El primer largometraje de Raúl Rico y Eduardo Giralt Brun, mostró en la Berlinale un caleidoscopio de personajes que hablan de una cultura híbrida en el norte de México, marcada por una violencia endémica.
Imagen: DW/E. Usi
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La cinta, estrenada en la sección Forum, que busca cine de vanguardia, despertó un gran interés en el público tras el estreno, por la excentricidad de los personajes que retrata. Se trata de un recorrido a través de Sinaloa, en el norte de México, célebre por ser cuna de poderosos narcotraficantes y ser tierra de cultivo de drogas. Parte desde un paisaje montañoso y árido, hasta llegar a Mazatlán, en la costa, una de las joyas turísticas en el Pacífico.
"Estar aquí es abrumador. Jamás pensé que una película tan pequeña, financiada con nuestros propios recursos, pudiera llegar a presentarse en un lugar tan bello. Y ante tanta gente", dijo Raúl Rico tras el estreno. Ambos cineastas compartieron el trabajo de dirección, buscando sincronizarse a través de lecturas y películas, antes de escribir el guión.
Selfie (izquierda) insulta a Víctor (derecha), diciéndole que es un güero de rancho.Imagen: Diego Rodriguez
El protagonista, un joven que no es actor
El espectador acompaña al joven y forajido ranchero Víctor (Jose Luis Lizárraga), que es acosado por un enclenque rubio apodado Selfie (Joshua Estrada). Víctor escucha impasible las acusaciones de Selfie, que es miembro de una banda juvenil, como si no entendiera el enojo de su interlocutor. Selfie se despide espetándole ser un "güero de rancho", como se llama en México a los rubios tímidos y de provincia.
El hallazgo de sus perros muertos es el detonador de un viaje en el que Víctor busca la venganza. Es un recorrido por un mundo de hombres rudos y curtidos por el sol, en dónde prácticamente no figuran las mujeres. Con excepción de unas teatrales damas en un bar, y de la jefa de la banda juvenil a la que pertenece Selfie, una viuda de un narco, que parece la mamá de todos ellos.
Víctor acaba encontrando a la banda juvenil que busca.Imagen: Diego Rodriguez
Entre los testimonios que escucha el lacónico protagonista, figura el de un tatuador, que les hace tatuajes a los jóvenes que busca. El hombre narra la historia de una mujer que fue a verlo con el brazo putrefacto de su marido muerto, con el encargo de que termine el trabajo en el que aparece ella. Son historias que se antojan inverosímiles, que provienen del caudal de relatos que Raúl Rico dijo haber escuchado en su niñez. El cineasta es la quinta generación de una familia asentada en Sinaloa.
Trabajo de campo
Detrás del largometraje hay un trabajo de campo previo; un recorrido por las cantinas de la región en busca de testimonios de lugareños, narcotraficantes, policías, pescadores y cantineros. "Buscamos hacer amigos genuinamente, acercándonos a la gente con respeto", dijo Eduardo Giralt Brun, codirector de origen venezolano, que dijo conocer toda esa violencia de Caracas.
En una de esas cantinas encontraron a un hombre, propietario del local, que les dijo que narcotraficantes ahí eran todos, y que actuaban así para ganarse respeto. En la película, en una de esas cantinas un estadounidense apodado El Gringo, explica a Víctor que en ese lugar los niños de 13 años ya están echados a perder. Son criminales y asesinos.
Una cultura híbrida, marcada por la violencia.Imagen: Diego Rodriguez
Raúl Rico lamentó la banalización de la violencia y de la cultura del narco en México, y que no haya una respuesta del Estado mexicano a través de políticas públicas que apunten hacia la educación, que es lo que podría atajar el problema. En conversación con DW el cineasta se mostró más escéptico. "Es un problema endémico el que tiene Sinaloa y otras partes de México, ante el que no hay solución. La violencia está tan arraigada en la cultura de la gente, que no tiene cura", destacó Rico.
