Un estudio realizado por tres universidades descubrió que mientras más plomo se ha producido a lo largo de la historia, más alta es la concentración de este metal en el organismo, que puede causar daños irreversibles.
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Tres universidades se unieron para sacar adelante un estudio sobre la presencia de plomo en el cuerpo humano a lo largo de la historia, y los resultados pueden parecer obvios, pero no por ello menos inquietantes: si la contaminación está en el aire, en el suelo, y en los teléfonos móviles, indefectiblemente acabará asentándose también en los huesos humanos.
El artículo, titulado "Lead in Archeological Human Bones Reflecting Historical Changes in Lead Production” ("El plomo en restos humanos arqueológicos refleja los cambios históricos en la producción de plomo”), fue publicado este lunes (16.08.2021) en la revista Environmental Science and Technology, y busca complementar un estudio similar que apareció décadas atrás en la revista Science. En este caso, el equipo de investigadores de las universidades Hebrea de Jerusalén, de Viena y Sapienza de Roma comparó los índices de producción de plomo con la presencia de éste en los huesos.
Para ello, usaron restos arqueológicos de personas que vivieron en los últimos 12.000 años en el territorio que hoy pertenece a Italia, gracias a un cementerio que ha sido usado de forma ininterrumpida todo ese período. El informe señala que "sorprendentemente, gran parte de la dinámica estimada en la producción de plomo se replica en los humanos”. Esto quiere decir que la contaminación por este metal tiene directa relación con la producción.
El estudio señala que la producción de plomo comenzó el año 2500 antes de Cristo con la acuñación de las primeras monedas, alcanzó un punto alto en la era romana, tuvo un declive en la Edad Media y hace 1.000 año empezó a crecer de nuevo impulsada por la extracción de plata en Alemania y el Nuevo Mundo, y posteriormente gracias a la Revolución Industrial.
Curvas equivalentes
La comparación entre las concentraciones de plomo en huesos y dientes con el ritmo de producción mundial demuestra que ambos procesos están estrechamente ligados.
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"En pocas palabras: cuanto más plomoproducimos, más probable es que la gente lo absorba en su cuerpo. Esto tiene un efecto altamente tóxico", advierte Yigal Erel, jefe de la investigación y miembro del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Hebrea.
Los autores estiman que sus hallazgos deberían crear conciencia sobre los peligros que tiene la explotación de estos metales, especialmente en tiempos en que son ampliamente requeridos para su uso en dispositivos electrónicos, teléfonos móviles, baterías, paneles solares o turbinas eólicas. Si bien los mineros y empleados de instalaciones de reciclaje serían los más afectados, la verdad es que los efectos pueden alcanzar a toda la población, toda vez que estos elementos se deterioran y liberan su toxicidad al aire y la tierra que cultiva nuestros alimentos.
"Cualquier ampliación del uso de los metales debe ir acompañada de higiene industrial, idealmente de un reciclaje seguro de los metales y de una mayor consideración medioambiental y toxicológica en la selección de los metales para uso industrial", aconseja Erel. No es mala idea escucharlo, toda vez que la exposición al plomo puede causar anemia, disfunción renal, toxicidad reproductiva e hipertensión, entre otros efectos. Además, se estima que los efectos neurológicos causados por este metal son irreversibles.
DZC (EFE, Environmental Science and Technology)
Oro, el nuevo viejo problema en Colombia
Largos túneles, trabajo a destajo: en la ciudad de Segovia, en el norte de Colombia, se extrae oro desde hace más de 150 años. Cada puesto de trabajo está ligado, directa o indirectamente, al noble metal.
Imagen: DW/N. Martin
La ciudad del oro
De los cerca de 50.000 habitantes de Segovia, unos 12.000 trabajan directamente en las minas. Otros se ocupan de lavar el oro y algunos comercian con él. El precio del oro determina el pulso de la ciudad, según cuentan sus habitantes. Si baja durante mucho tiempo, el ánimo también está por los suelos. Y vuelve a mejorar cuando sube.
