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Los gatos no son malos ni crueles

Brigitte Osterath
8 de agosto de 2018

Los gatos torturan a los ratones, nos arañan y nos ignoran, a pesar de que somos muy buenos con ellos, lamentan sus detractores. Pero en realidad se los acusa de ser diferentes a los perros. Pero hay una razón para eso.

Weltkatzentag
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte

Si, existen esos días en los que incluso el dueño de un gato desearía haberse comprado un perro. Por ejemplo, cuando uno llega a casa después de un viaje y no es recibido con exuberante alegría. Sería bonito, ¿no?

En cambio, el dueño de un gato ya puede estar contento si el felino por lo menos registra su vuelta. Y si no está ofendido por haberlo dejado solo por tanto tiempo. Con mucha suerte, el gato se acerca a la entrada y saluda al dueño con unas cuantas caricias por las piernas. Pero el saludo nunca alcanza los niveles de entusiasmo que demuestra un perro.

Nosotros no les importamos

"Los perros tienen amos y los gatos tienen personal", reza un dicho alemán. Los perros se acostumbran a un dueño, los gatos a un lugar. Pero Dennis Turner no lo ve así. El biólogo suizo-estadounidense investiga la relación entre humanos y gatos domésticos y es director del instituto de Etología Aplicada y Psicología Animal, que fundó en Horgen, cerca de Zurich,

"Los gatos que han sido socializados con los humanos desde pequeños, desarollan relaciones sociales genuinas con sus dueños y no los consideran simplemente como abridores de latas", dice a DW. "Ellos echan de menos a su amo, por ejemplo, durante una ausencia por vacaciones, aunque no lo demuestran a la hora del regreso".

En Alemania, 13,4 millones de gatos son dueños de un amo. Imagen: picture-alliance/Anka Agency/G. Lacz

Solitarios e independientes

Hay una sencilla razón por la que los gatos son tan diferentes de los perros y, por lo tanto, también su relación con los humanos: "Los gatos son originalmente solitarios e independientes", explica Dennis Turner. No viven en grandes manadas con una estructura social clara como los antepasados de los perros, los lobos.

El antepasado del gato domestico es el gato salvaje africano. Esta subespecie se encuentra en el norte de África, en la península arábiga y hasta el Mar Caspio. No es muy agresiva y por lo tanto resulta fácil de domesticar. La domesticación probablemente comenzó hace unos 9.500 años en Chipre, informaron investigadores franceses en la revista "Science".

El gato salvaje africano solo come animales pequeños: ratones, ratas, pájaros y reptiles. Por lo tanto, caza solo; como la mayoría de los grandes felinos no necesita la ayuda de sus congéneres. La única excepción son los leones. Ellos viven como lobos en manadas y cazan y comen juntos, algo extremadamente inusual en los gatos.

Bastante cruel, desde nuestro punto de vista. Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte

¿Por qué no mata al pobre ratón?

Los gatos tienen una reputación de crueldad por una razón en particular: tienen una tendencia a jugar con ratones y otras presas hasta que estos casi se mueren solo de miedo.

"Los gatos son cazadores oportunistas y deben estar preparados para acechar y atrapar a cualquier presa que descubran por casualidad, incluso si no tienen hambre", explica Turner. Jugando con la presa viva, el gato resuelve este conflicto interior: el gato se excita y puede asestar la mordedura mortal. "Parece cruel, pero es un proceso necesario seleccionado por la evolución."

Ya en la década de 1970, los investigadores estudiaron por qué los gatos juegan con sus presas en lugar de matarlas inmediatamente. Cuanto más grande y peligrosa es la presa, más tiempo juega el gato con ella, informó Maxeen Biben de la Universidad de Carolina del Norte en EE.UU., en la revista "Animal Behaviour". Las ratas permanecieron vivas más tiempo que los ratones.

Biben asumió que los gatos eran cuidadosos: Cuanto más grande es la presa, más peligrosa puede llegar a ser para el gato. Por lo tanto, los gatos se acercaban lentamente y jugaban a lo seguro antes de acercarse tanto al animal para matarlo con una mordida. Biben también descubrió que cuanto más hambriento está el gato, más rápido mata.

Los humanos tienden a atribuir cualidades humanas a los animales. Pero el comportamiento típico de un gato solo se deriva de su forma de vida solitaria, tal como lo aprendió en el curso de la evolución.

Autora: Brigitte Osterath (GG/ERS)

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