Los riesgos ambientales del acuerdo comercial UE - EE. UU.
31 de julio de 2025
Grupos ecologistas han criticado un nuevo acuerdo comercial que podría suponer que Europa gaste más de 750.000 millones de dólares en importaciones de combustibles fósiles procedentes de Estados Unidos durante los próximos tres años. Estas voces alertan de que ello podría socavar los objetivos climáticos del bloque.
"Esto representa el riesgo de condenar a Europa a décadas de dependencia de los combustibles fósiles, así como a facturas energéticas volátiles y a la aceleración de incendios forestales e inundaciones que ya están causando estragos en todo el continente", advirtió en un comunicado Andreas Sieber, director asociado de políticas y campañas del grupo climático 350.org.
Como parte del trato que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó como "el mayor acuerdo de la historia", la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que la energía estadounidense sustituiría al petróleo y el gas rusos. La idea es que, en su lugar, Europa compre a Estados Unidos gas natural licuado (GNL), "más asequible y de mejor calidad", afirmó Von der Leyen.
El acuerdo, que ayudó a evitar una guerra comercial, incluye un arancel del 15 por ciento sobre las principales exportaciones de la UE a los Estados Unidos, como los automóviles. Pero voces críticas advierten que supone un "giro de 180 grados" en la política climática europea.
"El nuevo acuerdo comercial entre EE. UU. y la UE supone un giro radical con respecto a las prioridades de la Comisión Europea y de su presidenta, Von der Leyen, de hace un par de años", comenta a DW Esther Bollendorff, coordinadora sénior de políticas sobre gas del grupo climático CAN Europe. "Es decir, construir un Pacto Verde Europeo preparado para el futuro, basado en la ambición climática y el rápido desarrollo de las energías renovables".
A finales de 2019, durante el primer mandato de Von der Leyen, la Comisión presentó el Pacto Verde para impulsar las ambiciones de Europa en la lucha contra el cambio climático. Según los científicos, Europa es la región que se calienta más rápidamente a nivel mundial. El continente registró su año más caluroso en 2024.
¿Qué significaría el acuerdo sobre los combustibles fósiles para el clima?
Hace apenas unas semanas, la Comisión presentó propuestas para reducir en un 90 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero en toda la Unión Europea hasta 2040, en comparación con los niveles de 1990.
El objetivo a mediano plazo es ayudar a la UE a alcanzar su objetivo más amplio de neutralidad en carbono en 2050, con medidas que incluyen la mejora de la eficiencia energética, la electrificación del sector del transporte y el impulso de las energías verdes. En los próximos cinco años, el bloque pretende que el 42,5 por ciento de su energía provenga de fuentes renovables.
El acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea "va en contra" de estos compromisos, subrayó en un comunicado Luke Haywood, director de clima y energía de la Oficina Europea de Medio Ambiente, una red de organizaciones medioambientales. "Triplicar las importaciones energéticas de Estados Unidos en solo tres años no solo es físicamente inviable, sino que también descarrilaría los objetivos de descarbonización a medio plazo de la Unión Europea", añade el texto.
La quema de petróleo y gas natural licuado emite gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, que retienen el calor en la atmósfera y calientan el planeta, lo que provoca fenómenos meteorológicos más extremos.
Cambiar el gas de los gasoductos por GNL estadounidense aumentaría aún más las emisiones de Europa, asegura a DW Chris Aylett, investigador del Centro de Medio Ambiente y Sociedad del instituto político independiente Chatham House, con sede en el Reino Unido. Esto se debe a que la producción y el transporte de GNL emiten más metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2, aunque no permanece tanto tiempo en la atmósfera.
¿Podrá Europa cumplir sus promesas de compra de energía?
Aun así, existe escepticismo sobre si Europa podrá cumplir su nuevo compromiso en materia de gasto energético con Estados Unidos. Según Aylett, será "muy difícil". En 2024, la UE importó petróleo y gas por valor de unos 60.000 millones de euros de Estados Unidos. Otros 24.000 millones de euros procedían de Rusia. Aylett dice a DW que, en conjunto, eso está "muy lejos" de los 216.000 millones de euros que la UE prometió gastar cada año.
Y la Comisión Europea tampoco puede obligar a los Estados miembros ni a las empresas a comprar energía estadounidense, destaca. "En realidad, es una aspiración. La UE tiene los medios para fomentarlo [...], pero todo es voluntario, por lo que la propia Comisión no realizaría las compras", añade. "En cierto modo, se ha hecho una promesa que la Comisión no tiene realmente capacidad para cumplir".
Por otro lado, Aylett advierte de que cambiar la dependencia de la energía rusa por la dependencia de la estadounidense podría ser "catastrófico" para la seguridad energética. "Se estaría incumpliendo la primera regla, que es no depender de un solo proveedor", subraya a DW, añadiendo que eso haría al bloque "extremadamente vulnerable".
(ms/cp)