El jueves 6 de enero tiene lugar el tradicional congreso del Día de Reyes del Partido Liberal (FDP), en Stuttgart. El partido integrante de la coalición de gobierno prepara este encuentro bajo condiciones más que adversas: el FDP lucha contra niveles bajísimos de popularidad, poniendo incluso en peligro su permanencia en los parlamentos regionales.

De acuerdo con datos suministrados por el instituto demoscópico Forsa, los liberales acumulan tan sólo un cuatro por ciento en la intención de voto a nivel nacional, mientras que en las últimas elecciones habían alcanzado el 14,6 % . Su presidente, el vicecanciller y ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, volvió a registrar un récord a la baja en las preferencias electorales.

Los liberales podrían quedar sin representación parlamentaria en los sietes estados federados en los que se vota este año, si se cumplen los augurios de las encuestas. En Baden-Württemberg, cuna de los liberales germanos, esto representaría una debacle.

Pugna entre FDP y CSU

Según el jefe de la CSU (Unión Cristiana Social), Horst Seehofer, el destino de la coalición actual de gobierno depende de la evolución del FDP. “En este momento el problema es la situación de los liberales”, dijo Seehofer. Según él, los pésimos índices de popularidad del FDP repercuten también en la aceptación general de la coalición. Sin embargo, Seehofer cree que Westerwelle es el líder ideal para rescatar al partido de esta crisis: “Para mí, Guido Westerwelle es una de las figuras más fuertes del liberalismo alemán”.

El FDP por su parte critica que “el estilo de discusión y el tono que impone la CSU a nivel federal no siempre fomenta el trabajo de la coalición”, como dijera Martin Zeil (FDP), ministro bávaro de economía. Según Zeil, cada partido debe perfilarse, pero “sin llegar a difamar a nadie”. El político hace alusión a los reiterados reproches por parte de la CSU a la Ministra Federal de Justicia, Leutheusser-Schnarrenberger (FDP), por no hacer lo suficiente por la seguridad interna.

Trío juvenil dictará el futuro

Previamente al encuentro, líderes liberales convocaron a sus votantes a reajustar el curso político del partido. El secretario general del partido, Christian Lindner, el presidente liberal de Renania del Norte-Westfalia, Daniel Bahr, y el ministro de Salud, Philipp Rösler, llamaron a las bases a perfilarse más como "una fuerza independiente" dentro de la coalición con los democristianos.

"La Unión (demócrata cristianos y socialcristianos) nos lleva muchas veces a enzarzarnos en debates desgastantes que no acaban en reformas sino en soluciones de compromiso. Justamente eso es demasiado poco para los liberales", afirman los jóvenes dirigentes.

Bahr, Lindner y Rösler, todos entre 32 y 37 años de edad, representan el futuro y la esperanza para el Partido Liberal Alemán. Los tres han acumulado ya gran experiencia en el campo político. Pero, mientras exigen cambios en el curso de su partido, se mantienen fieles a Westerwelle y destacan que “un debate sobre personas sólo distrae de las tareas a realizar”. Pero, si el FDP sufre en los próximas elecciones regionales realmente el fiasco que pronostican las encuestas, no le será posible a Guido Westerwelle mantenerse mucho tiempo más como líder del partido.

afpd/ap/dpa/ VR

Editor: Pablo Kummetz