Bolivia decidió cancelar un proyecto de litio planeado conjuntamente con Alemania. Las empresas alemanas involucradas se muestran sorprendidas y esperan una explicación.
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"El lunes, a las seis y media de la mañana, escuché por la radio que el proyecto había sido cancelado. No lo pude creer", dijo Wolfgang Schmutz al semanario alemán Spiegel. Schmutz es el director general de ACISA, una empresa alemana con sede en el estado federado de Baden-Wurtemberg.
Junto con la empresa estatal boliviana Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), Wolfgang Schmutz había firmado un contrato para el establecimiento de una empresa conjunta, en diciembre de 2018, en presencia del Ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, con el fin de asegurar a Alemania un acceso directo a las mayores reservas de litio del mundo en el Potosí boliviano.
En el salar de Uyuni, el desierto de sal más grande del mundo se encuentra el "oro blanco": el litio. Es un elemento químico necesario para las baterías de los coches eléctricos y, por lo tanto, tiene una gran importancia estratégica para la industria automovilística alemana.
Pero el lunes de esta semana (4.11.2019) llegó la mala noticia. En Bolivia, sacudida por protestas en contra del Gobierno, el presidente, Evo Morales, presuntamente había firmado dos días antes un decreto que ponía fin a la empresa conjunta germano-boliviana para la explotación del litio, según medios locales en Bolivia.
Protestas de comunidades locales
En una carta al Ministerio alemán de Economía del miércoles (06.11.2019), que está en manos de DW, la empresa ACISA habla de una "sorpresa" y de que no había recibido ninguna notificación oficial desde Bolivia sobre la cancelación del proyecto. Según la carta, la empresa alemana continuaría "trabajando en el proyecto según lo acordado". Sobre la crisis en Bolivia, se dice en la carta, firmada por Wolfgang Schmutz: "Estamos seguros de que nuestro proyecto de litio podrá continuar después de una fase de pacificación y clarificación política".
Sin embargo, la comunicación entre los socios en Bolivia y Alemania parece estar todavía perturbada hacia el final de esta semana. A petición escrita de DW, ACISA aclara este viernes por la tarde (8.11.2019) en un correo electrónico dirigido a DW: "Hemos pedido aclaraciones a nuestros socios bolivianos, pero aún no hemos recibido respuesta".
Para Heiner Marx, director general de la empresa alemana K-UTEC, a la que ACISA encargó la planificación y construcción de la planta en Bolivia, la situación es insostenible: "El Señor Schmutz me dijo el miércoles (06.11) que todavía no había recibido un aviso oficial por parte de los bolivianos sobre la cancelación del proyecto de litio. Pero se trata de una empresa conjunta con socios bolivianos. ¿Cómo es posible? El director general es boliviano".
Por otra parte, el decreto de derogación del Gobierno boliviano ha sido publicado el lunes en el sitio web de la Gaceta Oficial del Estado de Bolivia. Se trata del Decreto 4070, que la embajada de Bolivia en Berlín proporcionó, sin problemas, por correo electrónico.
Además, la embajada boliviana aclaró que "las razones detrás de esta decisión recaen en un escenario de conflictos entre el nivel nacional e intereses de orden local relacionados a la política de industrialización de los recursos evaporíticos y está estrictamente orientada a evitar mayores convulsiones de orden social".
"Se trata del famoso tres por ciento", exclama el jefe de la empresa K-UTEC. "Las comunidades locales en Bolivia deben obtener un porcentaje de las ganancias de la explotación del litio. Al parecer se les ha ofrecido un tres por ciento. Pero nosotros sabemos de nuestros proyectos en Chile y Argentina que la población local recibe ahí entre un ocho y un diez por ciento. En mi opinión, esto sería lo justificado".
Heiner Marx no puede entender por qué las comunidades bolivianas deberían recibir solo un tres por ciento. "Los pueblos indígenas de Argentina, Chile o Bolivia se intercambian más allá de las fronteras nacionales. Ellos saben exactamente lo que reciben los demás", afirma Marx. "Las condiciones en Bolivia deberían ser las mismas que en Chile y Argentina", según el empresario alemán. Según él, la parte alemana de la empresa conjunta no tiene ninguna influencia sobre ese porcentaje del que se debería beneficiar la población local.
