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Los pequeños también juegan: ¿partidos espirituales en el Bundestag?

13 de septiembre de 2009

Puntualmente antes de cada proceso electoral, a la Comisión Electoral de Alemania le corresponde decidir quién podrá participar en los comicios y quién no: una selección que afecta a las formaciones políticas pequeñas.

"¿Dónde está mi voto?", se pregunta Martin Sonneborn, del partido PARTEI.Imagen: picture-alliance/ dpa

"Soy el emperador y presidente del APPD. Mi nombre es Volker Stoi; 'Stoi' como 'Stoiber'", así se daba a conocer ante la Comisión Electoral germana el líder del Partido Pogo Anarquista de Alemania, APPD, por sus siglas en alemán. Como aclaración: "Stoiber" es el apellido del que fuera primer ministro de Baviera, el conservador y muchas veces criticado Edmund Stoiber; el "pogo" es un baile que se mueve al ritmo del punk y el rock alternativo.

Con un eslogan como "Para vosotros el trabajo, para nosotros la diversión. ¡Trabajo nunca más!", resulta difícil exponer objetivos políticos con cierto fundamento. A la pregunta de por qué el APPD sólo presenta candidaturas en tres Estados federados alemanes, Stoi contestó: "las restantes agrupaciones regionales se encuentran en la clandestinidad. Ahí no hay nada que hacer". La Comisión no quedó satisfecha y el APPD no podrá concurrir a las próximas elecciones parlamentarias del 27 de septiembre.

52 partidos pequeños han solicitado participar en los comicios germanos. No todos han enviado a sus dirigentes a presentarse ante la Comisión Electoral, pero sí queda cada uno de ellos sujeto al criterio de este gremio, que da el visto bueno a su inclusión en la carrera por la cancillería.

"SPD más x"

Cartel de la película "Die Partei", realizada por el partido PARTEI sobre sí mismo.

Martin Sonneborn, ex redactor jefe del magazín político Titanic, estaba tan seguro de que la cosa iba a salir bien que ni siquiera se presentó en Berlín y dejó que su tesorero, Norbert Gravius, lo representara ante la Comisión Electoral. Al líder del Partido por el Trabajo, el Estado de derecho, la Protección de los animales, la Promoción de las elites y la Iniciativa democrática de base, PARTEI por sus siglas en alemán (y "Partei" además significa "partido"), no le quedaba la menor duda de que a finales de este mes vería el larguísimo nombre de su formación impreso sobre las papeletas electorales.

"Nuestro objetivo es (lograr los votos que obtenga el) SPD [Partido Socialdemócrata] más x", aseguraba Sonneborn. Y entonces, llegó la sorpresa: Gravius no fue capaz de decirle a la Comisión cuántos miembros tenía su parido, ni tampoco pudo aclarar la situación exacta de sus finanzas. De un plumazo, el sueño se esfumó. Su participación en los comicios quedó denegada, pero Sonneborn anunció guerra: "la nuestra es una formación seria: la única formación política de Alemania que es y seguirá siendo un chiste son los liberales", dijo en referencia al Partido Liberal de Alemania (FDP).

Pero el Tribunal Constitucional alemán no ha aceptado la querella urgente presentada por Sonneborn. Los jueces dictaminaron que tratar este asunto ahora, a pocas semanas de las elecciones, entorpecería el proceso y, por lo tanto, se dedicarían a él, como mucho, pasados los comicios.

Por más espiritualidad

Los piratas podrán someter sus propuestas al voto popular.Imagen: DPA

Tampoco el Bergpartei, el Partido de la Montaña, superó el filtro de la Comisión Electoral. Al parecer, a la instancia no le convence la idea de que con propuestas como la sustitución del Ministerio de Defensa por un Ministerio de "Zwischennutzung" (término con el que se designa el aprovechamiento de un espacio libre, a bajo costo pero por tiempo limitado) y Financiación Transversal, o la destrucción un coche por cada árbol talado, se pueda conformar un programa electoral a tomar en serio.

Sin embargo, la aprobación la candidatura de Violetas, una agrupación que predica a favor de mayor espiritualidad en la vida pública y política, demuestra que obtener el visto bueno en Berlín no es imposible. Los "amigos del espíritu" han logrado transmitirle a la Comisión de forma acertada sus principios políticos, entre los que se encuentran "el subrayar lo que une y no lo que separa; el actuar con amor, tolerancia y responsabilidad y el ver lo divino en todo lo que es."

Y también el Partido Pirata podrá someter al voto de los alemanes sus demandas de un uso libre y sin restricciones de Internet. Quién sabe: desde 2009, su hermano sueco es miembro del Parlamento Europeo.

Faltaba una firma

Gabriele Pauli, líder de la Unión Libre.Imagen: AP

Gabriele Pauli está acostumbrada al escándalo. En 2006, se atrevió a lo que no osaba nadie en la Unión Cristianosocial (CSU), el partido por excelencia en Baviera y la socia de los democratacristianos (CDU) a escala nacional: criticar al entonces presidente, Edmund Stoiber. Después, aparecieron en la prensa unas fotos de Pauli con guantes de látex, calificadas por algunos como obscenas.

Ahora la política ha abandonado la CSU y fundado su propio partido, la Unión Libre, cuya concurrencia a los comicios se permitió inicialmente pero que ahora ha quedado anulada al faltar la firma de su líder en uno de los documentos. Como en el caso de Sonneborn y su PARTEI, de nada han servido las protestas ni los recursos ante los tribunales. La nueva Unión de Pauli no podrá presentarse a las elecciones parlamentarias.

Una cosa seria

Lleva desde 2008 en el cargo y lo ha dejado bien claro: mientras él, Roderich Egeler, dirija la Comisión Electoral de Alemania, no habrá partidos que usen los comicios como plataforma para la burla o el divertimiento. Las elecciones son una cosa seria en la que sólo podrán tomar parte los partidos que cumplan ciertos criterios como, por ejemplo, demostrar un número relevante de miembros, tener una organización firme y llevar a cabo actividades con el fin de obtener éxitos electorales.

Así, son 21 en total las formaciones pequeñas admitidas. A ellas se les suman las que ya cuentan con escaños en el Bundestag o en los parlamentos regionales, y que no tienen que pedir permiso a la Comisión.

Autor: Naima el Moussaoui/ Luna Bolívar

Editora: Emilia Rojas

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