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Litio en Sudamérica: ¿riqueza bien aprovechada?

Victoria Dannemann15 de enero de 2014

El triángulo comprendido entre Bolivia, Chile y Argentina, es comparado con Arabia Saudita y al litio se lo denomina oro blanco. Ante la efervescencia que produce su abundancia, expertos aconsejan darle valor agregado.

Lithium in Südamerika
Imagen: Robert Sieland

Los pronósticos anuncian que las fuentes de petróleo se podrían agotar en unos 40 años y el litio aparece como uno de sus sustitutos. Al menos en el área del transporte. Las baterías de litio no sólo están presentes en celulares y computadores, sino que también en los autos eléctricos. Este auspicioso mercado está impulsando el desarrollo de una cadena de extracción, producción, investigación y tecnología que puede representar un salto revolucionario.

Las expectativas son especialmente altas en el llamado triángulo del litio: Argentina, Chile y Bolivia concentran cerca del 80% de las reservas mundiales de esta materia prima. “La consultora Signum BOX ha informado que la demanda de litio se triplicará para 2025. El precio se ha más que duplicado en la última década, siendo el precio de la tonelada de carbonato de litio de unos US$6.500”, explica el argentino Alejandro Colombo, analista de la iniciativa Panorama Minero.

En el norte de Argentina hay dos centros productivos –en el Salar de Hombre Muerto y en el Salar del Rincón- y numerosos proyectos se encuentran en desarrollo. “Los planes para esta industria son amplios: un proyecto de litio entra en producción en forma más rápida que una mina de oro o cobre”, agrega el experto.

Bolivia, en tanto, cuenta con el Salar de Uyuni, el mayor yacimiento del mundo, pero uno de los obstáculos es que el litio está bastante mezclado con magnesio, lo que encarece el proceso.

Chile es actualmente el mayor productor mundial de litio. El Salar de Atacama cuenta con una alta concentración de este producto y condiciones climáticas óptimas para la extracción. Sin embargo, restricciones legales que ponen trabas a las concesiones podrían hacer que pierda su sitial.

“Bolivia tiene muchos discursos y no hace casi nada con todos sus recursos. Argentina es más pragmático aunque los problemas propios hacen difícil la inversión a largo plazo. En todo caso, estos últimos tienen una visión ganadora y pueden dar sorpresas”, comenta el ingeniero chileno Jaime Alée, director del Centro de Innovación del Litio.

¿Riqueza sobrevalorada?


La abundancia del recurso y las expectativas de una creciente demanda han generado efervescencia. “En estos momentos la demanda de litio es todavía baja y hay muchos productores, no sólo en Sudamérica, también en China, por lo que el precio se mantiene relativamente bajo”, explica Robert Sieland, geoecólogo de la Universidad Técnica de Freiberg, quien ha trabajado en investigación en el Salar de Uyuni.

Los expertos son cautelosos. “El litio es un material muy barato y abundante. El mercado mundial al 2015 no superará los US 1.000 Millones. Ello en comparación con el cobre, por ejemplo, representa menos del 5% de las exportaciones de cobre solo de Chile”, apunta Jaime Alée. Asimismo, cree que “la analogía con el petróleo no es justa, ya que una vez insertado en la química de la batería dura miles de cargas, hasta que muera la batería, a diferencia del petróleo que es un combustible y debe renovarse continuamente”. El verdadero valor está en la batería –y toda la tecnología puesta en ella- más que en el litio mismo.

El excesivo triunfalismo puede jugar en contra de los países productores. “El principal obstáculo es creer que se tiene una mina de oro y dibujar un futuro en ese paradigma, siendo un recurso menor y abundante en el mundo. Las reservas de litio hoy podrían abastecer mil años de demanda, mucho más que todos los otros materiales en explotación”, indica Alée.

Buscando valor agregado


El desafío actual para estos países es ir más allá de la simple extracción. “Es muy evidente que falta una industria asociada al desarrollo del valor agregado. Me parece que existe un cierto grado de confort , propio de la época agrícola, donde explotar recursos naturales produce dinero fácil y abundante”, dice Jaime Alée.

En triángulo del litio, comprendido entre Bolivia y el norte de Chile y Argentina, concentra el 80% de las reservas de mundiales de esta materia prima.Imagen: Robert Sieland

Buscando cambiar este paradigma, la Universidad de Chile creó el Centro de Innovación del Litio junto a empresas privadas –una de ellas Chemetall, con sede en Alemania-, un centro de investigación y desarrollo en torno a las baterías de Ion-Litio. La idea es aportar valor agregado a la materia prima, contribuyendo al desarrollo de la industria. En Argentina también están surgiendo planes de desarrollo en este sentido y en Bolivia se ha hablado de cooperación con Corea.

Pero todo depende de la capacidad de hacer investigación. La cooperación internacional con instituciones de extranjeras puede ayudarlos a dar el salto. Japón, Corea, China, Estados Unidos y Alemania son los mayores compradores de litio del mundo, países donde también se desarrolla investigación e industria asociada a este producto.

Robert Sieland opina que “el litio para Alemania es muy importante, porque el desarrollo de la electromovilidad requiere de litio. Pero hay diferentes opiniones, algunas que dicen que otras tecnologías podrían superarlo”. Aún no está claro cuántos autos eléctricos serán construidos en el futuro y qué nuevas tecnologías podrían incorporar, como por ejemplo baterías a base de hidrógeno en vez de litio.

Entre la euforia y las interrogantes, los países productores de litio buscan asegurar su participación en el mercado. El próximo 9 y 10 de abril se realizará en Catamarca, Argentina, la tercera edición del seminario internacional “Litio en Sudamérica”, que organiza la iniciativa Panorama Minero. Analistas, empresas, proveedores y científicos se reunirán para confrontar sus puntos de vista y visualizar el futuro de esta industria.

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