Hace cuatro décadas, los líderes de ambos países lograron poner fin a años de hostilidades con la mediación de Estados Unidos. Sus experiencias con la violencia los llevaron a encontrar la paz en una región desgarrada.
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Aunque el río no era ni grande ni caudaloso, estaba cargado de gran significado a los ojos de quien sería posteriormente presidente de los Estados Unidos. Porque el Jordán era el río a cuyos márgenes se desarrollaban tantas historias de la Biblia. Y fue en este río donde Carter -entonces gobernador del estado de Georgia- y su esposa Rosalynn pudieron nadar cuando visitaron Israel y la Cisjordania en 1973. Fue una concesión de Israel, que había conquistado la Cisjordania en 1967.
Ese baño en el Jordán y su viaje a Tierra Santa fueron el origen de la fascinación de Carter por Medio Oriente y de su consiguiente deseo de contribuir a traer la paz a la región. Cristiano profundamente religioso, cuando llegó a la presidencia en 1977 de inmediato se propuso hacer realidad esa visión. "Había llegado a creer que Dios quería que traiga la paz, y que de alguna manera encontraría la manera de hacerlo", señala Lawrence Wright en su libro 'Trece días de septiembre', que narra las dos semanas de 1978 en que se logró algo que parecía imposible: un acuerdo de paz entre el presidente egipcio, Anwar Sadat, y el primer ministro israelí, Menahem Begin. Los Acuerdos de Camp David se firmaron oficialmente en marzo de 1979, pocos meses después de la histórica reunión.
Experimentar la violencia de primera mano
Tanto Sadat como Begin habían experimentado una ocupación violenta en su infancia. En 1918, cuando nació Sadat, Egipto estaba bajo control británico y él solía relatar episodios violentos de esa ocupación, producidos antes de que naciera. Menahem Begin, nacido en 1912, estuvo más directamente expuesto a la brutal violencia de una fuerza de ocupación. Brest-Litovsk, su ciudad natal, en lo que hoy es Bielorrusia, fue ocupada por el ejército alemán en 1941. Los nazis reunieron a todos los judíos de la ciudad para deportarlos a los campos de exterminio. La madre de Begin, Hassia, estaba en el hospital en ese momento. Los nazis la asesinaron en la cama. A su padre, Zeev Dov, lo ahogaron en el río Bug.
Esas experiencias llevaron a ambos hombres a luchar por la protección de sus respectivos compatriotas: Sadat en Egipto y Begin en Israel. Ambas partes veían el conflicto del Medio Oriente, que comenzó con la declaración de independencia de Israel, como un juego de suma cero: un logro de un país suponía una pérdida para el otro, con cada avance de Israel disminuyendo el territorio de los árabes y viceversa.
Hasta el final de la Tierra
Y esa fue, en general, la forma en que sus predecesores veían la situación. La rivalidad que comenzó en 1948 se convirtió en hostilidad abierta. Antes de la cumbre de Camp David, ambos países habían librado cuatro guerras: la guerra árabe-israelí de 1948-49, que siguió a la fundación del Estado de Israel; la crisis de Suez de 1956; la Guerra de los Seis Días de 1967 y, finalmente, la llamada Guerra del Yom Kipur de 1973. Fue un ciclo violento que Carter estaba decidido a romper.
Hubo un acercamiento previo a Camp David. El 9 de noviembre de 1977, Sadat le dijo al Parlamento egipcio que iría a los confines de la Tierra, e incluso al Knesset israelí, si eso le permitiera salvar la vida de un soldado egipcio. Cuando Begin lo invitó, Sadat aceptó la oferta: el 20 de noviembre se dirigió al Parlamento israelí, lo que desató las furias de gran parte del mundo árabe. Siria, Irak, Libia y Argelia rompieron relaciones diplomáticas con Egipto. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) también criticó la decisión de Sadat.