El tres por ciento es decisión de los bolivianos, no de los alemanes
La oficina de prensa de la empresa ACASI añade en su correo electrónico: "Este es un esquema de participación en los beneficios establecido por el Gobierno boliviano para todas las regiones en las que se llevan a cabo actividades mineras. Nosotros no podemos y no debemos interferir en esto porque se trata de asuntos internos de Bolivia".
Heiner Marx se expresa de manera más directa: "Entendemos las demandas de las comunidades locales. Y el señor Schmutz lo ve de la misma manera".
Para el jefe de la empresa K-UTEC, las ventajas que Bolivia habría obtenido de este proyecto son obvias: "Nosotros facilitamos una transferencia de tecnología y creamos cientos de empleos primarios y miles de empleos secundarios. ACISA está respaldada por la industria automotriz alemana y el Gobierno alemán. Una mejor ayuda al desarrollo casi no es posible. No me parece una buena decisión rechazar esta oportunidad", dice Heiner Marx. Marx sigue apostando por el diálogo: "Hay que hablar y negociar de manera transparente, de ese modo se encuentran también soluciones".
(cp)
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La diversidad de los pueblos indígenas en América Latina
Según datos de UNICEF, en América Latina existen actualmente 522 pueblos indígenas. México, Bolivia, Guatemala Perú y Colombia aglutinan el 87% de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe.
Imagen: Christopher Pillitz
Amazonia, fuente de diversidad
Según el Atlas Sociolingüístico de Pueblos Indígenas en América Latina de UNICEF, la Amazonia es la región con mayor diversidad de pueblos indígenas (316 grupos), seguida por Mesoamérica, la cuenca del Orinoco, los Andes y la región del Chaco. Brasil (foto) es el país con más diversidad de pueblos indígenas con un total de 241. Colombia es el segundo con (83), seguido por México (67) y Perú (43).
Imagen: DW/T. Fischermann
Diversidad de pueblos y lenguas
Cinco pueblos agrupan varios millones de personas: Quechua (foto), Nahua, Aymara, Maya yucateco y Ki'che; y seis aglutinan entre medio y un millón de habitantes: Mapuche, Maya q'eqchí, Kaqchikel, Mam, Mixteco y Otomí. Cerca de una quinta parte de los pueblos indígenas perdió su idioma nativo en las últimas décadas. De 313 idiomas indígenas, el 76% es hablado por menos de 10.000 personas.
Imagen: picture-alliance/Robert Hardin
Cada vez más urbanos
Aunque más del 60% de la población indígena de Brasil, Colombia, Ecuador, Honduras y Panamá todavía vive en zonas rurales, más del 40% de la de El Salvador, México y Perú reside en áreas urbanas. En Chile (foto) y Venezuela, la población que vive en ciudades supera el 60% del total. Éstos tienen 1,5 veces más acceso a electricidad y 1,7 veces más acceso a agua corriente que los de zonas rurales.
Imagen: Rosario Carmona
Conviviendo con la pobreza
Según un informe del Banco Mundial, la pobreza afecta al 43% de los hogares indígenas, más del doble de la proporción de no indígenas. El 24% de todos los hogares indígenas vive en condiciones de pobreza extrema, es decir 2,7 veces más que la proporción de hogares no indígenas. En 2011, en Guatemala, tres de cada cuatro habitantes de zonas con pobreza crónica pertenecían a un hogar indígena.
Imagen: picture-alliance/Demotix
Educación superior: un privilegio para muy pocos
El reporte del Banco Mundial 'Latinoamérica indígena en el siglo XXI' apunta que la finalización de estudios primarios entre indígenas urbanos es 1,6
veces mayor que entre los que habitan en zonas rurales, mientras que los que terminan la educación secundaria es 3,6 veces mayor y los que cursan estudios superiores es 7,7 veces mayor. El acceso a la universidad es un privilegio para muy pocos.
Imagen: Uskam Camey
Brecha digital: exclusión social
A pesar de la aparente familiaridad de este miembro de la tribu Kayapó (Brasil) con la tecnología, los miembros de pueblos indígenas no se han beneficiado de su masificación. Estos tienen cuatro veces menos acceso a internet que los no indígenas en Bolivia y seis veces menos acceso en Ecuador. Asimismo, los indígenas tienen la mitad de acceso a un computador que los no indígenas en Bolivia.
