitecto y líder del Gobierno de Unidad Nacional reconocido por la ONU y con asiento en Trípoli. La otra es encabezada por el comandante rebelde Khalifa Haftar, cuyo Ejército Nacional Libio controlaba, hasta hace poco, buena parte del país. Haftar cuenta con el respaldo de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Egipto y Rusia. Al-Sarraj es apoyado por Turquía, Qatar e Italia.

"Intereses en Libia”

Las conversaciones encabezadas por la ONU en Túnez en noviembre dieron como resultado un acuerdo para realizar elecciones en diciembre de 2021. ¿Significará este paso que finalmente, tras seis años de continua guerra y cerca de una década de conflicto armado, el país se acercará a la paz, o al menos a una resolución pacífica de las diferencias entre las facciones internas y las influencias externas?

Desgraciadamente no, dice Tarek Megerisi, miembro del Consejo Europeo de Asuntos Exteriores, quien ha estudiado el conflicto. "Desde afuera, la situación de Libia no parece tan mala, especialmente si la comparamos con lugares como Siria”, dice a DW. "Pero se trata de un ciclo de permanente deterioro”, explica.

Reunión sobre Libia realizada en enero de 2020 en Berlín.Imagen: Mikhail Metzel/TASS/dpa/picture alliance

Una guerra civil total es poco probable, pero, dice Megerisi, "eso no significa que habrá paz”. En las varias reuniones que han sostenido, las partes en conflicto han alcanzado acuerdos generales sobre temas políticos, dice el experto, "pero todo se derrumba cuando se empiezan a discutir los asuntos operacionales”. 

El especialista, que trabajó en Libia entre 2012 y 2014, concuerda con Williams en que la presencia de los combatientes extranjeros es un problema. Pero más problemáticos son los países que respaldan a esos mercenarios, estima él, porque "tienen intereses muy particulares en Libia”. "Esto frena la búsqueda de soluciones porque éstas deben agradar a esos países. En el caso de Rusia, en particular, su interés es mantener a las partes divididas. ¿Cómo lidiar con eso?”, se pregunta.

La influencia del petróleo

Tim Eaton, investigador del Chatham House y autor de un reporte sobre la evolución de la economía durante la guerra libia, no es tan pesimista. A fines de noviembre, la Corporación Nacional del Petróleo de Libia anunció que retendrá los fondos por la venta del crudo y no los entregará al Banco Central hasta que haya una solución política del conflicto.

Fayez Al-Sarraj.Imagen: Media Office of the Prime Minister/Handout/Reuters

"El vaso medio lleno es que esto, es una oportunidad para sacar a Libia de su statu quo”, dice Eaton. Siempre ha sido difícil encontrar formas de motivar a los actores regionales para resolver sus diferencias. "¿Podrá esta combinación de emergencia y proceso político generar la oportunidad para mover la aguja?”, se pregunta.

Por otro lado, dice Eaton, la emergencia financiera podría hacer que los libios que sientan amenazados sus intereses se vuelvan renuentes a las negociaciones. Y no se trata solo de dinero, agrega el investigador: acá hay que considerar los intereses internacionales en juego, así como el hecho de que la Corporación Nacional del Petróleo encabeza al país en el rescate.

"El momento en el que nos encontramos, donde una corporación nacional está tratando de impulsar el proceso político, muestra el alcance de la disfuncionalidad del sistema", expresa el experto. "Los controles que existían en Libia están erosionados. Ese es el resultado de una fragmentación de largo plazo. Así que creo que no está claro hacia dónde vamos en estos momentos”. (dz/er)

 

Ir a la siguiente sección Descubra más
Ir a la siguiente sección Tema del día DW

Tema del día DW

Ir a la siguiente sección Más de DW