La historia de Jerusalén en imágenes
Jerusalén es una de las ciudades más antiguas del mundo y una de las más disputadas hasta el día de hoy. Judíos, musulmanes y cristianos la consideran una ciudad sagrada.
Imagen: Getty Images/AFP/T. Coex
Jerusalén, la ciudad de David
De acuerdo con el Antiguo Testamento, el rey David conquistó Jerusalén en torno al año 1000 a.C. Trasladó allí su sede de gobierno, convirtiendo a Jerusalén en la capital y centro religioso de su reino. Salomón, hijo de David, construyó según la Biblia el primer templo para Yahvé, el Dios de Israel, y Jerusalén pasó a ser el centro del judaísmo.
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS.com
Dominio persa
El rey babilonio Nabucodonosor II conquistó Jerusalén en el año 597 y en el 586 antes de Cristo, según la Biblia. Tomó prisionero al rey Joaquín y a la clase alta judía, los llevó a Babilonia y destruyó el templo. Más adelante, el rey persa Ciro conquistó a su vez Babilonia, tras lo cual autorizó a los hebreos a regresar a Jerusalén y reconstruir el templo.
Jerusalén cayó bajo dominio del Imperio Romano. Pero en la población se fue formando la resistencia y en el año 66 d.C. estalló la guerra judeo-romana. Terminó cuatro años más tarde con una victoria romana y la nueva destrucción del Templo de Jerusalén. Roma y Bizancio dominaron cerca de 600 años Palestina.
Imagen: Historical Picture Archive/COR
Conquista árabe
Por orden del califa Omar, en el año 637 Jerusalén fue sitiada y tomada. En la era de dominio musulmán que se inició entonces, la ciudad fue sitiada en múltiples ocasiones y cambió varias veces de gobernantes.
Imagen: Selva/Leemage
La época de las cruzadas
El mundo cristiano se sintió cada vez más amenazados por los selyúcidas musulmanes que dominaron a partir de 1070. El Papa Urbano II llamó finalmente a emprender una cruzada. En 200 años, los europeos llevaron a cabo cinco cruzadas para conquistar Jerusalén. Por momentos lo consiguieron. Pero en 1244 los cruzados perdieron definitivamente la ciudad, que volvió a caer en manos musulmanas.
Imagen: picture-alliance/akg-images
Otomanos y británicos
Tras la conquista otomana de Egipto y Arabia, Jerusalén se convirtió en 1535 en sede administrativa de un distrito otomano. Las primeras décadas de dominio turco brindaron a la ciudad un considerable auge. En 1917, con el triunfo de Gran Bretaña sobre las tropas turcas, Palestina quedó bajo control británico. Jerusalén pasó sin resistencia a manos británicas.
Imagen: Gemeinfrei
La ciudad dividida
Después de la II Guerra Mundial, los británicos entregaron su mandato sobre Palestina. La ONU se pronunció por una partición del territorio, para crear una patria para los sobrevivientes del Holocausto. Algunos Estados árabes emprendieron una guerra contra Israel y conquistaron parte de Jerusalén. Hasta 1967, la ciudad estuvo dividida en una parte occidental israelí, y una parte oriental jordana.
Imagen: Gemeinfrei
Jerusalén oriental vuelve a Israel
En 1967, Israel libra la Guerra de los Seis Días contra Egipto, Jordania y Siria. Conquista el Sinaí, la Franja de Gaza, la Cisjordania, los Altos del Golán y Jerusalén Oriental. Paracaidistas israelíes se abren paso hasta el casco antiguo y llegan al Muro de los Lamentos por primera vez desde 1949. Oficialmente Jerusalén Oriental no es anexada, sino integrada administrativamente.
