The Rolling Stones presentaron este jueves "Living in a Ghost Town", su primera canción nueva desde 2012 y un tema de significado especial, debido al confinamiento durante la pandemia del coronavirus.
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"La vida era muy hermosa, y entonces nos tuvimos que encerrar. Me siento como un fantasma, viviendo en un pueblo fantasma", canta Mick Jagger en unos versos con evidentes ecos de la crisis global del coronavirus.
"Los Stones estábamos en el estudio grabado material nuevo antes de la cuarentena y había una canción que pensamos que podía resonar con los tiempos que estamos viviendo actualmente. Hemos trabajado en ella en confinamiento. Y aquí la tenemos", explicó Mick Jagger en un comunicado.
Adaptado a la situación
El cantante aclaró en una entrevista con el periodista Zane Lowe, de Apple Music, que tuvieron que adaptar ligeramente la letra, pero destacó que se quedó prácticamente como la habían pensado antes del confinamiento.
"Resumiendo, creamos esta pista hace más de un año en Los Ángeles (EE.UU.) como parte del nuevo álbum, un proyecto en curso. Cuando la situación empezó a torcerse, Mick y yo decidimos que necesitábamos trabajar en este tema, así que aquí lo tienen, 'Living in a Ghost Town'. ¡Cuídense mucho!", añadió Keith Richards en el comunicado.
"Living in a Ghost Town" ("Viviendo en un pueblo fantasma", en inglés) es la primera canción nueva de The Rolling Stones desde los temas inéditos "Doom and Gloom" y "One More Shot" que integraron en el recopilatorio "GRRR!" (2012).
Gira postergada
The Rolling Stones tenían prevista una gira por EE.UU. este verano, pero todos sus conciertos han sido pospuestos debido a la crisis del coronavirus.
El grupo participó el pasado fin de semana en el evento virtual y benéfico "Un Mundo: Juntos en Casa", organizado por Lady Gaga y la Organización Mundial de la Salud y en donde los cuatro miembros de The Rolling Stones (Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood) interpretaron, cada uno desde su casa, la canción "You Can"t Always Get What You Want".
er (efe, afp)
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Cuarentena global: la vida en los balcones
Los toques de queda en muchas partes del mundo debidos a la pandemia del coronavirus han reanimado la vida en los balcones. En algunos casos con efectos bastante curiosos.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
¿Sala de concierto? Innecesario
Davor Krmpotic no tiene que tocar en una sala de concierto para llegar a miles de personas con su saxofón. Desde su balcón su música resuena sobre la ciudad portuaria croata de Rijeka con sus casi 130.000 habitantes. Su saxofón suena todos los días. Solo los ignorantes desearían que Krmpotic tuviese un piso en el sótano.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
Balcón simple, música alegre
La música en vivo no solo suena en Rijeka desde el balcón. A los miembros del Orquesta Barroca de Friburgo no les molesta los trastos a su alrededor. Tocando la "Oda a la alegría", de Ludwig van Beethoven, participaron en un "flash mob" de música en toda Alemania. Los conciertos de balcón en Italia sirvieron de modelo.
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Peligro mortal para los que no tienen un balcón
También en Bélgica, el Gobierno ha pedido a la gente que se quede en casa. ¿Y qué hace la gente que no tiene un balcón y aun así quiere tomar un poco de aire fresco? Siéntate en el alfeizar. Un movimiento equivocado y el virus sería la menor de tus preocupaciones.
Imagen: Reuters/J. Geron
¿El balcón como refugio? Mejor no.
Balcones del crucero "Spectrum of the Seas". El crucero partió de Alemania por primera vez hace un año. Ahora se encuentra en Australia, pero sin pasajeros. Son miembros de la tripulación que ahora disfrutan la vista hacia el puerto de Sydney desde los balcones.
Imagen: Getty Images/C. Spencer
Gran balcón, gran vista
Parece la última escena de una película de Hollywood, pero es una mujer pasando el rato en Katmandú. En la capital de Nepal hay un toque de queda desde hace dos semanas. Pero en lo alto se debería estar a salvo del virus.
Imagen: Imago Images/Zuma/P. Ranabhat
¿Cortar el pelo? ¡Adelante!
En Hula, en el sur del Líbano, un balcón se transforma en una peluquería. Parece ser una solución muy práctica: el pelo cortado simplemente se va con el viento.
Imagen: Reuters/A. Taher
¿Conseguir comida? ¡Ningún problema!
La necesidad es la madre de la invención. Este buen hombre en Marsella no debe salir de su apartamento. Los vecinos han llenado una bolsa con alimentos para él. Ahora la sube con paños anudados.
Imagen: Getty Images/AFP/A.-C. Poujoulat
¿Ejercicios? ¡Claro que sí!
Sebastian Manko es un entrenador personal en Burdeos. Para asegurar que los residentes de esta casa de retiro en la ciudad francesa se mantengan en forma durante la pandemia, Manko ejercita con ellos. Eso sí, desde una distancia segura de ellos, quienes están particularmente en riesgo en la pandemia.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Tucat
¿Deportes competitivos? ¡También son posibles!
Hans-Peter Durst es un atleta de alto nivel. Ganó dos medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Desde un accidente de tráfico hace 26 años su sentido del equilibrio se ha visto perturbado. Su campo de visión está restringido y su capacidad de reacción es reducida. Pero con el triciclo todo eso no es un problema. Durst sigue entrenándose, en su gran balcón.
Imagen: Getty Images/AFP/I. Fassbender
El tamaño importa
Este balcón en Mónaco ofrece un poco más espacio. Se extiende por dos pisos del Tour Odeón e incluso tiene una piscina con tobogán. Perfecto para pasar una cuarentena. Pero no es un placer barato: el balcón y el piso que lo acompaña cuestan alrededor de 300 millones de euros.
Humor negro en tiempos del coronavirus: mientras otros se tienen que quedar en sus cuartos, en Fráncfort del Óder un esqueleto tiene el balcón para sí solo.