La globalización es vista crecientemente con espíritu crítico, en especial en aquellos países que deben su bienestar económico a... la globalización.
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"La globalización ha llegado al límite de lo aceptable”. Esta frase contó con el 70 por ciento de respaldo en Estados Unidos y un 56 por ciento en la Unión Europea entre los expertos económicos consultados por el Instituto de Investigaciones Económicas de Múnich (IFO, por sus siglas en alemán), que realizó el estudio para su "World Economic Survey".
Un 85 por ciento de los franceses se declaró "de acuerdo” o "completamente de acuerdo” con la frase. Son los más críticos entre los 120 países que forman parte de la investigación. También República Checa (70 por ciento), Austria (69 por ciento), Reino Unido (68 por ciento) y Alemania (64 por ciento) creen que la visión que se tiene de los efectos de la globalización es crecientemente negativa.
Movimientos antiglobalización
Todo indica que la globalización alcanzó los límites de aceptación, especialmente en aquellos países que se han beneficiado del comercio transfronterizo en las últimas décadas. Es allí también donde ha habido contramovimientos: el referéndum del "brexit” en Reino Unido, Donald Trump y su "Make America great again” en Estados Unidos, los chalecos amarillos en Francia. "En estos países la gente dice: se alcanzó el límite de la globalización, hasta aquí y nada más”, afirma Johanna Garnitz, coautora del estudio.
"Las economías avanzadas generalmente son más críticas de la globalización que los países emergentes y en desarrollo”, dice la especialista, resumiendo los resultados principales del estudio. Pero a nivel mundial, "las opiniones positivas y negativas están en perfecto equilibrio”, explica.
En China, campeón mundial de las exportaciones y desde hace tiempo banco laboral de Occidente, la globalización es bien vista (77 por ciento), al igual que en Filipinas, Malasia y otros países en vías de desarrollo. "Estos países tienen grandes expectativas depositadas en la globalización”, dice Garnitz. "Los habitantes de los países desarrollados, en cambio, creen que ya se alcanzó el límite y que no se puede obtener nada más de ella”.
Pero hay excepciones: en India, Bangladesh, Indonesia y Tailandia hay una visión positiva de la globalización relativamente baja (menos del 40 por ciento). Entre los países desarrollados, con mucho es Corea del Sur donde la mirada positiva es más alta (83 por ciento). Pero también en Europa hay países donde la globalización tiene buena llegada: Portugal, Suecia, Luxemburgo, Dinamarca y Finlandia la apoyan con cifras entre el 60 y el 70 por ciento.
Dinero chino
Los investigadores del IFO preguntaron también cómo es vista la inversión directa de China en sus respectivos países, a propósito de las ingentes cantidades de dinero que el gigante asiático está invirtiendo en infraestructura en distintas regiones en vías de desarrollo. Además, en Alemania y otros países industrializados los chinos han comprado firmas tecnológicas cuyo "know-how” responde a la estrategia "Made in China 2025”.
Los resultados coinciden con la mirada que existe sobre la globalización: "Estados Unidos, la Unión Europea y también Japón ven con ojo crítico las inversiones directas chinas”, dice Garnitz. "En cambio, la mayoría de los países en vías de desarrollo las ven de manera positiva o al menos no como más negativas que las inversiones directas de otros países”, explica.
Los encuestados
Para el estudio no se realizaron las mismas preguntas a todos, lo que hubiera sido demasiado costoso. En vez de ello, los investigadores pidieron a unos 1.200 economistas e investigadores de 120 países que analizaran el estado de ánimo en sus respectivos países sobre distintos temas.
Desde 1981, el IFO consulta cada tres meses a expertos de todo el mundo sobre el desarrollo económico en sus países para la elaboración del "World Economic Survey”. Las preguntas sobre la globalización y las inversiones chinas, sin embargo, fueron planteadas por primera vez para la elaboración de la última encuesta. (dz/ers)
¿Por qué protestan los "chalecos amarillos" en Francia?
Las concesiones del presidente Emmanuel Macron no han logrado disipar las protestas, marcadas por la violencia. Acá revisamos una cronología de estas manifestaciones, que se han tomado las calles francesas.