Desde entonces, Israel no niega a los musulmanes el acceso a sus lugares sagrados. El Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas está bajo administración autónoma musulmana.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Gharabli
Pugna no resuelta
Jerusalén constituye hasta hoy un obstáculo en el camino hacia la paz entre israelíes y palestinos. En 1980, Israel declaró a la ciudad como su "capital eterna e indivisible". Jordania renunció en 1988 a sus pretenciones sobre la la Cisjordania y Jerusalén Oriental, en favor de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Los palestinos conciben a Jerusalén oriental como su capital.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Jensen
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Juntos bajo presión
A pesar de las críticas, menos de un año después Sadat y Begin se reunieron en Camp David. Ambos sabían que otra cuestión estaba en juego además de la paz: las relaciones con Estados Unidos. Las iniciales posturas inamovibles se flexibilizaron por las dos partes. En los Acuerdos de Camp David ambos países se comprometieron a reconocerse mutuamente como Estados soberanos. También se puso fin al estado de guerra que comenzó en 1948. Israel acordó además devolver a Egipto las últimas secciones restantes de la Península del Sinaí bajo su control.
También se establecieron otros principios: se debían reconocer los derechos de los palestinos y desmantelar los asentamientos israelíes establecidos en los territorios ocupados. A cambio, a los barcos israelíes se les otorgaría un paso libre a través del canal de Suez, y el estrecho de Tirán y el Golfo de Aqaba serían reconocidos como aguas internacionales, proporcionando la libertad de paso para los barcos israelíes.
La Guerra de Yom Kipur
Tras la Guerra de los Seis Días, Israel parecía invencible. El ataque de Egipto y Siria perpetrado el 6 de octubre de 1973 demostró que el Estado judío sobreestimó su seguridad. El Cercano Oriente es inestable, aún hoy.
Imagen: Gali Tibbon/AFP/Getty Images
Ataque sorpresivo
Al mediodía del 6 de octubre de 1973, las Fuerzas Armadas de Egipto se acercaron a la península del Sinaí, ocupada por Israel. Simultáneamente, tropas sirias atacaron a los soldados israelíes en los Altos del Golán. Israel no estaba preparada para una guerra, y mucho menos cuando se celebraba la festividad judía del Yom Kipur. El Ejército de Israel no pudo ofrecer resistencia...
Imagen: GPO/Getty Images
Para olvidar la humillación...
Egipto no había superado el trauma de perder la Guerra de los Seis Días en 1967. Cuando el presidente Gamal Abdel Nasser murió tres años después, su sucesor, Anwar el Sadat (tercero de der. a izq.), juró recuperar la península del Sinaí que los israelíes habían conquistado y halló en el presidente sirio, Hafis al-Assad, a un aliado ideal para una ofensiva de dos frentes contra el enemigo común.
Imagen: gemeinfrei
¿El momento propicio?
Para atacar a Israel, Egipto y Siria eligieron como fecha la más importante festividad de los judíos, el Yom Kipur. En la víspera, una gallina es sacrificada para expiar los pecados humanos. Al día siguiente se ayuna y cesan todas las actividades. Eso facilitó la respuesta de las tropas israelíes al ataque enemigo: ellas llegaron al frente rápidamente porque las calles estaban vacías...
Imagen: Menahem Kahana/AFP/Getty Images
Contraofensiva
Sadat y Assad celebraron victorias militares en los primeros dos días: desde el sur, las tropas egipcias entraron a la península del Sinaí por cinco puntos diferentes. En el norte, Siria ocupó los Altos del Golán con ayuda de Jordania. Pero al tercer día, a Israel se le hizo posible responder a los ataques con una contraofensiva.
Imagen: Keystone/Getty Images
Primera victoria israelí
La contraofensiva israelí en los Altos del Golán causó estragos entre los soldados sirios en el tercer día de la contienda. Israel envío a su Ejército hacia Damasco y ordenó arrojar bombas sobre la capital siria.
