Los negocios en Europa de emprendedores rusos exiliados
31 de octubre de 2025
Bogdan Leonov, ciudadano ruso, está creando una cadena de estaciones de alquiler de baterías portátiles en Chipre y Grecia. Además, está estableciendo una franquicia en Portugal.
Su startup WE53, lanzada en 2023, ya ha alcanzado unos ingresos anuales de aproximadamente 600.000 € (693.000 $) y actualmente emplea a decenas de personas. La red cuenta con casi 3.000 estaciones. Su anterior proyecto ofrecía el mismo servicio en Rusia.
Pero establecer un negocio en el extranjero fue particularmente difícil. "No se puede copiar y pegar casi nada. Infraestructura, legislación laboral, costumbres... todo es diferente. Lo más complicado para mí es el sector bancario. A veces tengo que hacer de compliance officer yo mismo", comenta a DW.
Maksim Satanovsky, otro ciudadano ruso afincado en Dresde, Alemania, fundó un negocio que reparte empanadillas caseras a domicilio. También pensó en abrir un restaurante de cocina rusa, pero, en su lugar, montó una fábrica —llamada Dawaj-Dawaj— que produce empanadillas y otros alimentos congelados.
Nuevos desafíos en el extranjero
Cientos de miles de rusos han huido de su país desde que Moscú lanzó la invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022. Han emigrado a lugares como Israel, Armenia, Georgia y otros países europeos, para intentar construir una nueva vida.
Algunos se han dedicado al emprendimiento, creando nuevas empresas y startup en el extranjero, en una amplia gama de sectores que van desde la informática y los medios de comunicación hasta librerías y fábricas de alimentos.
Estas nuevas empresas se han enfrentado a desafíos relacionados con la financiación y el cumplimiento normativo, pero muchas han logrado establecer sus operaciones con éxito.
La empresa holandesa Nebius, por ejemplo, que proporciona unidades de procesamiento gráfico (GPU) para el entrenamiento de modelos de IA, surgió el año pasado tras su escisión del gigante ruso de internet Yandex.
Yandex fue apodada "el Google ruso" por integrar su propio motor de búsqueda con una serie de servicios digitales, como correo electrónico y mapas. Los planes de expansión global de la compañía se vieron afectados tras la guerra en Ucrania. Ante las sanciones de la UE, su fundador y director ejecutivo, Arkady Volozh, abandonó Rusia y condenó el conflicto.
La empresa vendió sus activos rusos en julio de 2024 con un importante descuento. La operación, valorada en 5.400 millones de dólares en efectivo (4.670 millones de euros) y acciones, supuso la mayor salida de una empresa de Rusia desde febrero de 2022. Tras su cambio de nombre a Nebius, las acciones de la empresa volvieron a cotizar en el Nasdaq de Nueva York bajo la nueva identidad.
"Libros que ya no son posibles en Rusia"
Incluso algunos miembros de la sociedad civil rusa que han huido del país en los últimos años están creando organizaciones en el extranjero para continuar su labor. Babel Books, por ejemplo, es una librería en ruso en Berlín fundada por Natalya Smirnova.
Tras la invasión rusa de Ucrania, una amiga suya abrió una librería para la diáspora rusa en Tel Aviv, Israel. Smirnova se inspiró en esta iniciativa y abrió una librería similar en Berlín en septiembre de 2023.Desde entonces, la librería se ha convertido en un punto de encuentro intelectual para la comunidad rusoparlante de la capital alemana. Íntima y acogedora, se asemeja a un apartamento privado con numerosas estanterías.
Se especializa en literatura contemporánea, no ficción y arte, y organiza eventos como conferencias y presentaciones de libros. Smirnova logró meter casi 5.000 títulos impresos en los 42 metros cuadrados (452 pies cuadrados) de espacio en la planta baja de un edificio justo donde una vez estuvo el Muro de Berlín.
Freedom Letters, la editorial rusa en el exilio más grande y de mayor crecimiento, es uno de los proveedores de Babel Books. El lema de la compañía es: "Libros que ya no son posibles en Rusia". Para sobrevivir, este tipo de empresas deben ser extremadamente cautelosas e ingeniosas, afirma Georgy Urushadze, fundador de Freedom Letters, quien añade que dependen mucho del voluntariado.
"Tenemos maquetación y dos de nuestras seis imprentas permanentes en Letonia, la mayoría de los autores en Alemania y Ucrania, y diseñadores de portadas en España, Georgia, Austria y otros países", relata a DW.Además, cuenta con correctores en Israel, España y Francia, y 14 editores trabajan desde distintos países, explica, destacando la compleja organización transfronteriza para intentar eludir la influencia del Kremlin. Los ejemplos de Babel Books y Freedom Letters demuestran cómo los intelectuales rusos exiliados están creando ecosistemas empresariales completos.
Pérdida para Rusia, ganancia para otros países
La fuga de emprendedores y talento tecnológico de Rusia no es nueva, pero esta tendencia se ha acelerado desde el inicio de la guerra en Ucrania. Quienes emigran son, mayormente, jóvenes con estudios superiores, procedentes de grandes áreas urbanas digitalizadas, con infraestructuras desarrolladas y un entorno empresarial altamente competitivo.
Un estudio del Centro de Análisis y Estrategias en Europa (CASE), con sede en Varsovia, Polonia, revela que el 60 por ciento de los rusos que trabajan en el extranjero declaran ingresos superiores a los 3.500 dólares mensuales, muy por encima del promedio de la UE. Entre las empresas más destacadas establecidas en el extranjero por especialistas tecnológicos rusos en las últimas dos décadas se encuentran Revolut, una exitosa aplicación fintech con sede en el Reino Unido, y el servicio de mensajería Telegram.
El fundador de Revolut, Nikolai Storonsky, incluso renunció a su ciudadanía rusa. A medida que la guerra se prolonga, las probabilidades de que estos empresarios regresen a Rusia disminuyen cada vez más y son otros países los que se benefician del talento ruso.
(rml/ms)