Berlinale, las películas favoritas de la competición
En la mitad de la Berlinale, repasamos algunas de las principales aspirantes a ganar la competición, incluyendo películas que todavía se tienen que estrenar.
Imagen: Schramm Film/Marco Krüger
'Isla de Perros' de Wes Anderson
La impecable stopmotion animada de Wes Anderson rebosa detalles. Con esta historia de perros excluidos de la sociedad, el cineasta independiente de EE. UU. agregó una nota política a una aventura deslumbrante. Aunque la película obtuvo una de las mejores puntuaciones de los críticos de la revista Screen International, el jurado del concurso podría preferir premiar a un director menos comercial.
Imagen: 2017 Twentieth Century Fox
'Dovlatov', de Alexei German Jr.
Ambientada en Leningrado en 1971, esta película rusa que describe seis días en la vida del autor disidente soviético Sergei Dovlatov, obtuvo elogios del jurado. Imágenes fuertes acompañan el retrato que el director hace de un inconformista en una sociedad autoritaria. Es un tema oportuno, pero las referencias a los gigantes de la literatura del siglo XX, como Steinbeck y Nabokov ¿la encasillarán?
Imagen: SAGa Films
'U – 22 de julio', de Erik Poppe
Esta cinta recrea la masacre de Utoya cometida por el terrorista de extrema derecha Anders Behring Breivik en Noruega en 2011, desde la perspectiva de una víctima. Aunque cuenta con impresionantes recursos técnicos, el tema inquietante de la obra y las intenciones poco claras dividen a la crítica. El jurado de Screen International, la puntuó bien pero un crítico alemán le dio solo una estrella.
Imagen: Agnete Brun
'Las Herederas', de Marcelo Martinessi
Screen International elogió la "intimidad y la travesura amable en la actuación"; mientras que Variety recalcó que el debut sudamericano "equilibra exquisitamente el estudio del personaje con comentarios sagaces sobre la clase, el deseo y los persistentes privilegios de la élite paraguaya". Sin embargo, a pesar de los aplausos por el drama femenino, el jurado podría preferir algo con más éxito.
Imagen: lababosacine
'Tránsito', de Christian Petzold
Mientras críticos de diferentes medios de prensa especializada quedaron impresionados por el "osado drama del Holocausto de formato moderno" de Petzold, solo dos críticos del jurado de Screen, los alemanes, le otorgaron tres estrellas al filme. El director alemán ha establecido una novela de la Segunda Guerra Mundial en un contexto actual indefinido, una estrategia que divide a los críticos.
Imagen: Schramm Film/Marco Krüger
'Tres días en Quiberon', de Emily Atef
La obra de la cineasta alemana Emily Atef recrea una entrevista de tres días de la ícono del cine Romy Schneider a la revista 'Stern' en 1981. Como la película no va más allá de ser una biografía, se trata de una candidata poco probable para el Oso de Oro. Sin embargo, la descripción de Marie Bäumer de la mujer carismática y torturada la hace candidata para ganar el Oso de Plata a la mejor actriz.
Imagen: Rohfilm Factory/Prokino/Peter Hartwig
'No te preocupes, no llegará muy lejos andando', de Gus Van Sant
La última película de Gus Van Sant es un retrato del irreverente cuadripléjico caricaturista de Portland John Callahan, personificado por Joaquin Phoenix. Aunque todavía debe proyectarse en la Berlinale, la película financiada por Amazon se estrenó en Sundance, donde fue recibida positivamente. Berlín incluyó el film en su competición para agregar el poder de las estrellas a la alfombra roja.
Imagen: 2018 AMAZON CONTENT SERVICES LLC/S. P. Green
'Pig', de Mani Haghighi
Esta comedia oscura iraní trata de un asesino en serie que ataca a famosos directores iraníes. No obstante, un cineasta en la lista negra se pregunta por qué no se lo considera importante como para ser uno de ellos. En 2015, el jurado otorgó un Oso de Oro al director iraní Jafar Panahi por "Taxi", una película producida a pesar de que el cineasta había sido expulsado de su trabajo en Irán.