Imagen: GPO/Getty Images
Ofensiva en el sur
Las tropas de Israel también tuvieron victorias en la península del Sinaí: bajo el mando del general Ariel Sharon (derecha), la división de tanques israelí cruzó el Canal de Suez, rompió la línea de fuego egipcia y rodeó a una parte de sus adversarios. Celebrado como un héroe, Sharon terminaría siendo elegido primer ministro de Israel en 2001.
Imagen: picture-alliance/dpa
Embargo petrolero
Doce días después del inicio de la guerra, en respuesta a las victorias militares de Israel, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) declaró un embargo contra los aliados occidentales de los israelíes, sobre todo contra Estados Unidos. El embargo generó una crisis energética y dio pie a estrictas medidas de austeridad que también se dejaron sentir en Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa
Tardía declaración de paz
Dos semanas después de que empezara la Guerra de Yom Kipur, el Consejo de Seguridad de la ONU instó a las partes en discordia a poner un alto al fuego. El 24 de octubre de 1973, las armas callaron en todos los frentes, pero fue sólo en 1979 cuando el líder egipcio Anwar al-Sadat (izq.) y su homólogo israelí, Menahem Begin (der.), firmaron el Acuerdo de Paz de Camp David.
Imagen: Getty Images
Tras la guerra, la crisis...
La Guerra de Yom Kipur sumió a Israel en una crisis interna. La ilusión de la invulnerabilidad se había disipado; varios líderes militares y políticos se sintieron obligados a dimitir. Según el actual ministro de Defensa, Mosche Jaalon –quien era un soldado cuando estalló el conflicto–, las actitudes que prevalecían en Israel antes de la guerra eran la arrogancia, la imprudencia y el triunfalismo.
Imagen: picture-alliance/dpa
Recuerdos dolorosos
Dos semanas de combate dejaron un balance espantoso: se estima que en la Guerra de Yom Kipur murieron 18.500 árabes y 2.500 israelíes.
Imagen: Gali Tibbon/AFP/Getty Images
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El destino de la nación
"Dos grandes líderes, grandes para la historia de sus naciones, el presidente Anwar Sadat y el primer ministro Menahem Begin, han demostrado más coraje, tenacidad e inspiración que cualquier general dirigiendo hombres y máquinas en el campo de batalla", dijo Carter, al elogiar el resultado de la cumbre. Aún así, Sadat y Begin tuvieron dificultades para obtener la aprobación del acuerdo en sus países, a pesar de que los dos recibieron el Premio Nobel de la Paz en 1978. "El destino de la nación pende de un hilo", refunfuñó Begin cuando Carter visitó Israel en marzo de 1979.
Muchos egipcios veían las cosas de la misma manera, especialmente los extremistas islámicos. Anwar Sadat fue luego asesinado por islamistas durante un desfile militar en octubre de 1981. El legado de Camp David se mantiene hoy, aunque con menos entusiasmo. Ambas partes saben que no pueden permitirse otra guerra, ya que las consecuencias para cada uno serían fatales. Al final, es un dictado de la razón mantener la paz.
Autor: Kersten Knipp (LGC/er)
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Tierra Prometida, tierra de conflicto
¿Triunfo o catástrofe? Tras el Holocausto, el 14 de mayo de 1948 marcó un vuelco en la historia judía, al instaurarse el Estado de Israel.
Imagen: picture-alliance/dpa
El triunfo de la esperanza
El 14 de mayo de 1948, David Ben Gurión proclamó la instauración del Estado de Israel. La fecha de ese aniversario corresponde ahora al 19 de abril según el calendario hebreo. Ben-Gurión se refirió a la historia del pueblo judío recordando: "Nunca perdió la esperanza", y "nunca se acalló su plegaria por el retorno y la libertad". Los judíos habían regresado por fin a su lugar de origen.
Imagen: picture-alliance/dpa
En la ONU
Un triunfo diplomático: la bandera del nuevo Estado fue izada de inmediato ante el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York. Para los israelíes, el reconocimiento internacional significó un paso más hacia la seguridad y la libertad.
