Los Estados Unidos celebran en breve unos comicios históricos. Alentadas por la oratoria incendiaria del presidente Donald Trump, las milicias civiles se entrenan en el uso de las armas, marchan por las calles de las ciudades o planean secuestros. Se estima que en EE. UU. existen más de 180 de estas organizaciones. Muchas de ellas no vacilarían en recurrir a la violencia y quieren que Donald Trump revalide su mandato, sea como sea, y amenazan sin tapujos con emplear las armas. El grupo "American Wolf", del estado de Washington, patrulla en las manifestaciones de Black Lives Matter en calidad de autodenominado garante de la paz. "Esa gente no son manifestantes", afirma su líder, Peter Diaz, sobre el movimiento Black Lives Matter. "Son criminales que tratan de desestabilizar a nuestro Gobierno". La activista de BLM Keturah Herron se siente intimidada por las milicias ciudadanas de extrema derecha que han surgido de repente en su ciudad natal, Louisville, en Kentucky. Pide justicia para todos los negros que han sido víctimas de la violencia policial y anhela la llegada de un nuevo presidente que llame a combatir el racismo que impera en el país. Los expertos, como la investigadora de los movimientos extremistas Cynthia Miller-Idriss, advierten de que, en estos momentos, EE. UU. se asemeja "a un polvorín".