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Los caminos de Moscú en Medio Oriente

6 de febrero de 2018

En Siria, Rusia se presenta como un gran poder. Pero los problemas son demasiado complejos como para permitir alianzas unilaterales. Moscú todavía debe encontrar su camino en la región.

Syrien Putin ordnet Rückzug an - Besuch auf Militärbasis
Imagen: picture alliance/ dpa/TASS/M. Klimentyev

"Pueden regresar a casa con la cabeza en alto", dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, en diciembre pasado, unas dos semanas antes de Navidad, a los soldados rusos que retornarían a sus casas. "Ustedes regresan a su tierra natal y a sus parientes como triunfadores", dijo en ese momento en la base aérea rusa de Hamaimim en la provincia de Latakia, Siria, a los militares. Gran parte del trabajo estaba hecho, agregó, añadiendo, al mismo tiempo, en tono de advertencia: "Si los terroristas en Siria levantan la cabeza nuevamente, les daremos un golpe como no lo han experimentado antes".

Ahora, los yihadistas de la "Organización para la Liberación del Levante" en la región de Idlib, supuestamente, han derribado un avión de combate ruso. El ataque puso a Putin bajo presión: inmediatamente la Fuerza Aérea rusa realizó ataques devastadores contra las posiciones yihadistas. Sin embargo, el lanzamiento debería haber dejado claro a Moscú cuán precaria sigue siendo la situación en Siria, y más aún: el conflicto, después de la invasión turca en el enclave kurdo de Afrín, es mucho más confuso y explosivo que en diciembre pasado. Moscú ya no necesita solamente mantener controlados militarmente a los grupos yihadistas, sino también debe aplacar al Partido de Unión Democrática (PYD), el principal representante político de los kurdos sirios.

Los representantes del PYD están indignados de que Moscú, probablemente en un acuerdo previo, haya desocupado la región alrededor de Afrín, para permitir que el Ejército turco, en conjunto con el llamado Ejército Libre Sirio, pudiese entrar sin obstáculos.

El derribo de un avión de combate ruso en la provincia de Idlib puso a Moscú bajo presión.Imagen: Getty Images/AFP/O. Hajkadour

Entre la cooperación y la alienación

El hecho de que Rusia esté dispuesta a sacrificar a los kurdos -a quienes quieren tener a toda costa en la conferencia de paz en Sochi a fines de enero- por la difícil pero ampliable relación con Turquía se hace evidente sobre todo por lo siguiente: Rusia se está esforzando por presentarse como un aliado confiable en Medio Oriente. "Rusia ha permitido que comience la operación turca, a fin de preservar la frágil alianza que Putin tiene con Turquía e Irán", escribió el analista político Mehmet Ozalp en el portal The Conversation.

Con la alienación de los kurdos -hasta ahora principalmente apoyados por Estado Unidos-, Rusia paga un alto precio político para consolidar las hasta hace poco difíciles relaciones con Turquía. Estas se habían empeorado masivamente en noviembre de 2015 después de que militares turcos derribaran un avión de combate ruso. Ahora, aparentemente, Rusia está dispuesta a pagar este precio. Y por varias razones.

Rusia necesita del diálogo

A diferencia de Moscú, Ankara ha estado trabajando duro para derrocar a Al Asad desde que estalló la guerra en Siria. Y Rusia, el poder protector de Al Asad, por su parte, ha prevenido tal escenario. Sin embargo, en el curso de la guerra, Turquía estableció contactos con grupos muy diferentes de la oposición siria, contactos a los que Rusia ahora, en vista de que la guerra ha disminuido en gran parte de Siria, quiere recurrir. A sabiendas de que solo mediante el diálogo con la oposición se puede alcanzar la paz en Siria. Y Moscú está tratando de trabajar para lograrlo, señala el experto en Siria André Bank, del Instituto Alemán de Estudios Regionales y Globales (GIGA), en entrevista con DW. Al mismo tiempo, Putin pretende mantener de momento a Al Asad en el poder. "Porque ese es un prerrequisito para que Rusia retenga su influencia en el país".

Sin embargo, Rusia no lo hace solamente y exclusivamente por Al Asad, según un análisis de la revista en línea Al Monitor. Sobre todo, quiere demostrar que es un socio confiable. Sobre la base de esta reputación, Moscú espera ganar gradualmente más y más socios en la región.

Manifestación en Afrín contra la invasión de Turquía. ¿Ha despejado Moscú el camino a Ankara?Imagen: Getty Images/AFP/D. Souleinman

Cuestionable lógica de suma cero

Lo que aún no se sabe a ciencia cierta es cómo Rusia quiere reconciliar sus propios intereses con los de sus socios actuales o futuros. Frecuentemente se ha sugerido que Moscú pretende usar el conflicto en Afrín como palanca para separar a Turquía de la OTAN y Estados Unidos.

No obstante, tal lógica de suma cero (las pérdidas del oponente siempre suman a beneficio propio) podrían ser, a largo plazo, un callejón sin salida. Porque tanto Estados Unidos como los kurdos fueron, en parte directa e indirectamente, socios de Rusia en la lucha contra los grupos yihadistas en Siria. Según un informe de la agencia de noticias rusa Tas, a Moscú le ha costado alrededor de 2,8 millones de dólares al día la lucha contra estos grupos. A este respecto, es probable que Rusia acomode a largo plazo las acciones de los kurdos contra los yihadistas. Tan solo el alto costo de la guerra sugiere que a Moscú le interesa fomentar relaciones amistosas con los principales actores de la región, incluido Estados Unidos.

Preguntas abiertas

Asimismo, la asociación de Moscú con Irán le plantearía problemas a futuro. Según un informe de la revista Foreign Policy, Irán no solo quiere mantener su influencia en Siria, que ganó en los últimos años, sino que también quiere expandir al menos parcialmente a sus socios armamentistas en una poderosa milicia al estilo de Hezbolá. Que Rusia esté lista para sacrificar sus relaciones con Israel y Estados Unidos debido exclusivamente a Irán es dudoso; Moscú necesita aclarar su relación con Teherán. Los caminos de Rusia a través de Medio Oriente todavía permanecen abiertos de muchas maneras.

Autor: Kersten Knipp (few/vt)

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