Imagen: DW/N. Martin
Hasta la última partícula
Los buscadores de oro de Segovia extraen hasta las últimas partículas del agua. Río arriba, el grupo canadiense "Grand Colombia Gold" posee una gran mina. La compañía vuelca el agua restante de la producción de oro en los ríos.
Imagen: DW/N. Martin
Trabajo incesante
El lodo se diluye con agua hasta que las mínimas partículas de oro se hacen visibles. Para eso es necesario mucha constancia y también suerte. Los buscadores se reparten los canales de lavado y trabajan, día y noche, en turnos de doce horas por día.
Imagen: DW/N. Martin
"Una bendición de Dios"
Jesús Loiza es copropietario de una mina y está convencido de que "todo aquí en Segovia depende del oro". Su trabajo ha dado frutos: vive en casa propia y posee una tienda pequeña. "Gracias al oro, mis hijos pueden aspirar a un futuro mejor".
Imagen: DW/N. Martin
Ciudad de túneles
Para extraer el oro, Jesús Loiza y sus trabajadores muchas veces tienen que excavar durante meses en las profundidades. Actualmente trabajan a 500 metros bajo tierra. Desde hace más de 150 años se extrae oro en Segovia, por lo cual un laberinto de túneles se extiende por debajo de la ciudad.
Imagen: DW/N. Martin
Minas ilegales dificultad los controles
En la entrada a la mina de Jesús Loiza, la figura de un santo transmite confianza a los trabajadores. Hasta ahora no ha habido muertes por derrumbes, asegura Loiza, a pesar de que éstos se producen a menudo por las condiciones precarias de seguridad. La exploración ilegal del oro hace difícil los controles de seguridad.
Imagen: DW/N. Martin
Trabajo pesado
Cuando los mineros hallan una veta de oro pueden llegar a ganar hasta 500 dólares por semana, lo que equivale a un salario mensual promedio en Colombia. Para ganar esa suma, los mineros deben bajar y subir seis veces por día durante media hora a la mina cargando una mochila de 50 kilogramos sobre sus espaldas.
Imagen: DW/N. Martin
El oro ilegal atrae a criminales
Los altos márgenes de ganancia del oro también atraen a grupos armados a la ciudad de Segovia, desde guerrilleros hasta simples bandas criminales, que extorsionan a los mineros. "Aquí todos les pagan altas sumas de dinero ", dijo una fuente anónima. Grupos de guerrillas y paramilitares se han tomado parte de la extracción y comercio ilegal de oro.
Imagen: DW/N. Martin
Lavado y centrifugado
Para extraer el oro de la piedra se lava y tritura el metal en recipientes de acero en centrales de lavado. En Segovia hay cerca de 80. Luego se aplican sustancias químicas para continuar el proceso.
Imagen: DW/N. Martin
Mercurio y cianuro
El polvo de oro molido se vuelca en un recipiente que contiene mercurio (foto) y cianuro. Allí, esas sustancias forman una amalgama con el oro formando pequeñas bolas. Para separar más tarde el oro de las sustancias químicas se calientan o "refogan" las bolas de material a 360 grados. De ese modo solo queda el oro, y el resto se evapora.
Imagen: DW/N. Martin
Buscando alternativas
Hilardo es dueño de una central de lavado de oro y sabe que su trabajo daña al medioambiente. Por eso busca métodos alternativos. "Quiero que mis hijos puedan seguir viviendo en Segovia", dice. La region es, según estudios, una de las más afectadas por el mercurio en todo el mundo. El agua corriente está envenenada, así como los peces de los ríos.
Imagen: DW/N. Martin
Peligro para el hombre y la naturaleza
La fiebre del oro se extiende por toda Colombia, hasta la Amazonía. En 20 de las 32 provincias del país se excava, se dinamita y se procesa el noble metal, lo cual es una grave amenaza para los seres humanos, así como para las plantas y los animales. Colombia posee el diez por ciento de todas las especies animales y vegetales del planeta.