La histórica cumbre por el "brexit" ha terminado, el tratado de divorcio entre el Reino Unido y la UE sigue en pie. Pero los problemas no se resuelven. Solo hay perdedores hasta el momento, dice Bernd Riegert.
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No deja de sorprender con qué tranquilidad la primera ministra británica trata de tonta a su gente. Después de la cumbre de Bruselas, el "brexit" fue aprobado en un estado de ánimo digno de un funeral. El contrato laboriosamente negociado debe ser presentado por Theresa May ante las cámaras legislativas británicas. Antes alegaba que su país tendría un futuro dorado, pero ahora puede quedar fuera de los acuerdos comerciales a los que pertenece la UE con el resto del mundo. Además, se establecerá un nuevo control en la inmigración que ya no estará bajo el control del Tribunal Europeo. Esto es un disparate, porque el acuerdo de divorcio estipula que nada cambiará en ese sentido entre el Reino Unido y la UE, por lo menos hasta finales de 2020, tal vez incluso un año o dos después de esa fecha.
Mientras los británicos sigan siendo parte del mercado interior de la UE, se mantendrá la libre circulación de los ciudadanos de la UE y la aplicación de la jurisprudencia correspondiente al Tribunal de Justicia Europeo en Luxemburgo. El Reino Unido continuará pagando sus cuotas de membresía durante este tiempo, pero a los británicos ya no se les permite opinar. Ya no estarán representados en el Consejo de Ministros y tampoco en el Parlamento Europeo. La promesa de "tomar el control", que apunta a recuperar el manejo de sus propios asuntos, esa promesa de los defensores del "brexit" antes del referéndum, no se concretará.
No está claro si algo va a cambiar después del período de transición. Porque sólo si se logra cerrar un nuevo acuerdo sobre las relaciones con la UE a finales de 2020, el Reino Unido terminaría su relación con la comunidad europea de la forma soñada. Si no, permanecerá en una poco ventajosa unión aduanera con la UE.
¿A dónde ir?
Los problemas sobre el nuevo estatus que tendrá Gran Bretaña y la frontera que se aplicará en la isla irlandesa solo se han pospuesto. Las soluciones reales no contienen la "explicación política" de los británicos y del resto de los europeos. En el mejor de los casos, esta es una larga lista de deseos que abarca todos los campos posibles de la cooperación. Así que la pregunta que se debe hacer es qué resultado queda después de todo este circo del "brexit". Tal como está establecida, la salida de Gran Bretaña no tiene grandes beneficios ni para el Reino Unido ni para la UE. Es cierto lo que dijo el primer ministro holandés, Mark Rutte, después de la histórica cumbre: "¡Todos pierden, nadie gana!"
La primera ministra Theresa May no se aferra a la realidad, sino que promete a los votantes británicos las bendiciones del cielo, al igual que lo hicieron durante la campaña los líderes de "Vote Leave”. Ella quiere cerrar el trato de forma obstinada. Las perspectivas son malas. Si gana la votación, probablemente pierda la tolerancia del Partido Unionista de Irlanda del Norte y no pueda seguir gobernando. Si pierde el voto, probablemente tendría que renunciar o ser expulsada de su cargo por su partido. May cayó en la trampa del "brexit". Incluso un posible sucesor o sucesora no saldría tan fácilmente de esto.
¿Dónde están los millones?
La alternativa al acuerdo de divorcio de hoy se llama "brexit" duro para marzo de 2019, sin ningún período de transición. El caos sería inevitable, sin rastro de "futuro dorado". Incluso los rendimientos financieros serían más malos aún en ese escenario. Reino Unido ha pagado alrededor de seis mil millones de euros después de deducir todos los reembolsos en los fondos comunes de la UE. Este dinero se duplica y se triplica por las promesas espeluznantes de los defensores del "brexit" y de la primera ministra May. La promesa de transferir 394 millones de euros al servicio público de salud cada semana se transformarían en 20 mil millones de euros al año. Y en esos montos no se consideran nuevos aportes para los productores agrícolas, que también correrán ahora por cuenta del erario británico.
No solo el lado británico, sino también el de la Unión Europea, han hecho a un lado los problemas que traerá la salida del tercer mayor contribuyente de la comunidad. Poco después de las negociaciones presupuestarias para el período posterior a 2021, debería mostrarse quién va a tapar el hoyo financiero del "brexit" y quién va a pagar eso a partir de ahora. Con los "trucos diplomáticos" que la canciller Angela Merkel ha elogiado tanto ya no será suficiente. Para eso se necesita un euro duro y voluntad política.
Autor: Bernd Riegert (MN/FEW)
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Estos son los protagonistas del "brexit"
Reino Unido está abandonando la UE. ¿Quiénes son los protagonistas de este drama? Acá revisamos a los involucrados en este desordenado divorcio.
