Tras cinco años de guerra civil en Siria, UNICEF denuncia casi 1.500 casos de graves violaciones de derechos humanos de los niños. Los menores son asesinados deliberadamente o reclutados a la fuerza como soldados.
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El reciente informe del Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) es difícil de digerir. Tras cinco años de guerra civil, el organismo describe cómo las partes enfrentadas tienen en la mira a los niños.
Christian Schneider, secretario general de UNICEF Alemania, explica en entrevista con Deutsche Welle: “Los niños son asesinados deliberadamente por francotiradores. Hay ataques con bombas contra escuelas. Y niños cada vez más jóvenes son reclutados para la guerra”. Las milicias terroristas y los grupos rebeldes incluso obligan a niños de siete años a participar en combates armados, cuenta Schneider. Tan solo en 2015, UNICEF registró cien casos de menores que murieron o resultaron heridos en combates.
¿Una generación perdida?
El secretario general alemán señala que en los cinco años que ya dura la guerra han nacido 3,7 millones de niños: “No conocen otra cosa que la huida, el miedo y la expulsión. La violencia de las bombas y de los tiroteos forma parte de sus vidas”.
No obstante, la coordinadora de UNICEF para la ayuda para Siria se niega a perder la esperanza. En entrevista con DW, Geneviève Boutin cuenta que todos los niños refugiados con los que ha hablado comparten el sueño de querer regresar a su país, ir a la escuela y vivir con sus familias. Por ello, la tarea de UNICEF consiste en proteger a los menores en Siria y los países vecinos, así como garantizar su acceso a la educación.
En la conferencia de donantes para Siria en Londres se acordó crear programas para que todos los niños sirios puedan asistir a la escuela y recibir atención médica y psicológica. Muchos sufren severos traumas, cuenta Boutin.
En Londres, los donantes se comprometieron a destinar más de mil millones de euros para el trabajo de UNICEF. No obstante, hasta ahora el Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia solo ha recibido 74 millones. “Actualmente solo contamos con un seis por ciento del dinero para Siria y los países vecinos”, dice la coordinadora de UNICEF. Alemania, Suecia y Australia son los únicos países que han cumplido los plazos de pago acordados. De los 265 millones que prometió Berlín, ya ha pagado los primeros 70 millones.
Esperando la catástrofe
El ministro alemán de Cooperación Económica y Desarrollo, Gerd Müller, critica las promesas vacías. “Por un lado, si no ayudamos, morirán cada vez más personas. En los últimos dos años, nacieron más de 100.000 bebés en los campamentos de refugiados. Por otro lado, cada vez más personas emprenderán el viaje a Alemania y Europa”, dice el ministro a DW.
La mayoría de los sirios son pobres y no pueden o no quieren huir a Europa. El 86 por ciento de los refugiados procedentes de ese país vive en los barrios más pobres de Líbano. Müller insta a apoyar a los países vecinos de Siria como Líbano: “¿Qué pasará si este país que ha acogido a 1,5 millones de refugiados colapsa? Entonces no solo tendremos cientos de miles de refugiados adicionales, sino una catástrofe política en la región. No debemos esperar a que llegue la catástrofe para reaccionar”.
El negocio con los refugiados (29.10.2015)
Miles de refugiados atraviesan Serbia rumbo a los países occidentales de Europa. Para los comerciantes en las proximidades de los campamentos representan un negocio lucrativo. Diego Cupolo reporta desde los Balcanes.
Imagen: DW/D. Cupolo
¿Conductor de autobús o coyote?
En los Balcanes, el negocio del transporte crece vertiginosamente. En la entrada del campamento de refugiados en Presevo (Serbia), el albanés Liridon Bizazli ofrece un servicio de transporte en autobús a Croacia por 35 euros. Como mesero solo gana unos ocho euros al día. Con la venta de boletos de autobús entre 50 a 70 euros.
Imagen: DW/D. Cupolo
Todos se ayudan
Pese a la ganancia que genera su negocio, Bizazli no está orgulloso de él. Asegura que a veces también transporta gratuitamente a familias con niños que no tienen dinero para pagar el pasaje. “Yo también fui un refugiado”, cuenta. “Los viajes en autobús deberían ser gratuitos. Europa da dinero a Serbia para que ayude a los refugiados, pero el Gobierno no hace nada.”
Imagen: DW/D. Cupolo
Demanda y oferta
Cada día, entre 8.000 a 10.000 refugiados arriban a Presevo. Debido a la creciente demanda, los negocios en la región han extendido sus horarios de apertura. A las tiendas de alimentos y cocinas rápidas no les faltan clientes. Los precios se han duplicado, en algunos casos hasta triplicado. “En ningún otro lugar en Serbia he visto una hamburguesa tan cara como aquí”, dice Bizazli.
Imagen: DW/D. Cupolo
Desde tarjetas SIM hasta carretillas
Aparte de comida, lo primero que los refugiados buscan en un nuevo país son tarjetas SIM para poder comunicarse con sus familias y amigos. Por ello, cerca de los campamentos de refugiados, muchos habitantes venden tarjetas telefónicas prepagadas. Pero también ofrecen otros objetos útiles, como esta carretilla para transportar a las personas débiles, como esta mujer kurda de Siria.
Imagen: DW/D. Cupolo
Vendedor de zapatos
Pese a la inminente llegada del invierno y el aumento de las lluvias, muchos refugiados continúan su camino descalzos. Stefan Cordez, coordinador para el sur de Serbia de Médicos Sin Fronteras, explica que por ello muchos sufren infecciones de la piel y se lastiman los pies. Bajo estas condiciones, la venta de calzado y calcetines es un negocio lucrativo.
Imagen: DW/D. Cupolo
Documentos de segunda mano
Los países a lo largo de la Ruta de los Balcanes deben registrar a todas las personas nuevas que arriban. Frente a algunos campamentos de refugiados las filas son kilométricas. La voluntaria Daniela Gabriel, de Presevo, cuenta que algunos conductores de autobuses recogen los documentos de las personas que han transportado a Croacia para vendérselos a las personas que no quieren hacer fila.
Imagen: DW/D. Cupolo
Falsas informaciones
En tanto, algunos taxistas y choferes de autobuses llevan a los refugiados que han pagado pasaje hasta Croacia a ciudades serbias, donde sus documentos son tramitados en oficinas de registro inexistentes, prosigue Gabriela. A fin de evitar que los refugiados sean víctimas de falsas indicaciones, reparte información al respecto en el campamento.
Imagen: DW/D. Cupolo
Robo en las autopistas
Otros ayudantes, que prefieren permanecer en el anonimato, cuentan que han sido amenazados de muerte por advertir a los refugiados de taxistas peligrosos. Alexander Travelle, voluntario de Presevo, relata que una familia fue asaltada con arma de fuego, después de haber pagado 80 euros por persona para ser transportada a Croacia.
Imagen: DW/D. Cupolo
Todos reciben su pedazo del pastel
Bizazli admite que paga cien euros de "mordida" o coima a la semana a la Policía local para poder vender sus boletos de autobús enfrente del campamento de refugiados en Presevo. “Simplemente les das lo que piden y te dejan en paz”, dice. También otros ayudantes saben de taxistas que sobornan a los agentes policiales.
Imagen: DW/D. Cupolo
Precios exagerados
Con la caída de las temperaturas, cada vez más hoteles ofrecen hospedaje a los refugiados. Sin embargo, aquellos que no pueden pagar los precios exagerados de las habitaciones son rechazados.