La “era Castro”, que llega a su fin nominalmente con la salida de Raúl Castro de la presidencia, estuvo siempre marcada por los grandes vendavales de la política internacional. Y eso probablemente no cambie pronto.
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No hay otra revolución latinoamericana que haya estremecido con más fuerza al continente que la cubana. Ni una figura que haya despertado tantas pasiones como Fidel Castro, que pasó de liberador de Cuba de la dictadura de Batista, a instaurador de un régimen dictatorial, preservado por su hermano Raúl. Su retirada de la presidencia por voluntad propia –aunque no de la jefatura del PC- supone el cierre más bien simbólico de un capítulo en que muchas líneas cruciales se escribieron en la arena internacional.
“Podemos decir, después de casi 60 años, que la cubana es una revolución única en América, porque las otras revoluciones, por ejemplo las que tuvieron lugar en México y en otros lugares, no han sido tan duraderas. Además, no han cambiado tan fundamentalmente las estructuras. La revolución cubana lo hizo, terminó con el concepto de la propiedad privada”, señala Bernd Wulffen, quien fue embajador de Alemania en Cuba desde 2001 hasta 2005.
El polvorín de la Guerra Fría
Cuando Fidel Castro entró victorioso en La Habana, en enero de 1959, no encarnaba aún al David comunista que desafiaba al Goliat “imperialista”. Las tensiones con Estados Unidos comenzaron ya en los años 59 y 60, con las expropiaciones que afectaron a intereses estadounidenses. Pero fue la fracasada invasión de Bahía de Cochinos lo que terminó de sellar la alianza cubana con la Unión Soviética. “Por una parte, Fidel Castro dijo claramente, con motivo del entierro de soldados caídos en la Bahía de Cochinos: ‘Esta es una revolución socialista". Por otro lado, se dieron cuenta de que el gobierno de Estados Unidos constituía una especie de amenaza y necesitaban protección. Y qué protección podían tener: la de la otra superpotencia solamente”, indica Wulffen.
Al poco tiempo, Cuba llegó a convertirse en protagonista del episodio que estuvo más cerca de descongelar la Guerra Fría para desatar una hoguera atómica, en 1962: la Crisis de los Misiles. Washington y Moscú lograron esquivar la catástrofe, pasando por alto a La Habana, pero el gobierno de Castro no se conformó con el papel de comparsa en el concierto internacional, sino que apostó por exportar la revolución. “Yo diría que tuvo una gran repercusión en países del tercer mundo. Pensemos por ejemplo en Angola, pensemos en Etiopía, donde Cuba intervino con tropas, trasladó a miles de soldados a una distancia de más de 10 mil kilómetros; la logística que Cuba desarrolló fue increíble”, comenta el diplomático alemán, autor de los libros “Hielo en el trópico” y “Cambio radical en Cuba: de Fidel a Raúl Castro”.
El colapso soviético
Años más tarde, asegurar la supervivencia del propio régimen pasó a ser la primera prioridad, cuando el colapso de la Unión Soviética dejó a al país caribeño al borde del abismo. “Cuba perdió el 60 por ciento de su comercio exterior y el 40 por ciento de su PIB”, comenta Wulffen. Pero Fidel Castro no estaba dispuesto a retroceder. “No cambió un milímetro”, fue una frase que quedó grabada en la memoria del ex embajador alemán, que explica: “Fidel siempre pensaba que su revolución iba a convertirse en socialdemocracia y no lo quería. Raúl estaba más inclinado a cambiar ciertas cosas y finalmente lo ha llevado a cabo desde el 2008, pero no han sido cosas de mucha envergadura. Han sido pequeños cambios”.
Si bien la idea de la propagación de la revolución armada, también a otros rincones de América Latina, fue desvaneciéndose con la muerte del Che Guevara, no ocurrió lo mismo con la dimensión internacional del proyecto cubano. “Cuba ha influenciado y sigue influenciando, con su educación, con sus servicios médicos, a otros países. Ha enviado a muchos médicos al tercer mundo. Eso es loable. Pero, al mismo tiempo, siempre tiene también el matiz de la propaganda, de querer mostrar a los países en desarrollo a Cuba como modelo”. El componente ideológico no cambió con el traspaso del poder de Fidel a Raúl Castro. Un ejemplo es el apoyo al chavismo y a la Alianza Bolivariana. “Pero son casos de fracasos, sobre todo Venezuela”, apunta Wulffen.