Imagen: AP
Implicados en la vida política
Los pueblos indígenas participan activamente en la vida política de sus comunidades, ya sea a través de parlamentos locales o nacionales, en los municipios o a nivel estatal. Sus líderes están involucrados en partidos políticos nacionales o han creado sus propios partidos. Así, existen partidos indígenas muy influyentes en Bolivia y Ecuador, pero también en Venezuela, Colombia y Nicaragua.
Imagen: Reuters/J. L. Plata
Empoderamiento ciudadano
Con una población de más de 800.000 habitantes, principalmente de origen aymara (foto), El Alto (Bolivia), comenzó a organizarse en juntas vecinales. A través de éstas, exigieron tener acceso a sus propios recursos financieros y ejercer control sobre ellos. Las Juntas se crearon con el objetivo de que éstas planificaran, financiaran y construyeran infraestructura básica y proporcionaran servicios.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/BOLIVIAN INFORMATION AGENCY
Protección vulnerada
Cerca del 45% de cuenca del Amazonas está protegida en el marco de diversas formas legales. A pesar de que 15 de los 22 países de la región han ratificado el Convenio Nr. 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a menudo se vulnera el proceso de Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) que pretende garantizar su participación en cambios que pueden afectar su estilo de vida.
Imagen: Survival International
Indígenas en el punto de mira
Los representantes de pueblos indígenas son víctimas de criminalización y hostigamiento y suelen sufrir amenazas, violencia e incluso la muerte al posicionarse en contra de la instalación de grandes infraestructuras en su territorio. En la fotografía, miembros de las comunidades indígenas en contra del proyecto hidroeléctrico Las Cruces, ubicado en el río San Pedro Mezquital, en Nayarit (México).
Imagen: AIDA/C. Thompson
Minería: fuente de conflictos
La minería también es una amenaza para los pueblos indígenas y provoca migraciones y conflictos. Se calcula que una quinta parte de la cuenca amazónica tiene potencial minero: 1,6 millones de kilómetros cuadrados, 20% de los cuales están en tierras indígenas. La extracción ilegal de oro también se ha propagado en la región, provocando deforestación, contaminación de los ríos y violencia.
Imagen: Jorge Mario Ramírez López
Defendiendo el territorio
Los Munduruku (foto), que cuentan con una población de entre 12.000 y 15.000 personas que viven en la orilla del río Tapajós, en los estados de Pará, Amazonas y Mato Grosso (Brasil), sufren el peligro de ambas actividades. Durante tres siglos, han tratado de demarcar oficialmente su territorio, una área de 178.000 hectáreas amenazado por actividades de extracción y proyectos hidroeléctricos.
Imagen: DW/N. Pontes
Socios clave en la lucha contra el cambio climático
El reconocimiento y la protección de los territorios indígenas es una estrategia eficaz para prevenir la deforestación y combatir el cambio climático. Entre 2000 y 2012, la deforestación en la Amazonia brasileña fue de 0,6% dentro de los territorios indígenas protegidos legalmente, mientras que fuera llegó al 7%, lo que produjo 27 veces más emisiones de dióxido de carbono.
Imagen: Ádon Bicalho/IPAM
Los grandes desconocidos
Algunas comunidades indígenas siguen negándose a tener contacto con el mundo exterior y viven en áreas aisladas, usando lanzas y dardos envenenados para cazar monos y aves. Es el caso de los Waorani (foto) que viven en la selva amazónica, en Ecuador. En las últimas décadas, muchos de ellos han pasado de vivir como cazadores a asentarse en el Parque Nacional Yasuní.
Imagen: AP
Contacto mortal
Lamentablemente algunos de los que han sido contactados han sufrido las consecuencias. Los indígenas matsés o “mayorunas” que viven en la ribera del río Yaquerana, en la frontera entre Brasil y Perú, conocidos como “el pueblo del jaguar" (foto) fueron contactados por primera vez en 1969. A raíz de este encuentro muchos murieron por enfermedades como tuberculosis y hepatitis.