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La líder dubitativa: Theresa May
Theresa May se convirtió en primera ministra luego de que David Cameron renunciara al cargo tras la votación del "brexit", en junio de 2016. Desde entonces, May ha intentado determinar qué tipo de "brexit" quiere su Gobierno. La línea más dura del Partido Conservador busca una salida a toda costa. Otros prefieren mantenerse cerca del bloque. La UE ha rechazado muchas de las exigencias de May.
El líder laborista no juega ningún rol en las conversaciones sobre el "brexit", pero es influyente en su condición de jefe del principal partido opositor. Los laboristas han presionado al Gobierno, que tiene ligera mayoría en el Parlamento, para obtener un "brexit" suave. Pero la actitud de Corbyn ha sido tibia. En 1975, el izquierdista votó por la salida de Reino Unido de la Comunidad Europea.
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El enemigo bullicioso: Boris Johnson
Los dos turbulentos años de Boris Johnson como ministro de Exteriores llegaron a su fin el 9 de julio de 2018. El conservador había sido uno de los principales rostros de la campaña por salir de la UE y siempre desaprobó la propuesta de "brexit suave" de May, señalando que lo mejor era un quiebre total con la UE. En su día, fue el segundo miembro del gabinete en renunciar en 24 horas.
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El alegre exdelegado: David Davis
David Davis encabezó el Departamento Británico para la Salida de la UE y fue jefe negociador de su país hasta que dejó su puesto, el 8 de julio, 24 horas antes de que Downing Street anunciara también la salida de Boris Johnson. Davis se había opuesto durante años a la UE y por ello se le otorgó el cargo. Estuvo en varias rondas de negociaciones con su contraparte de la UE, Michel Barnier.
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Tras los pasos de Davis: Dominic Raab
Tras la renuncia de David Davis, Theresa May convocó al euroescéptico Dominic Raab. Este legislador pro "brexit", había ejercido antes como jefe de personal de Davis. Previamente, había trabajado para un negociador palestino en el proceso de paz de Oslo, además de desempeñarse como abogado internacional en Bruselas. El 15 de noviembre, también Raab renunció al cargo.
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El diplomático del cambio: Jeremy Hunt
Jeremy Hunt fue el encargado de Salud del Reino Unido hasta que reemplazó a Johnson como titular de Exteriores, en julio de 2018. El político, de 51 años, había apoyado la permanencia en la UE, pero dijo en 2017 que había cambiado de opinión en respuesta a la "arrogancia de la Comisión Europea" en las conversaciones sobre el "brexit". Se ha comprometido a lograr "un gran acuerdo" para Reino Unido.
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El duro: Nigel Farage
Nigel Farage fue el líder del Partido de la Independencia del Reino Unido ((UKIP) hasta julio de 2016. En su rol, ayudó a presionar al entonces premier David Cameron para que llamara a un referéndum sobre el "brexit". Fue un activista en la campaña por dejar la UE, y todavía tiene cierta influencia en las conversaciones debido a su enorme popularidad entre los que apoyan el "brexit".
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El hombre de las finanzas: Arron Banks
El empresario Arron Banks es amigo de Farage y donó una cantidad de dinero importante al antiguo líder de UKIP, llegando a convertirse en el mayor financista del movimiento por la salida de la UE. Tuvo varias reuniones con autoridades rusas antes del referéndum, pero ha rechazado acusaciones de haberse coludido con Rusia de cara al "brexit", calificando las denuncias como una "cacería de brujas".
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Los jefes europeos: Jean-Claude Juncker y Donald Tusk
Los presidentes de la Comisión Europea (Juncker) y del Consejo Europeo (Tusk) son los cargos más importantes dentro del bloque. Juncker dirige el Ejecutivo. Tusk representa a los 27 gobiernos de la UE. Y ambos han liderado la posición de Bruselas en las negociaciones. Lo que diga Tusk es muy importante: sus 27 jefes -y no la Comisión- son los que votarán el acuerdo que se alcance con Londres.
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El europeísta acérrimo: Michel Barnier
Desde que fue nombrado negociador principal para el "brexit", en octubre de 2016, el exministro de Exteriores de Francia y comisionado europeo se ha convertido en un nombre familiar en la UE. Pese a su prominencia, Barnier tiene un margen de acción limitado. Su función es seguir las estrictas directrices que imponen los 27 e informar periódicamente de los avances en las conversaciones.
Imagen: Reuters/Y. Herman
El vigilante inquieto: Leo Varadkar
El premier irlandés ha sido uno de los líderes más importantes durante las negociaciones. Reino Unido ha dicho que abandonará la unión aduanera y el mercado único de la UE. Eso significa que Irlanda, miembro de la UE, podría reinstalar controles aduaneros en la frontera con Irlanda del Norte, una región británica. Pero Varadkar ha dicho que el regreso de una "frontera dura" no es aceptable.
Los líderes de los 27 gobiernos de la UE han dirigido las negociaciones. Han acordado los lineamientos generales que deben encauzar el camino del jefe negociador Barnier, y han ayudado a crear una posición común que debe ser coordinada por Tusk y Juncker. Cada gobierno puede, además, influir en el resultado final, pues el acuerdo debe ser aprobado por unanimidad.