La clave estadounidense
La virtual pérdida del apoyo económico de ese aliado, sumido en su propia crisis, no encuentra, sin embargo, a Cuba con el mismo grado de dependencia con que la sorprendió en su día la hecatombe soviética. Con Raúl al mando, la Habana logró posicionarse de otra forma en el mundo y en el continente, hasta el punto de haber servido de anfitriona para los diálogos de paz colombianos que llevaron a deponer las armas a las FARC.
Con Raúl vivió también el momento que pasará a la historia como el gran hito de su período: el deshielo con Estados Unidos, de la mano de un presidente Barack Obama convencido de que la política de aislamiento y sanciones aplicada hasta entonces no había resultado efectiva, ni para derribar al régimen, ni para poner fin a las violaciones de derechos humanos e inducir una apertura a la democracia.
“Lamentablemente, Trump no sigue esa política sino todo lo contrario: recae en lo de antes”, señala Wulffen. Y eso, a su juicio, resultará contraproducente para quienes esperan cambios de fondo en La Habana.
“Creo que va a ser muy difícil para el sucesor de Raúl cambiar la política, porque Estados Unidos no le deja margen de acción”, afirma el exembajador, convencido de que lo que ocurra en el futuro dependerá mucho de la situación internacional: “el nuevo conflicto este-oeste, entre Estados Unidos y Rusia, no es un clima propicio para cambios en Cuba”.
Autora: Emilia Rojas Sasse (CP)
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El fin de la era Castro en Cuba
Casi nadie en Cuba puede recordar una vida sin los Castro. Desde el 19 de abril de 2018, ya no habrá un Castro al frente del Estado. Durante casi 60 años, los hermanos Fidel y Raúl gobernaron el país con mano de hierro.
Imagen: Reuters
1959 - La revolución triunfa
Los rebeldes liderados por Fidel Castro llegan al poder tras huir el dictador Fulgencio Batista en enero. EE.UU. reconoce al nuevo gobierno. Pronto "leyes revolucionarias" (como la reforma agraria) afectan a empresas estadounidenses. En diciembre, el presidente republicano Dwight D. Eisenhower aprueba un plan de la CIA para derrocar a Castro en un año y sustituirlo por "una junta amiga de EE. UU."
Imagen: AP
1960 − Nacionalizaciones y acercamiento a la Unión Soviética
Eisenhower prohíbe la exportación a Cuba (salvo alimentos y medicinas) y suspende la importación de azúcar. Cuba responde nacionalizando bienes y empresas estadounidenses, y estableciendo relaciones diplomáticas y comerciales con la Unión Soviética. En el funeral de las víctimas de la explosión del vapor "La Coubre" (foto), que Cuba achacó a la CIA, Castro lanza su consigna "¡Patria o Muerte!"
Imagen: AP
1961 − Ruptura e invasión
EE. UU. rompe relaciones diplomáticas con Cuba y cierra su embajada el 3 de enero. Tras una serie de bombardeos a aeropuertos e incendios en tiendas de los que Cuba acusa a EE. UU., Fidel Castro proclama el carácter socialista de la revolución el 16 de abril. Del 17 al 19, cubanos entrenados por EE. UU. intentan infructuosamente invadir la Isla por Playa Girón y Playa Larga, en Bahía de Cochinos.
Imagen: AP
1962 - La crisis de los misiles
En 1960, Kruschev dijo: “No sé si Fidel es comunista, pero yo soy fidelista”. Moscú reanudó las relaciones diplomáticas con La Habana e incrementó el apoyo. La Unión Soviética instaló bases de misiles nucleares en Cuba. Eso desencadenó la “crisis de los misiles”. Moscú cedió a la presión de Kennedy a cambio de que EE.UU. no invadiría a Cuba y desmantelaría sus bases nucleares en Turquía.
