Es una noche oscura y fría en el aeropuerto de Leipzig y un grupo de corresponsales afganos de DW y sus familias desembarcan de un largo vuelo y dan sus primeros pasos en suelo alemán. Ha sido un largo y arduo viaje para llegar hasta aquí desde que los talibanes tomaron el control de Afganistán.

Entre ellos hay decenas de niños pequeños que miran con curiosidad el país que será su nuevo hogar, sin entender por qué su mundo ha dado un vuelco. Incluso para la mayoría de los adultos, los acontecimientos de las últimas semanas apenas se explican.

El trayecto

Uno de los pasajeros del avión es Ahmed, un periodista afgano de DW que vive en Alemania desde hace varios años. Se encontraba de visita en la ciudad de Mazar-i-Sharif para asistir a una boda familiar cuando los talibanes comenzaron a tomar el control.

"Nadie esperaba que sucediera tan rápido", explica. Él, su mujer y sus tres hijos pequeños consiguieron llegar a la capital, Kabul. Cuando quedó claro que los talibanes iban a tomar el control del país, DW pidió a todos sus corresponsales en Afganistán que viajaran a Kabul.

Con el aeropuerto repleto de gente que intentaba salir del país y los talibanes extendiendo su control, Ahmed se vio obligado a refugiarse en el sótano de una imprenta. Él y su familia intentaron repetidamente llegar al aeropuerto. El día en que el presidente Ashraf Ghani huyó de Afganistán, Ahmed sabía que los talibanes no tardarían en controlar la capital.

Vuelo a Pakistán

Horas después, Kabul cayó. Las posibilidades de salir en avión se hicieron aún más escasas, y DW exploró las opciones para poner a los corresponsales a salvo a través de la frontera terrestre con Pakistán. Ahmed, junto con su familia y otro corresponsal, consiguió llegar a la frontera pakistaní, gracias a la ayuda del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán. Pero cerca de la frontera fue detenido por los talibanes.

"Realmente pensé que esos eran mis últimos momentos en la tierra", recuerda, pensando en los muertos que vio en Kabul. Pero tras las negociaciones con sus colegas en Alemania, Ahmed fue liberado. Consiguió cruzar la frontera y llegar a Islamabad.

Una vez que el grupo de corresponsales de DW llegó allí, la logística para conseguir los visados hizo que pasaran varias semanas antes de que un vuelo pudiera llevarlos a Alemania. El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán y la embajada y el embajador alemanes en Pakistán fueron cruciales para que el grupo llegara a Alemania de forma legal y segura.

Periodistas en peligro

Un corresponsal afgano hazarí, Mohammad, ha trabajado para DW durante 3 años y también estaba en el vuelo de salida de Islamabad junto con su esposa y sus tres hijas pequeñas. Los hazaríes son un grupo étnico del centro de Afganistán.

Mohammad cuenta cómo en su provincia natal, Daykundi, los talibanes se están apoderando de las granjas y las tierras de la gente, obligándoles a abandonar casas y propiedades que a menudo han estado en las mismas manos durante décadas. "Los talibanes simplemente dicen que ahora les pertenecen", explicó.

Los periodistas que pertenecen a determinadas minorías étnicas, como los hazaríes, los tayikos y los uzbekos, corren especial peligro de ser atacados por los talibanes en Afganistán, al igual que las mujeres periodistas.

Nueva vida en Alemania

La llegada a Alemania es emotiva. "En los últimos meses hemos llorado bastante", dice un periodista de DW que ya está en Alemania y cuyos hermanos y su anciano padre iban en el avión. "No nos quedan lágrimas".

Todos los corresponsales afganos encontrarán un nuevo hogar editorial con DW en Bonn, Alemania, y se ha organizado el alojamiento en cooperación con las autoridades locales de las ciudades de Bonn y Colonia.

El trabajo de los corresponsales de DW en Alemania permitirá ampliar la cobertura de DW sobre la evolución de la situación en Afganistán, gracias a los contactos que tienen en el país.

La jefa editora de DW, Manuela Kasper-Claridge, declaró: "Es un tremendo alivio que nuestros colegas y sus familias hayan llegado por fin sanos y salvos a Alemania y puedan continuar con su trabajo ahora desde nuestra sede en Bonn".

"Acabamos de iniciar un nuevo programa en radio de onda corta además de nuestros reportajes en televisión, por internet y en las redes sociales, para Afganistán, para llegar al mayor número posible de afganos", añadió Kasper-Claridge. "La situación de los periodistas afganos en Afganistán es ahora especialmente difícil. Pero hay acontecimientos importantes sobre los que hay que informar".

Los empleados de DW en Alemania y en todo el mundo han mostrado una gran solidaridad con los corresponsales afganos, incluyendo el lanzamiento de un programa de donaciones y un plan de "patrocinio". También se ha creado un grupo de trabajo para abordar la evolución de la situación en Afganistán.

El director general de DW, Peter Limbourg, ha agradecido al gobierno alemán su apoyo en la evacuación, pero considera que hay que seguir actuando. "La seguridad se está deteriorando, por lo que es imperativo trabajar en la evacuación del personal del DW y sus familiares de Afganistán", dijo.

Todavía hay dos corresponsales de DW en Afganistán con sus familias, y una familia de un empleado que ya está en Alemania. El margen de maniobra para las evacuaciones es cada vez menor, ya que los talibanes siguen consolidando su poder.

Además, los talibanes no suelen distinguir entre los periodistas y sus familiares. El nivel de amenaza para los periodistas y sus familias es considerable, y aumenta constantemente.

(gg/er)