Agua potable con remedios y pesticidas
11 de diciembre de 2012 En las aguas alemanas, incluso en la potable, se encuentran restos de antibióticos, analgésicos y píldoras anticonceptivas. La Agencia Federal del Medio Ambiente asegura que están en una concentración tan baja que no revisten peligro alguno para las personas. Sin embargo, para las plantas y los animales sí puede haber complicaciones.
Este problema se conoce en Alemania desde la década de los noventa. Entonces un investigador de Berlín analizó las aguas y descubrió residuos de Clofibrin, un remedio que se usa para reducir el colesterol en los pacientes. La Agencia Federal del Medio Ambiente (UBA por sus siglas en alemán) encargó un estudio al respecto, cuyos resultados fueron publicados en 2010. “Allí se encontró que de 192 medicamentos buscados, 156 fueron encontrados en las aguas”, dice Claudia Thierbach, responsable para la aprobación de medicamentos de la UBA.
En concentraciones relativamente altas aparecen allí soluciones radioactivas para exámenes y analgésicos. Las hormonas figuran en cantidades más reducidas, pero su efecto es mucho más poderoso y se hace evidente sobre todo en los peces. “En terreno se observa que, debido a que hay hormonas en el agua, existen más hembras que machos. Hablamos de una feminización de la población de peces”, dice Thierbach. También se han detectado trastornos en el crecimiento de las plantas debido a la presencia de antibióticos para animales, con los que las plantas entran en contacto a través del estiércol.
¿Quién se hace cargo?
¿Pero quién es el responsable? El vicepresidente nacional de la agrupación conservacionista BUND, Sebastian Schönauer, apunta a la industria farmacéutica y a los políticos. “La asimilación de los medicamentos en el agua debe ser el principio rector a la hora de aprobarlos; estos no deben autorizarse cuando exista un agente terapéutico que genere los mismo resultados con un riesgo menor para el agua”, piensa Schönauer, quien pide el retorno del sistema de recuperación de drogas, que fue cancelado hace varios años. “Ya sabemos que el 60 o el 70 por ciento de las drogas terminan en el lavabo o en la taza del baño”, opina.
Claudia Thierbach, en cambio, piensa que las soluciones deben ir por el lado de la industria de las aguas residuales. “Debe saberse que los medicamentos son muy móviles, es decir, no quedan atrapados en el lodo que generan las aguas residuales. Pero hay etapas del filtrado donde sí podrían ser captados esos residuos”. Schönauer afirma, sin embargo, que esa idea lo que busca es trasladar la responsabilidad a las empresas que tratan las aguas residuales y desligarla del Estado.
Drogas como contaminantes
De la presencia de químicos en las aguas se ha preocupado desde hace algún tiempo la Comisión Europea. Hoy existe una lista con 33 sustancias que son controladas y se tiene previsto agregar a esa lista otras 15, entre ellas algunos medicamentos. Tanto Thierbach como Schönauer se muestran incrédulos ante la viabilidad de esa propuesta. Schönauer cree que puede ser una buena idea, pero teme que todo se estanque cuando les corresponda actuar a las empresas.
Thierbach, en cambio, cree que existe temor al respecto pues “se piensa que en algún momento se terminen por prohibir los fármacos con el argumento de que son peligrosos para el medio ambiente”. Pero ella cree que esta normativa lo que busca es simplemente asegurarse de que el consumidor está al tanto del problema y asegura que la idea en ningún caso es prohibir los remedios.
Autor: Jennifer Fraczek / DZ
Editor: Enrique López