Imagen: Reuters/G. Fuentes
Caída libre de Macron
Desde que fue elegido, en mayo de 2016, la popularidad de Emmanuel Macron no ha parado de caer, no solo por sus discutidas políticas financieras sino también por su actitud, que muchos consideran arrogante. Pero fue su propuesta de subir el impuesto a los combustibles, una medida ambientalista, la que desató los problemas. Un video que se volvió viral acusó a Macron de estar "cazando conductores".
Imagen: Reuters/C. Platiau
Protestas a nivel nacional
El malestar, aireado primero en redes sociales, pasó a las calles: más de 290.000 personas protestaron, el 17 de noviembre de 2018, usando los fosforescentes chalecos amarillos que los conductores galos deben tener en sus vehículos por ley. Al menos una persona murió y más de 150 fueron detenidas. Coordinados a través de redes sociales, los "chalecos amarillos" carecen de estructura y liderazgos.
Imagen: Reuters/E. Gaillard
Choques y destrucción
El Gobierno de Macron dijo que mantendría su curso, y las marchas continuaron. El 24 de noviembre, unas 100.000 personas protestaron en todo el país, de ellas, 8.000 en París, donde se desató la violencia. La Policía se enfrentó con manifestantes en los Campos Elíseos (foto) usando gases lacrimógenos y cañones de agua. Los daños a la propiedad fueron estimados en más de un millón de euros.
Imagen: Reuters/B. Tessier
Concesiones ante la presión
Los "chalecos amarillos" se convirtieron en un problema para Macron. Si bien al comienzo se negó a ceder, luego propuso ajustar la medida según el precio del petróleo. Los manifestantes no se mostraron satisfechos y volvieron a las calles el 1 de diciembre, desatando el caos. Macron convocó un comité de crisis y el 5 de diciembre, en medio de amenazas de más protestas, descartó el impuesto.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Guay
París bloqueado
Macron, sin embargo, se negó a restituir el impuesto a la riqueza y rechazó otros pedidos de los manifestantes, que exigen su renuncia. Es difícil clasificar a los "chalecos amarillos", toda vez que tienen apoyo de extremistas de derecha e izquierda. El 8 de diciembre hubo protestas a nivel nacional. Vehículos blindados tomaron las calles de París cuando buena parte de la ciudad quedó bloqueada.
El 10 de diciembre, Macron respondió con un discurso televisado desde el Palacio del Elíseo. Más de 21 millones de personas vieron el tono conciliatorio que adoptó el mandatario, quien aceptó su parte de la responsabilidad en la crisis. Introdujo nuevas medidas, incluyendo un alza del salario mínimo, pago de horas extraordinarias libres de impuestos y exenciones fiscales a los jubilados.
Imagen: Reuters/L. Marin
Descontento en el vecindario
Mientras tanto, las protestas de los "chalecos amarillos" traspasaron las fronteras y llegaron a Bélgica, donde los manifestantes expresaron su malestar por los altos impuestos y los precios de los alimentos, así como los bajos salarios y pensiones. Agentes antidisturbios respondieron con cañones de agua, luego de que los manifestantes lanzaran piedras contra la oficina del primer ministro.
Imagen: Reuters/Y. Herman
Calma de fin de año
Las protestas siguieron hasta fines de diciembre en Francia, aunque la masividad disminuyó visiblemente. Eso no desalentó a los líderes oficiosos del movimiento, que usaron las redes sociales para llamar a continuar con las movilizaciones. En la víspera del Año Nuevo, varias celebraciones parisinas contaron con personas que, en ánimo festivo, se unieron a la fiesta con "chalecos amarillos".
Imagen: Reuters/C. Hartmann
Prometen seguir en 2019
Cualquier esperanza de que el cambio de año calmaría las aguas se disiparon cuando, el 5 de enero, una nueva ronda de protestas congregó a unas 50.000 personas, más que las últimas de 2018, aunque menos que en los inicios del movimiento. En París, algunos manifestantes se enfrentaron con la Policía, incendiaron vehículos y atacaron edificios gubernamentales. Macron condenó la violencia.
Imagen: Reuters/G. Fuentes
También puede haber protestas pacíficas
Vistiendo chalecos amarillos, varios cientos de mujeres marcharon por París este 6 de enero, en un esfuerzo por restaurar la imagen pacífica de las protestas. En un momento de la manifestación, las mujeres se pusieron de rodillas para recordar con un minuto de silencio a las diez personas muertas y a aquellos que han resultado heridos desde que comenzó el movimiento.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Petit
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