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Lo que está en juego en Crimea

1 de marzo de 2014

La península ucraniana del Mar Negro amenazó en convertirse en un nuevo escenario de guerra tras la caída de la Unión Soviética. Este análisis de DW muestra lo que pasó y lo que podría pasar ahora.

Imagen: REUTERS

“Eso no tiene ningún sentido”, dijo Vladimir Putin en una conferencia de prensa en Moscú a mediados de diciembre de 2013. La indignación del presidente ruso se refería a la cuestión sobre si su país enviaría tropas a la península ucraniana de Crimea. En aquel momento de protestas de la oposición en Ucrania, había voces que pedían la ayuda militar de Moscú.

La promesa no parece ya tener aplicación, porque ahora hay evidencias de movimientos de tropas rusas en Crimea. E incluso el Parlamento ha aprobado, a petición de Putin, el envío de más tropas. El presidente de transición de Ucrania, Alexander Turchinov le había pedido previamente a Putin que detuviera de inmediato la "abierta agresión contra Ucrania”. Muchos se preguntan cómo se ha podido llegar a esto.

Turbulenta historia

La península de Crimea, en el Mar Negro, tiene el tamaño de media Suiza y con un clima similar al de la Costa Azul. Y una historia turbulenta. Los escitas nómadas, griegos, tártaros y turcos la han ido dominado siglo tras siglo… hasta que llegaron los rusos.

"Crimea ha sido siempre la joya dentro del cuerpo del imperio ruso", dice Wilfried Jilge, experto en Europa del Este de la Universidad de Leipzig, en entrevista con Deutsche Welle. Había sido el sueño de los zares de Rusia, su acceso al Mar Negro. Catalina la Grande ya dio cuenta de ello. La península de Crimea fue parte del Imperio Ruso en 1783.

Wilfried Jilge, especialista en Europa del Este de la Universidad de Leipzig.Imagen: DW

En 1954, la península rusa se incorporó administrativamente en la República Soviética de Ucrania. La iniciativa vino del entonces jefe del Partido Comunista de la URSS, Nikita Kruschev.

Escalada tras de la desintegración de la Unión Soviética

Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, Crimea siguió formando parte de la Ucrania independiente. Esto dio lugar a tensiones, porque alrededor de dos tercios de la población de la península es de origen ruso. La decisión de Kruschev fue anulada por el Parlamento ruso en 1992. Crimea declaró su independencia de Ucrania. El Gobierno de Kiev, sin embargo, pudo arreglar la situación. En 1994, el conflicto dio un nuevo paso. Crimea eligió a Yuri Meshkov como presidente, quien impulsó la conexión con Rusia. Pero otra vez Kiev se las arregló para mantener la península en su poder. La Oficina del Presidente de Crimea fue abolida y Meshkov huyó a Rusia.

La disputa con Rusia por la división de la Flota del Mar Negro se prolongó hasta la firma de un acuerdo de asociación en 1997. Entonces Rusia firmó la permanencia de sus tropas en Crimea hasta 2017, pero bajo Viktor Yanukovich el contrato fue prorrogado hasta 2042.

Gwendolyn Sasse, experta en Europa del Este de la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña.Imagen: Privat

Intereses geopolíticos de Rusia

Gwendolyn Sasse recuerda los acontecimientos de hace 20 años como si fuera ayer. Los separatistas de Crimea no están, sin embargo, "tan bien organizados" como en la década de 1990, dice esta experta en Europa del Este de la Universidad de Oxford, en Gran Bretaña, respondiendo a las preguntas de DW. Sasse habla de "intentos espontáneos" para sacar partido a la crisis política en Ucrania. Ella no cree que haya un plan ruso para la segregación de la República Autónoma de Ucrania.

“Podría ser –dice, por contra, Wilfried Jilge–, puesto que Rusia no está dispuesta a aceptar la decisión que libremente pueda adoptar Ucrania”. Moscú, según el experto de Leipzig, siente el movimiento de oposición en Ucrania como “una decisión geopolítica”. En caso de una integración del país en la Unión Europea, se pondría en peligro el proyecto de Putin de una unión euroasiática de antiguas repúblicas soviéticas.

Mayoría prorrusa y tártaros

No hay encuestas recientes sobre la opinión de la población en Crimea. Pero sí hay números que la muestran indirectamente. Sólo el 31 por ciento de los crimeos apoyan a Ucrania como un estado independiente. Y el 36% está abiertamente en su contra (sobre todo, rusos). Estas son las conclusiones de una encuesta realizada en junio de 2013 por el Centro Razumkov de Kiev.

Sin embargo, tanto los tártaros de Crimea como los ucranianos que viven allí se oponen a la secesión. Stalin deportó a los tártaros en 1944 de Crimea a Asia Central, acusándolos de haber colaborado con Alemania durante la ocupación nazi, en la Segunda Guerra Mundial. Durante más de 20 años, los tártaros de Crimea han ido regresando a su patria, estableciéndose allí unos 300.000, lo que supone casi el 15 por ciento de la población. "Los tártaros de Crimea han sido tradicionalmente proucranianos y ven su futuro dentro de Ucrania", afirma Jilge. En un mitin en Simferopol, los tártaros ya han manifestado claramente su posición: "Crimea es Ucrania", coreaban.

Turismo en la zona: paseo de Jalta.Imagen: RIA Novosti

Grandes reservas de gas

Pero no todo el problema en Crimea es político. En caso de que esta región realmente se separase de Ucrania, sería un duro golpe para la economía del país. La península ha vivido hasta ahora del turismo. Pero eso podría cambiar pronto, debido a las grandes reservas de gas que se sospecha que podría haber en la propia Crimea y en el Mar Negro. El depuesto Gobierno de Ucrania planeó, a finales de 2013, un acuerdo con un consorcio internacional liderado por el gigante estadounidense de la energía ExxonMobil para la extracción de gas y petróleo en el Mar Negro. La firma fue pospuesta.

A partir de 2017 podrían producirse anualmente hasta diez mil millones de metros cúbicos de gas, según la estimación del Ministerio de Energía de Kiev. Esto reduciría significativamente la excesiva dependencia de Ucrania del gas ruso.

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