Imagen: Getty Images/AFP
La hora más negra
La importancia de la fundación del Estado de Israel queda especialmente de manifiesto ante el trasfondo del Holocausto. Durante la II Guerra Mundial, los nazis asesinaron a unos 6 millones de judíos en los campos de concentración y las cámaras de gas. La foto muestra a los prisioneros del campo de concentración de Auschwitz tras su liberación.
Imagen: picture-alliance/dpa/akg-images
"Nakba" - la catástrofe
Los palestinos recuerdan la fundación del Estado de Israel con el término "nakba": catástrofe. Cerca de 700.000 personas tuvieron que abandonar su tierra para hacer lugar a los ciudadanos del nuevo Estado. La instauración del Estado de Israel marca así el inicio del conflicto del Medio Oriente que, 70 años más tarde, no ha logrado ser superado, pese a numerosos intentos de mediación.
Imagen: picture-alliance/CPA Media
De cara al futuro
La autopista Nr. 2 no solo conecta a las ciudades de Tel Aviv y Netanya; también refleja el ansia de progreso del joven Estado. La carretera fue inaugurada en 1950 por la primera ministra israelí Golda Meir, quien aplicó una severa política económica y de modernización.
Imagen: Photo House Pri-Or, Tel Aviv
Los kibutz, un paraíso para los niños
Las granjas colectivas conocidas como kibutz se extendieron por todo Israel, especialmente en los primeros años que siguieron a la instauración del Estado judío. Sobre todo judíos seculares y de tendencia socialista materializaron allí sus visiones de la vida en comunidad.
Imagen: G. Pickow/Three Lions/Hulton Archive/Getty Images
Seis días de guerra
Las tensiones con los vecinos árabes no amainaron. En 1967 desembocaron en la Guerra de los Seis Días, en la que Israel derrotó a Egipto, Jordania y Siria y tomó el control de Jerusalén Oriental y la Cisjordania. Fue el capítulo inicial de una serie de enfrentamientos y guerras en la región.
Imagen: Keystone/ZUMA/IMAGO
Asentamientos conflictivos
La política israelí de asentamientos azuzó continuamente el conflicto con los palestinos. La Autoridad Autonómica acusó a Israel de hacer imposible el futuro Estado Palestino, con su sostenida política de construcción de asentamientos. También la ONU ha condenado esas construcciones, sin que Israel haya enmendado el rumbo.
Imagen: picture-alliance/newscom/D. Hill
Ira, odio y piedras
En 1987, los palestinos se rebelaron contra el dominio israelí en los territorios ocupados. La protesta se inició en la ciudad de Gaza y se propagó rápidamente a Jerusalén Oriental y la Cisjordania. El alzamiento se prolongó durante años y terminó con la firma del acuerdo de Oslo en 1993.
Imagen: picture-alliance/AFP/E. Baitel
¿Por fin paz?
Con la mediación del entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, el primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, y del jefe de la OLP, Jasser Arafat, emprendieron en 1993 conversaciones de paz que condujeron al Acuerdo de Oslo. En él, ambas partes reconocieron oficialmente a la otra. El asesinato de Rabin, perpetrado dos años después por un joven radical israelí, echó por tierra el acuerdo.
Imagen: picture-alliance/CPA Media
Acercamiento en la Knesset
El Holocausto marca las relaciones germano-israelíes hasta el día de hoy. En febrero del año 2000, el entonces presidente germanofederal, Johannes Rau, pronunció un discurso ante la Knesset, en alemán. Fue un hito que exigió una superación a ambas partes y un paso más de acercamiento, de gran peso simbólico.
Imagen: picture-alliance/dpa
El muro israelí
La política israelí de asentamientos endureció los frentes del conflicto del Medio Oriente. En 2002 comenzó la construcción de un muro de 107 kilómetros de largo en la Cisjordania. La barrera contuvo en buena medida la violencia, pero no resolvió los problemas políticos.