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Cuarenta años de los Acuerdos de Camp David

17 de septiembre de 2018

Hace cuatro décadas, los líderes de ambos países lograron poner fin a años de hostilidades con la mediación de Estados Unidos. Sus experiencias con la violencia los llevaron a encontrar la paz en una región desgarrada.

Sadat, Carter und Begin besiegeln Unterzeichnung des ägyptisch-israelischen Friedensvertrages in Washington 1979
Imagen: picture-alliance/AP/B. Daugherty

Aunque el río no era ni grande ni caudaloso, estaba cargado de gran significado a los ojos de quien sería posteriormente presidente de los Estados Unidos. Porque el Jordán era el río a cuyos márgenes se desarrollaban tantas historias de la Biblia. Y fue en este río donde Carter -entonces gobernador del estado de Georgia- y su esposa Rosalynn pudieron nadar cuando visitaron Israel y la Cisjordania en 1973. Fue una concesión  de Israel, que había conquistado la Cisjordania en 1967.

Ese baño en el Jordán y su viaje a Tierra Santa fueron el origen de la fascinación de Carter por Medio Oriente y de su consiguiente deseo de contribuir a traer la paz a la región. Cristiano profundamente religioso, cuando llegó a la presidencia en 1977 de inmediato se propuso hacer realidad esa visión. "Había llegado a creer que Dios quería que traiga la paz, y que de alguna manera encontraría la manera de hacerlo", señala Lawrence Wright en su libro 'Trece días de septiembre', que narra las dos semanas de 1978 en que se logró algo que parecía imposible: un acuerdo de paz entre el presidente egipcio, Anwar Sadat, y el primer ministro israelí, Menahem Begin. Los Acuerdos de Camp David se firmaron oficialmente en marzo de 1979, pocos meses después de la histórica reunión.

Experimentar la violencia de primera mano

Tanto Sadat como Begin habían experimentado una ocupación violenta en su infancia. En 1918, cuando nació Sadat, Egipto estaba bajo control británico y él solía relatar episodios violentos de esa ocupación, producidos antes de que naciera. Menahem Begin, nacido en 1912, estuvo más directamente expuesto a la brutal violencia de una fuerza de ocupación. Brest-Litovsk, su ciudad natal, en lo que hoy es Bielorrusia, fue ocupada por el ejército alemán en 1941. Los nazis reunieron a todos los judíos de la ciudad para deportarlos a los campos de exterminio. La madre de Begin, Hassia, estaba en el hospital en ese momento. Los nazis la asesinaron en la cama. A su padre, Zeev Dov, lo ahogaron en el río Bug.

El presidente estadounidense Jimmy Carter, aquí con Anwar el Sadat (a la izquierda) propició el acercamiento.Imagen: picture-alliance/ dpa

Esas experiencias llevaron a ambos hombres a luchar por la protección de sus respectivos compatriotas: Sadat en Egipto y Begin en Israel. Ambas partes veían el conflicto del Medio Oriente, que comenzó con la declaración de independencia de Israel, como un juego de suma cero: un logro de un país suponía una pérdida para el otro, con cada avance de Israel disminuyendo el territorio de los árabes y viceversa.

Hasta el final de la Tierra

Y esa fue, en general, la forma en que sus predecesores veían la situación. La rivalidad que comenzó en 1948 se convirtió en hostilidad abierta. Antes de la cumbre de Camp David, ambos países habían librado cuatro guerras: la guerra árabe-israelí de 1948-49, que siguió a la fundación del Estado de Israel; la crisis de Suez de 1956; la Guerra de los Seis Días de 1967 y, finalmente, la llamada Guerra del Yom Kipur de 1973. Fue un ciclo violento que Carter estaba decidido a romper.

Hubo un acercamiento previo a Camp David. El 9 de noviembre de 1977, Sadat le dijo al Parlamento egipcio que iría a los confines de la Tierra, e incluso al Knesset israelí, si eso le permitiera salvar la vida de un soldado egipcio. Cuando Begin lo invitó, Sadat aceptó la oferta: el 20 de noviembre se dirigió al Parlamento israelí, lo que desató las furias de gran parte del mundo árabe. Siria, Irak, Libia y Argelia rompieron relaciones diplomáticas con Egipto. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) también criticó la decisión de Sadat.

Juntos bajo presión

A pesar de las críticas, menos de un año después Sadat y Begin se reunieron en Camp David. Ambos sabían que otra cuestión estaba en juego además de la paz: las relaciones con Estados Unidos. Las iniciales posturas inamovibles se flexibilizaron por las dos partes. En los Acuerdos de Camp David ambos países se comprometieron a reconocerse mutuamente como Estados soberanos. También se puso fin al estado de guerra que comenzó en 1948. Israel acordó además devolver a Egipto las últimas secciones restantes de la Península del Sinaí bajo su control.

También se establecieron otros principios: se debían reconocer los derechos de los palestinos y desmantelar los asentamientos israelíes establecidos en los territorios ocupados. A cambio, a los barcos israelíes se les otorgaría un paso libre a través del canal de Suez, y el estrecho de Tirán y el Golfo de Aqaba serían reconocidos como aguas internacionales, proporcionando la libertad de paso para los barcos israelíes.

El destino de la nación

"Dos grandes líderes, grandes para la historia de sus naciones, el presidente Anwar Sadat y el primer ministro Menahem Begin, han demostrado más coraje, tenacidad e inspiración que cualquier general dirigiendo hombres y máquinas en el campo de batalla", dijo Carter, al elogiar el resultado de la cumbre. Aún así, Sadat y Begin tuvieron dificultades para obtener la aprobación del acuerdo en sus países, a pesar de que los dos recibieron el Premio Nobel de la Paz en 1978. "El destino de la nación pende de un hilo", refunfuñó Begin cuando Carter visitó Israel en marzo de 1979.

Muchos egipcios veían las cosas de la misma manera, especialmente los extremistas islámicos. Anwar Sadat fue luego asesinado por islamistas durante un desfile militar en octubre de 1981. El legado de Camp David se mantiene hoy, aunque con menos entusiasmo. Ambas partes saben que no pueden permitirse otra guerra, ya que las consecuencias para cada uno serían fatales. Al final, es un dictado de la razón mantener la paz.

Autor: Kersten Knipp (LGC/er)

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