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Estado de derecho

El retroceso del Estado de derecho a nivel mundial

26 de octubre de 2022

Por quinto año consecutivo, el Índice del Estado de Derecho sigue descendiendo. Los últimos lugares los ocupan Haití, la República Democrática del Congo, Afganistán, Camboya y Venezuela.

El símbolo de la Justicia.
El Estado de Derecho se mide en base a una serie de factores, que incluyen también un correcto funcionamiento del Poder Judicial. Imagen: picture alliance

Es de noche. De repente, unos hombres armados llegan hasta a la puerta para entrar y registrar la casa. Son policías y soldados vestidos de civil que se llevan al hijo de la familia y a su primo en un minibús sin patente.  

Lo anterior, según relata la periodista ugandesa Remmy Bahati, le ocurrió en octubre a su familia en Fort Portal, al oeste de Uganda. Bahati cree que el gobierno ugandés quería vengarse de ella secuestrando a su hermano. "Investigué algunas historias, lo que no le gustó al gobierno", afirma a DW. 

Lo que describe la periodista es un ejemplo de abuso de poder, de violación de los derechos fundamentales y de la ausencia de una justicia penal adecuada. En resumen: no existe Estado de Derecho en Uganda. 

El Índice de Estado de Derecho 2022 confirma que las cosas no van bien en el país africano. De hecho, se encuentra en el puesto 128 entre los 140 países analizados.

Desde 2009, el Índice de la organización no gubernamental "World Justice Project" mide el avance del Estado de derecho en todo el mundo, basándose en ocho factores. Para el este año, fueron encuestados más de 154.000 hogares y 3.600 expertos jurídicos. 

Factores en que se basa el Índice de Estado de Derecho 2022.

Lo que constituye exactamente un Estado de Derecho es un tema de constante debate. Pero hay consenso en que los ciudadanos que viven en un Estado de derecho -a diferencia de la familia de Remmy Bahati en Uganda- pueden confiar en que se respetarán las leyes vigentes.

Alemania en sexto lugar 

Dinamarca, Noruega, Finlandia, Suecia y los Países Bajos pueden considerarse como ejemplares. Ocupan los primeros cinco lugares en el ranking. Alemania ocupa el sexto lugar, al no recibir las mejores calificaciones en cuanto a la apertura de la esfera gubernamental y administrativa. 

Dentro de la UE, Hungría obtiene la peor puntuación. Al final de la lista están Haití, la República Democrática del Congo, Afganistán, Camboya y Venezuela. En esos países, derechos fundamentales como la libertad de expresión no están suficientemente protegidos y las acciones del gobierno no están adecuadamente controladas. 

Esta es la situación actual a nivel mundial.

El ejemplo de China demuestra que incluso aquellos países que se encuentran en la parte media-baja de la lista pueden padecer también de un Estado de derecho débil. Pese a que este país se destaca en la lucha contra la corrupción y en el mantenimiento del orden y la seguridad, sigue ocupando el último lugar en la protección de los derechos fundamentales y la separación de poderes.

Según un análisis del World Justice Project, el Estado de derecho se ha debilitado en seis de cada diez países en el último año. Este es el quinto año consecutivo en el que la media mundial del Índice de Estado de Derecho ha descendido. 

"Los controles al poder gubernamental están perdiendo fuerza y el respeto de los derechos humanos está disminuyendo", afirma Elizabeth Andersen, directora ejecutiva del World Justice Project. 

La periodista Remmy Bahati, de Uganda. Imagen: Privat

La experta señala, además, que en la actualidad son 4.400 millones las personas que viven en países donde el Estado de derecho es más débil que el año pasado. 

Para la periodista Remmy Bahati la falta de un Estado de derecho en Uganda tuvo consecuencias muy personales. Su hermano y su primo están ahora libres, pero el miedo permanece. "Dejaron ir a mi hermano después de nueve días sin cargos, pero le dieron un mensaje para mí. Me dijo que dejara de tuitear sobre los derechos humanos y el proyecto de oleoducto de África Oriental", dice.

Bahati explica que antes era mucho más confiada. Ahora tiene miedo de expresar su opinión.

(ng/ers)

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