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Lo que la sonografía nos dice hoy sobre los embriones

Pablo Kummetz13 de diciembre de 2007

La sonografía ha experimentado en el diagnóstico prenatal un enorme progreso en los últimos años. Unas 400 anomalías pueden verse hoy en las imágenes. La técnica protege vidas y no lleva necesariamente a más abortos.

Toma sonográfica en 3 D de un embrión humano de cinco meses.Imagen: picture-alliance/dpa
Hasta hace pocos años, los órganos de los bebés en los vientres de las mamás no podían ser vistos aún muy detalladamente. Hoy, cabezales sonográficos de alta resolución permiten distinguir finas diferencias entre los tejidos. Incluso pueden ser realizadas tomas en tres dimensiones y hasta en cuatro, es decir, filmes.

La sonografía tridimensional, que para la embarazada no se diferencia de la bidimensional, permite realizar una representación espacial del embrión e incluso de determinados órganos o partes del cuerpo. Así pueden detectarse con precisión enfermedades como las anomalías en el tubo neural, la espina bífida o la anencefalia, pudiéndose estimar también en numerosos casos hasta qué punto pueden ser tratadas.

Médicos realizan un análisis sonográfico en la Clínica Ginecológica de Chemnitz, Alemania.Imagen: picture-alliance/ZB

Anomalías cromosómicas, como por ejemplo el síndrome de Down, el de Edwards o del de Pätau, no pueden ser diagnosticadas con la sonografía. Pero determinadas características físicas del embrión pueden dar pistas acerca de una particularidad cromosómica, pudiéndose realizar en ese caso una amniocentesis, es decir la extracción de líquido amniótico, para realizar un diagnóstico más preciso.

Diferentes grados de gravedad

Los lapsos más adecuados para sonografías en tres dimensiones son las semanas 12 a 16 del embarazo (tomas generales del embrión) y de la 25 a la 33 (para imágenes detalladas de determinados órganos). Aproximadamente cinco de cada cien niños sufren de una malformación congénita. Pero no todas ellas tienen que dar lugar a preocupaciones.

Un agujero en un tabique cardiaco no tiene por qué afectar necesariamente la salud. Otras malformaciones pueden tener graves consecuencias. A partir de las imágenes sonográficas, padres se deciden a menudo conscientemente por no interrumpir un embarazo.

Hasta hace pocos años se realizaban por ejemplo abortos cuando la madre enfermaba de rubéola. Hoy se puede ver claramente que muchos embriones no se han contagiado. Los médicos dicen que la sonografía protege vidas y que la impresión de que lleva a más abortos es falsa.

Estándar dentro de algunos años

Ello vale sobre todo para las malformaciones del corazón. En el caso de malformaciones cerebrales, es diferente. Pues esos tejidos no se regeneran ni pueden ser transplantados. En el caso de la anencefalia, una anomalía congénita cerebral que puede llevar incluso a la ausencia de cerebro, muchos padres se deciden por el aborto.

En el caso de numerosas enfermedades, su gravedad puede variar mucho. Su grado patológico puede verse a menudo en las sonografías. Con un filme sonográfico puede predecirse si un niño estará atado al sillón de ruedas o si podrá moverse casi normalmente. Muchas veces los padres pensaban que las consecuencias serían muy graves y luego del diagnóstico se deciden, sin embargo, por tenerlo.

Las imágenes sonográficas tridimensionales y los filmes sonográficos se realizan por ahora en Alemania en clínicas especiales. En los consultorios, los médicos trabajan con la técnica bidimensional, con la que no siempre pueden detectarse malformaciones muy sutiles. Pero dentro de pocos años, los aparatos para generar imágenes tridimensionales se habrán transformado en estándar.
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