El comienzo estuvo preñado de simbolismo. Alemania recibió una antorcha como invitada de honor de la Feria Internacional del Libro de La Habana 2004. Una edición dedicada a la destacada intelectual cubana Carilda Oliver Labra. Los medios cubanos lo reportaron incluso en vivo. Y las palabras del embajador alemán en la isla, Bernd Wulffen, correspondían al clima político de entonces: "Alemania se convertirá en el socio número uno del más importante evento cultural cubano", dijo en aquella ocasión el diplomático alemán. Las declaraciones de simpatía llegaron aún más allá. Wulffen expresó además que "el gesto consolida y refuerza" los vínculos culturales entre los gobiernos y pueblos de ambas naciones y de la Unión Europea (UE), con los cuales "queremos cultivar el diálogo que sólo el libro puede lograr de forma excelente".

Intempestivo fin de un tibio coqueteo

Hasta aquí las cosas iban sino bien, tampoco mal. Pero luego vinieron las "flagrantes violaciones a los derechos humanos" en Cuba. La condena de 75 personas pertenecientes a la "oposición democrática" y la aplicación de la pena de muerte a algunos de ellos. Ante el evidente deterioro de las libertades y derechos ciudadanos en Cuba, la Unión Europea prefirió, esta vez, actuar más y hablar menos. La decisión: reducir la presencia de la Unión Europea en la isla de Fidel Castro. La Unión Europea se guía por una postura común, que promueve la democracia, los derechos humanos, la economía de mercado y la mejora de la condición de vida de la población cubana. "No son condiciones; son objetivos políticos y económicos que compartimos también con otros países", indicó en aquella ocasión Kühn von Burgsdorff, representante de la UE en La Habana, a Dw-World puntualizando que tales criterios, sobre todo en lo que se refiere a la democracia y los derechos civiles y políticos, "son parte integral de cualquier acuerdo de cooperación que suscribe la Unión Europea con todos los países".

Alemania: consecuente política humanitaria

La reacción del régimen cubano no se hizo esperar. Fidel Castro anunció célebremente su declinación a la ayuda de la Unión Europea acusándola de "intromisión", de usar "parámetros dobles" y de ser otro lacayo de Estados Unidos. El hecho de que Alemania votara en la ONU durante los últimos 10 años siempre a favor de la resolución cubana contra el embargo estadounidense, parece olvidarse en Cuba a la hora de los discursos. Si en La Habana empero, se observara con más cuidado la continuidad de la política humanitaria de Alemania, llegarían a la conclusión de que no existen tales parámetros dobles. Los Derechos Humanos no son negociables, ni con Norcorea ni con Cuba.

No toda lectura es edificante

El Gobierno socialdemócrata y verde de Gerhard Schroeder decidió sacrificar la participación de Alemania como invitado de honor en la Feria internacional de Libro de La Habana, como lo confirmó a DW-WORLD.DE una vocera del Ministerio federal de Relaciones Exteriores. "Las editoriales y los interesados bien pueden participar en el evento, pero no pueden contar con el respaldo de la República Federal Alemana", advirtió la funcionaria. Sin embargo, las esperanzas en la razón caribeña no están del todo perdidas. Alemania confía en que en el futuro los vientos democráticos en Cuba sean más propicios y "hagan posible una futura participación".

José Ospina Valencia