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Los límites de los sistemas de defensa antimisiles

Fabian Schmidt
27 de abril de 2017

EE. UU. comenzó a instalar el sistema de defensa antimisiles THAAD en Corea del Sur. Debería servir para interceptar incluso a los misiles de largo alcance. Sin embargo, las dudas todavía son muchas.

THAAD Raketenabwehrsystem
Imagen: picture alliance/ZUMAPRESS/B. Listerman

En el desfile militar en honor del difunto líder Kim Il-sung del 15 de abril, Corea del Norte mostró enormes camiones con containers cargando lo que parecían ser misiles. La gran pregunta: ¿Qué había dentro de esas carcasas? Lo cierto es que el espectáculo fue lo suficientemente sorprendente como para que algunos consideren que la dictadura posee efectivamente un arsenal considerable. Se trataría no solo de misiles de mediano alcance, sino incluso de potencia intercontinental.

Corea del Norte fue capaz de lanzar un satélite a principios de 2016 y disparó varios misiles de corto y medio alcance, una vez incluso desde un submarino. Sin embargo, todavía no está claro si el país es capaz de adaptar una cabeza nuclear a un misil balístico intercontinental.  Pero cualquiera que sea la respuesta, no caben dudas de que la amenaza es real.

 

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Entonces, ¿qué pueden hacer los sistemas de defensa de misiles para enfrentar esta amenaza?

Experiencia con misiles de corto alcance

Los sistemas de defensa antimisiles, como el sistema Patriot de la OTAN, han demostrado que son relativamente útiles para interceptar misiles balísticos.

En la segunda Guerra del Golfo de 1991, el sistema de defensa logró derribar varios cohetes Scud soviéticos, que el Ejército de Saddam Hussein disparó contra Arabia Saudita e Israel.

Sin embargo, hubo un gran número de misiles que no fueron alcanzados. Los informes sobre el éxito o el fracaso varían notoriamente. Hay quienes dicen que menos del 40 por ciento de los misiles fue interceptado, mientras que otros hablan de más del 80 por ciento. Los misiles Scud son considerados misiles balísticos de corto alcance con un rango de 500 a 1.000 kilómetros.

Imagen: Gettty Images/AFP/E. Jones

La experiencia del Golfo hizo que Israel acelerara el trabajo en su propio sistema integral de defensa antimisiles, que hoy tiene varias capas. "Cúpula de Hierro” es la pieza central de la defensa aérea del país y puede interceptar misiles incluso con una gama mucho más corta de tan sólo 5 a 70 kilómetros. Durante el bombardeo masivo con misiles desde Gaza entre 2012 y 2014, la Cúpula de Hierro, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), logró interceptar 547 de los 2.968 misiles que fueron disparados.

Detectar peligros y priorizar

El sistema Patriot es capaz de interceptar misiles de mediano alcance, lo que significa distancias de 800 a 5.500 kilómetros. Otros sistemas comparables incluyen el MEADS (por sus siglas en inglés), el FDI o el THAAD que está siendo instalado en Corea del Sur.

Lo que todos esos sistemas de defensa antimisiles tienen en común es el uso de radares –ya sea en tierra, aire o mar– de alta precisión que identifican los misiles disparados y calculan su trayectoria de vuelo. El equipo es, por lo tanto, capaz de detectar los misiles que en realidad representan una amenaza y los que no.

Tipos de misiles

Los interceptores más viejos trasladan explosivos que detonan cuando están cerca del objetivo y así destruyen al misil atacante. Se utilizan sobre todo para defenderse de misiles de corto y mediano alcance.

En el siglo XXI, los ejércitos occidentales están utilizando cada vez más interceptores que no llevan carga explosiva. Están diseñados mayormente para interceptar misiles de largo alcance.

El sistema THAAD usa exclusivamente este tipo de misiles. Estos proyectiles son transportados por cohetes. Una vez que el proyectil se separa del cohete busca colisionar con el misil atacante y lo destruye. Para asegurarse que estos proyectiles llamados "golpear-para-matar” no pierdan el objetivo, poseen pequeños motores a los lados con los que pueden ser redireccionados.

¿Es imposible interceptar misiles de largo alcance?

Casi no hay experiencia en escenarios de guerra real. Esto se debe a que este tipo de misiles fueron diseñados para lanzar cargas nucleares y afortunadamente ningún país lo ha intentado desde la Segunda Guerra Mundial.

En pruebas se ha logrado, sin embargo, derribar misiles de medio alcance en vuelo. Este tipo de artefactos vuelan a una altura de 150 kilómetros, lo que implica que abandonan la atmósfera terrestre. Los intercontinentales pueden alcanzar alturas superiores a los 400 kilómetors. Viajan a una velocidad de más de 3.000 kilómetros por hora y pueden alcanzar incluso los 14.000 km por hora.

Para alcanzar a este tipo de objetivos es necesaria una gran precisión. Según la información disponible, el sistema THAAD sería capaz de conseguirla. Sin embargo, poco se sabe de las pruebas realizadas.

El peligro de las ojivas múltiples

Un gran reto para los ingenieros es la defensa contra proyectiles de cabezas dirigibles múltiples e independientes. Así, un misil liberaría una gran cantidad de bombas nucleares con solo una cabeza desde fuera de la atmósfera. Cada uno de ellos entraría en la atmósfera por separado y alcanzaría su objetivo.

Para defenderse de estos ataques, varias empresas están trabajando en interceptores construidos con varios proyectiles. Sin embargo, no está claro hasta el momento si un diseño de este tipo podría funcionar.

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