"Llorando con las luces apagadas": la vida como tenista
1 de julio de 2025
Noah Rubin supo en qué momento había llegado al límite de su agotamiento.
Desde el subidón que supuso ganar el título junior de Wimbledon en 2014 y un exitoso primer año como tenista profesional, en 2018, el estadounidense sentía que su carrera iba en espiral descendente. Sentado solo en la habitación de un hotel español, acababa de quedar fuera de un torneo Challenger de menor nivel en las rondas clasificatorias, perdiendo ante un rival al que debería haber vencido.
"Estaba llorando histéricamente solo, con todas las luces apagadas", cuenta Rubin a DW. "Me quedé en plan: '¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Hay verdadera felicidad y estabilidad en este deporte? Y creo que llegué a la respuesta de: 'No, no la hay'".
La historia de Rubin es la regla más que la excepción en el tenis, que se percibe como un deporte glamoroso y lucrativo. La realidad, sin embargo, suele ser la contraria.
Cada año, cientos de jugadores "dejan todo" en el circuito profesional, viajando de torneo en torneo mientras luchan por llegar a fin de mes. Muchos ni siquiera ganan premios suficientes para compensar sus gastos.
"Se acaba con ansiedad y depresión", dice Rubin. "Qué oscuro es viajar solo a lugares desconocidos, intentando encontrar cualquier medio de felicidad o consuelo, sabiendo que estás a punto de saltar a esa pista y no solo tienes que ganar un partido, sino que tienes que esforzarte".
El grupo de Djokovic demanda mejoras salariales
En Wimbledon, uno de los cuatro torneos de Grand Slam del tenis, los campeones masculino y femenino se embolsarán este año 3 millones de libras esterlinas (3,52 millones de euros, 4,12 millones de dólares) en premios. Incluso un jugador que pierda en primera ronda se llevará a casa 66.000 libras.
Sin embargo, fuera de estos grandes torneos, las posibilidades son mucho menores.
"Si no lo haces bien en un Grand Slam, no ganas dinero", afirma Rubin, que alcanzó el número 125 del mundo antes de retirarse el año pasado.
La escasa remuneración de los jugadores es una de las razones por las que la Asociación de Tenistas Profesionales (PTPA), un grupo independiente, ha demandado a los órganos rectores del tenis. La organización, cofundada por Novak Djokovic, quiere cambiar por completo el funcionamiento de este deporte.
Según la PTPA, el 70 % de los 1.000 mejores jugadores y jugadoras del mundo ganan menos de 50.000 dólares al año en premios; el 80 % de ese grupo gana menos de lo que les cuesta su temporada.
La PTPA argumenta que los jugadores deberían recibir una parte mayor de los ingresos de los torneos, alegando que actualmente sólo reciben alrededor del 17 % del pastel. En la NBA y la NHL de Estados Unidos, por ejemplo, los jugadores de básquet y hockey sobre hielo reciben la mitad de los ingresos de sus ligas.
Los jugadores, librados a su suerte
A diferencia de sus homólogos en las principales ligas deportivas estadounidenses, cuyos salarios se negocian mediante convenio colectivo, los tenistas profesionales son, en la práctica, trabajadores autónomos, que cobran en función de su rendimiento y deben correr con sus propios gastos, entre los que están los vuelos, el alojamiento y los sueldos de su equipo de apoyo.
Rubin calcula que el coste de contratar a un entrenador y un fisioterapeuta puede ascender a 5.000 dólares semanales. A veces, para ahorrar dinero, la tentación es prescindir de ellos.
"Cuando tienes unas semanas malas, piensas: ¿Qué estoy pagando?", dice el jugador de 29 años. "No es un ataque personal al entrenador con el que estás. Estoy perdiendo y encima estoy perdiendo dinero con él".
"Luchas continuamente esta batalla cuesta arriba del sistema de clasificación. Es agotador. Y encima tienes que lidiar con las lesiones, con las finanzas y con los viajes que tienes que hacer".
La PTPA quiere un "cambio real y duradero"
La demanda de la PTPA, que se presentó en marzo de 2025, acusaba a los órganos rectores del tenis, entre otras cosas, de trabajar como un "cártel" para mantener bajos los ingresos de los jugadores.
"Ahora mismo estamos tomando esta amarga medicina que todos esperábamos evitar, pero las cosas no cambiaban", explica Ahmad Nassar, de la PTPA. "Creemos que esto será un catalizador para un cambio real y duradero, no solo en los próximos años, sino a largo plazo".
Los circuitos ATP y WTA, que dirigen el tenis masculino y femenino, respectivamente, han intentado que se desestime la demanda, quejándose de que "carece totalmente de fundamento" (ATP) y de que es "lamentable y equivocada" (WTA). En su defensa, ambos circuitos señalaron las ventajas económicas que han obtenido los jugadores en los últimos años.
Rubin, que es uno de los 12 jugadores y exjugadores citados como demandantes en el pleito de la PTPA, dice que está agradecido por las oportunidades y experiencias que le brindó el tenis, pero cree que el deporte debe ser claro sobre los costes y sacrificios que implica.
(md/rml)