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Los alfiles de Schröder

17 de octubre de 2002

Las líneas para los próximos 4 años de gobierno quedaron establecidas con la firma del nuevo pacto de coalición entre socialdemócratas y verdes. La satisfacción oficial se vio opacada por las críticas del empresariado.

Schröder y Fischer celebran el nuevo pacto de coalición.Imagen: AP

El período que se le viene encima al gobierno alemán no será en absoluto fácil. Para enfrentarlo, el canciller Gerhard Schröder apostó básicamente por la experiencia, incorporando a varios "pesos pesados" de la socialdemocracia en su gabinete. Las nuevas "estrellas" del equipo, nominado al cierre de las negociaciones de coalición con Los Verdes, cargarán con el grueso de la responsabilidad por el éxito o fracaso de la gestión gubernamental en el próximo cuatrienio.

Los súper-ministros

Wolfgang Clement, hasta ahora primer ministro del estado federado con más población de Alemania -Renania del Norte Westfalia- tendrá la misión clave: Combatir el desempleo que agobia a la economía germana, como timonel del nuevo súper-ministerio de Economía y Trabajo. Y Manfred Stolpe, quien hasta junio dirigiera el gobierno regional de Brandeburgo, tendrá a su cargo la titánica tarea de superar la postergación de las regiones germano orientales. Lo avala su gestión de años en la materia y la amplia aceptación de la que goza en el Este del país.

Pero, por muy conocidas y populares que sean las figuras convocadas al gabinete, nadie puede hacer milagros. El margen de acción financiero es estrecho y no hay muchos indicios que auguren mayor holgura a corto plazo. En el sector económico se criticó agriamente que el resultado de las negociaciones no contenga elementos precisamente innovadores, ni esbozos de reformas estructurales de fondo. A falta de visiones de largo alcance, el programa contempla una serie de recortes de exenciones tributarias. Además abre paso a una leve flexibilización de la férrea política de ahorro seguida hasta ahora por el ministro de Hacienda, Hans Eichel, a quien algunos consideran el gran perdedor de este póker político, aunque conserve su cartera ministerial.

"Un mal chiste"

El presidente de la Confederación de la Industria Alemana (BDI), Michael Rogowsky, consideró un "mal chiste" que se califique el acuerdo de socialdemócratas y verdes como una "ofensiva en pro del crecimiento y el empleo". El gerente ejecutivo de la Cámara de Industria y Comercio alemana (DIHK), Martin Wansleben, reprochó por su parte al gobierno haber incrementado en gran medida la inseguridad de los empresarios, debido a los planes de aumentar los tributos y ablandar la política de ahorro.

También el presidente de la patronal alemana, Dieter Hundt, considera que los acuerdos ahora sellados no son aptos para enfrentar los desafíos de los próximos tiempos. A su juicio, las medidas proyectadas ahogarán de raíz los eventuales impulsos reactivadores y se agudizarán considerablemente los déficits estructurales. En suma, el sector empresarial difícilmente podría exhibir menos optimismo, pese a que el canciller Schröder se muestra decidido a recurrir a todo su arsenal político para acometer las grandes tareas pendientes.