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Incendios arrasaron los bosques de América Latina en 2024

Judit Alonso
1 de julio de 2025

Los incendios masivos quemaron cinco veces más bosques tropicales primarios en 2024 que en 2023. América Latina se vio particularmente azotada, sobre todo Brasil y Bolivia.

Incendios en la Amazonía brasileña. "Estas pérdidas afectan no solo a la naturaleza, sino también a los pueblos indígenas y las comunidades locales que dependen de estos ecosistemas para sus recursos y su modo de vida”, recalca la investigadora associada de Global Forest Watch.
Incendios en la Amazonía brasileña. "Estas pérdidas afectan no solo a la naturaleza, sino también a los pueblos indígenas y las comunidades locales que dependen de estos ecosistemas para sus recursos y su modo de vida”, recalca la investigadora associada de Global Forest Watch. Imagen: Marizilda Cruppe/Greenpeace Brazil

Los trópicos perdieron un récord de 6,7 millones de hectáreas de selva tropical primaria en 2024. Los incendios forestales fueron la principal causa: representaron cerca de la mitad de toda la destrucción. Según datos del Laboratorio de Análisis y Descubrimiento Global de Tierras de la Universidad de Maryland, disponibles en la plataforma Global Forest Watch del World Resources Institute (WRI), los incendios masivos quemaron cinco veces más bosques tropicales primarios en 2024 que en 2023.

"2024 fue el año más caluroso jamás registrado, y el calor extremo, combinado con una sequía severa, creó las condiciones perfectas para los incendios", explica a DW Sarah Carter, investigadora asociada de Global Forest Watch. "En las regiones tropicales, muchos incendios se provocan intencionalmente para despejar tierras para la agricultura; sin embargo, en condiciones tan secas, a menudo se propagan sin control. Algunos también se encienden deliberadamente dentro de los bosques, lo que agrava la destrucción", lamenta.

Además de empeorar la calidad del aire, hacer peligrar los suministros de agua y amenazar la vida y los medios de vida de millones de personas, los incendios emitieron 4,1 gigatoneladas de gases de efecto invernadero a nivel mundial, liberando más de cuatro veces las emisiones de todos los vuelos en 2023.

Brasil: incendios de otra dimensión en la región

Los incendios se cebaron en la Amazonía, que sufrió su mayor pérdida de cobertura arbórea desde 2016. Brasil representó el 42 % de toda la pérdida de bosque tropical primario en 2024 y el 66 % de esa pérdida se produjo por incendios.

"La selva tropical amazónica y la sabana tropical del Cerrado y el Pantanal están muy cerca de alcanzar puntos críticos de autodegradación. Esto se debe a la combinación sinérgica del cambio de uso del suelo, incluida la degradación causada por incendios y el calentamiento global, que provoca sequías y olas de calor mucho más frecuentes", alerta a DW el científico brasileño Carlos Nobre, recordando que, entre 2023 y 2024, se registró una sequía récord en la Amazonía y una sequía muy severa en el Cerrado y el Pantanal.

"El principal problema fue el gran aumento de incendios y áreas degradadas por el fuego. Más del 95% de los incendios fueron provocados por el hombre, y muchos de ellos fueron provocados por el crimen organizado para deforestar", señala.

La pérdida de bosques primarios brasileños por otras causas, principalmente debido a la agricultura a gran escala para soja y ganado, aumentó en un 13 %. Para Mariana Oliveira, Directora de Bosques y Uso del Suelo del WRI Brasil, "los continuos esfuerzos del Congreso para debilitar las protecciones ambientales han interrumpido parte del progreso".

Se "requerirá una mayor prevención de incendios, una mejor coordinación intersectorial y un seguimiento estrecho para garantizar que las políticas funcionen en la práctica, no solo en el papel", apunta a DW, advirtiendo que el mayor desafío es asegurar financiación estable para aplicar las leyes contra la deforestación ilegal.

Bolivia: segundo lugar en el "podio"

Con la quema de más 1,5 millones de hectáreas el pasado año, Bolivia se sitúa detrás Brasil. "El incremento del 200 % en la pérdida de bosques primarios en Bolivia  responde principalmente a un modelo político y económico basado en la ampliación de la frontera agrícola, legalizado a través de un paquete de leyes incendiarias aprobadas durante el Gobierno de Evo Morales y mantenidas por los Gobiernos posteriores", explica a DW Carmen Capriles, ingeniera agrónoma boliviana.

Para Carmen Capriles, el rol del Gobierno boliviano ha sido determinante en la crisis: "Ha legalizado y fomentado la quema con incentivos perversos y dotaciones masivas de tierra en zonas de bosque primario", critica.Imagen: Cristian Castro/AFP

"Estas normas han promovido el chaqueo -la práctica de cortar y quemar vegetación para preparar la tierra para la siembra- como mecanismo de acceso y saneamiento de tierras, en un contexto donde las multas por hectárea quemada son mínimas y casi nunca se aplican, lo cual genera impunidad y fomenta la destrucción", apunta la también miembro de la organización Reacción Climática, lamentando la inexistencia de una política nacional de restauración ecológica y de recursos para la recuperación de áreas degradadas.

"Sin un cambio estructural en las políticas de tierras, uso del suelo y apoyo a sistemas productivos sostenibles, los incendios seguirán repitiéndose cada año", alerta y aboga por priorizar la conservación, generar incentivos reales para el manejo forestal sostenible y frenar la criminalización de defensores del bosque que denuncian estas prácticas.

Igualmente, los incendios causaron al menos el 60 % de la pérdida de bosques primarios en Belice, Guatemala, Guyana y México. En el caso del país norteamericano, ello se debe a varios factores. "Los incendios que se propagaron por la combinación de una sequía generalizada en el país y las altas temperaturas por las alteraciones del clima", dice a DW Dolores Rojas, Coordinadora de Programas de la Fundación Heinrich Böll en México. Asimismo, apunta a presiones inmobiliarias sobre los bosques de Morelos, Jalisco, San Luis Potosí, Yucatán y la propia Ciudad de México.

"Los megaproyectos como el Tren Maya, o las plantas de generación de energía como las fotovoltaicas, o infraestructura asociada a proyectos de combustibles fósiles como refinerías o gasoductos también son causa de deforestación intensiva", lamenta Rojas, que apunta también en México al Estado como culpable de la situación. "Facilita la pérdida de la cobertura forestal por impulsar un modelo de desarrollo económico que pasa encima de los medios y modos de vida comunitarios y arrasa los ecosistemas", critica.

Desde la plataforma Global Forest Watch sugieren que, para detener y revertir la pérdida forestal para 2030, esta deberá reducirse anualmente en un 20 % con respecto a los niveles de 2024. "Ante incendios sin precedentes, fortalecer la prevención y la respuesta ante incendios es más urgente que nunca", concluye su investigadora asociada Sarah Carter, abogando por abordar la pérdida forestal con una acción colectiva global desde múltiples frentes.

(rml)

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