Imagen: imago/UIG
1971 – Fidel Castro en Chile
El episodio de Bahía Cochinos aceleró la proclamación del carácter socialista, marxista-leninista, de la revolución. Cuba terminó siendo expulsada de la Organización de Estados Americanos. Castro quedó aislado en el continente, pero no indefinidamente. Castro fue recibido en Chile por el presidente Salvador Allende (foto), que fue derrocado por Augusto Pinochet en 1973.
Imagen: AFP/Getty Images
1989 – La hora de la Perestroika
La llegada al poder de Mijail Gorbachov en Moscú marcó el inicio de la era del Glasnost y Perestroika. La Cortina de Hierro comenzó a caer en pedazos y el imperio soviético terminó derrumbándose. Cuba perdió a su principal base de sustento exterior, sumiéndose en una aguda crisis. Miles de cubanos intentaron huir a Miami en precarias embarcaciones. Muchos vaticinaban el fin del régimen castrista.
Imagen: picture-alliance/dpa
1998 – Primera visita papal
Un decreto de Pío XII prohibía a los católicos el apoyo a los regímenes comunistas. En virtud del mismo, el Vaticano había excomulgado a Fidel Castro en enero de 1962. Pero las décadas pasaron y, luego del término de la Guerra Fría, llegó el momento del acercamiento: en 1996, Castro visitó al Papa Juan Pablo II y éste retribuyó la visita dos años más tarde, en un gesto considerado histórico.
Imagen: picture-alliance/AP/Michel Gangne
2002 - Fidel Castro y Jimmy Carter juegan béisbol
Desde que Estados Unidos impuso su embargo comercial, económico y financiero en 1962, hubo pocos momentos de distensión entre Washington y La Habana. Uno de los pocos signos en esa dirección fue el viaje del expresidente estadounidense Jimmy Carter en 2002, motivado por la intención de encontrar puntos de acercamiento. Tampoco sus buenos oficios provocaron cambios sustanciales en Cuba.
Imagen: Adalberto Roque/AFP/Getty Images
2006 - Fidel y Hugo
Desde los años 90, Cuba dejó de ser vista como un peligroso exportador de revoluciones. Con el estrepitoso derrumbe del bloque del Este, las ideologías de izquierda naufragaban. Pero en Venezuela llegó al poder un nuevo dirigente dispuesto a propagar la “Revolución Bolivariana”. Hugo Chávez, declarado admirador de Fidel Castro, le dio a La Habana un efectivo respaldo, también en lo económico.
Imagen: picture-alliance/dpa/dpaweb
2006 - La entrega del poder
La enfermedad forzó a Fidel Castro a abandonar el poder. En 2006, lo dejó en manos de su hermano Raúl, garante de que no habría vuelco radical en un sistema que, pese a los avances en educación y salud, cobró un alto precio: falta de libertad y represión. Mientras afloraban los primeros cambios, Castro se fue despidiendo de a poco, defendiendo hasta el final su visión desde las páginas del Granma
En diciembre de 2014, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, anunciaron que retomarían las relaciones diplomáticas. Obama visitó Cuba en marzo de 2016. Habían pasado 88 años desde la última vez que un presidente estadounidense viajara a la isla. EE. UU. retiró a Cuba de la lista de terrorismo y el deshielo comenzó a afianzarse.
Tantas veces anunciada y denegada, pocos creyeron la noticia de su fallecimiento en un primer momento. No obstante, el 25 de noviembre de 2016, los bares empezaron a cerrar y las reuniones callejeras se dispersaron cuando corrió el rumor de su deceso. Durante años, Castro desmintió a quienes lo daban por muerto publicando fotografías o artículos de opinión de innegable actualidad.
Imagen: Getty Images
2018 – La sucesión
Después de 10 años, Raúl Castro se retira del poder. El 19 de abril, el Parlamento cubano elige a un sucesor que por primera vez en casi 60 años no lleva el nombre de Castro. Sin embargo, los analistas sostienen que es poco probable que el curso político en Cuba cambie tan pronto.