Alemania produce poco más del 2% de las emisiones globales de CO2. Una reducción de la contaminación sería fácil y rápida, opina Felix Steiner.
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¡Vaya puesta en escena! Un forcejeo entre los partidos de la coalición de Gobierno de 19 horas, acompañado de manifestantes frente a la Cancillería en Berlín y otras 500 ciudades de toda Alemania. Se trata de nada menos que de la salvación del mundo.
Unos días antes de la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, en todo el mundo salen manifestantes a las calles. Pero en ninguna parte se trata el tema con tanto fervor como en Alemania. Los alemanes están nuevamente en su elemento: sabemos lo que es noble, útil y bueno. Y tenemos que ser un modelo a seguir para el resto del mundo. Nos gusta que los demás sigan nuestro ejemplo.
Gigantesca redistribución
De hecho, el gobierno federal ha tenido logros notables: se redistribuirán 54 mil millones de euros en los próximos cuatro años. Puede que vaya a haber algunos ganadores, pero para la masa de los contribuyentes, eso no significa nada más que un fuerte aumento de los impuestos. Porque la mayoría continuará conduciendo su auto camino al trabajo y no quiere congelarse en invierno. En este sentido, el Ministro de Finanzas Federal puede alegrarse. No se recuerda que un pueblo hubiera protestado tanto contra la contaminación, para que al final le aumentaran los impuestos.
Sorprenden las grandes sumas destinadas a enfrentar el cambio climático, toda vez que la mayoría de los que se manifiestan ahora son jóvenes, los mismos que cuando pedían dinero para escuelas y universidades no recibían un solo euro, incluso si la economía llevaba décadas en auge.
Ahora, finalmente, se destina una décima parte de la suma para el rescate del mundo: cinco mil millones de euros, para equipar las escuelas con computadoras modernas. ¡Y en un país que no tiene materias primas, excepto las habilidades de sus habitantes! Pero a los jóvenes no les perturba este desajuste, en absoluto. Claro. Sin protección climática no tendrían futuro, por lo menos, así reza en sus pancartas.
¡Qué estupidez! El mundo no se acabará en 2030, ni en las décadas posteriores, así las temperaturas suban o bajen. El cuento apocalíptico de la crisis cotidiana, de los desastres, de los supuestos puntos de no retorno, parece haberle nublado los sentidos a muchas personas. El escritor Jonathan Franzen reflexiona en el New Yorker Magazin sobre ¿qué seguirá ahora que no queda nada para salvar?
Mantener a Alemania en la cima mundial de la tecnología
54 mil millones de euros: ¿qué no podría hacerse con tanto dinero? Por ejemplo, avanzar en la investigación de la fusión nuclear. O desarrollar autos con celdas de combustible. O promover todas las formas de progreso e innovación que no dependan de la extracción de materias primas. Y así mantener a Alemania tecnológicamente en la cima del mundo.
¿Toma demasiado tiempo? Los objetivos climáticos para 2025 y 2030 no se pueden lograr con un programa así. Pero sí con otra fórmula más fácil y rápida: solo se tendría que volver a poner en funcionamiento las centrales nucleares existentes y apagar las peores plantas emisoras de CO2 que queman carbón mineral. Al fin y al cabo, el abandono del uso de la energía nuclear, anunciado en 2011 con tono mesiánico y el énfasis de que era el modelo a seguir, no ha sido seguido por ningún otro país.
Este fin de semana no iré a manifestar a ningún lado. Me prepararé para el inminente invierno en Alemania y saldré al bosque a cortar leña para la chimenea. Esta es una tarea cuyos frutos puedes luego disfrutar: mi habitación se sentira cálida y agradable.
(jov/er)
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Huelga mundial por el clima
El punto de partida de la huelga mundial por el clima fue en Australia. Alrededor de 150 países participan en las manifestaciones contra el calentamiento global. DW hace un repaso de algunas de ellas.
Imagen: Reuters/C. Platiau
Islas Salomón: el calentamiento global de cerca
Niños en las Islas Salomón protestan en la playa, con faldas tradicionales, contra el aumento global de la temperatura. La existencia del archipiélago en el Pacífico Sur está directamente amenazada por el aumento del nivel del mar.
Imagen: 350 Pacific via Reuters
Nueva Caledonia: solidaridad del Pacífico
Protesta también en Noumea, capital del territorio francés de ultramar de Nueva Caledonia. Aquí, por ejemplo, los arrecifes de coral están gravemente amenazados por la acidificación de los océanos, que provoca el aumento de la concentración de CO2 en el agua.
Imagen: 350 Pacific via Reuters
Australia: máscaras de gas en lugar de clases
En Australia, decenas de miles de personas salieron a las calles para exigir una mejor protección del clima, como esta chica de Sydney.
Imagen: Getty Images/J. Evans
Sydney: Greta, un modelo a seguir para los más pequeños
En el puente Harbour de Sydney, estas chicas muestran su apoyo al Movimiento Viernes por el Futuro, especialmente a su propulsora, Greta Thunberg.
Imagen: Getty Images/B. Mitchell
Japón: Visión escéptica
Este póster en la huelga climática en Tokio no está escrito en japonés, sino en inglés. Así la demanda puede entenderse en todo el mundo.
Imagen: Reuters/Kim Kyung-Hoon
Filipinas: consecuencias que ya se notan
Activista en Quezon, un suburbio de la capital filipina, Manila. Según las organizaciones de socorro, actualmente los efectos del cambio climático ya se notan en Filipinas. Las regiones costeras se inundan con mayor frecuencia y los tifones se vuelven más fuertes.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/B. Marquez
Indonesia: pobre oso polar
En Surabaya, en la isla de Java, Indonesia, esta niña ha pintado un oso polar con una mirada conmovedora: "¡Hambre!" dice el animal en un trozo de hielo que se desplaza en el Ártico y se derrite lentamente.
Imagen: AFP/Getty Images/J. Kriswanto
Tailandia: "¡Es nuestro futuro!"
En Bangkok, Tailandia, los estudiantes salen a la calle. Protestan enérgicamente cerca del Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente, exigiendo la preservación de su futuro.
Imagen: Reuters/Soe Zeya Tun
Bangladesh: Protesta en azul
Estudiantes en la capital de Bangladesh, Dhaka, también hacen huelga. Con sus 165 millones de habitantes, el país densamente poblado es particularmente susceptible al aumento del nivel del mar, ya que apenas hay áreas altas.
Imagen: Getty Images/A. Joyce
Sri Lanka: apoyo del mundo del cómic
Los políticos que niegan el cambio climático son criminales climáticos, dicen estos cuatro personajes en su pancarta en la capital de Sri Lanka, Colombo.
Imagen: Reuters/D. Liyanawatte
Kenia: crítica a los negacionistas
"¡La negación no es política!" También en Nairobi, la capital de Kenia, en el este de África, los activistas promueven una acción política decidida contra el cambio climático.
Imagen: Reuters/B. Ratner
Sudáfrica: "El carbón mata"
Varios cientos de personas, especialmente jóvenes, tomaron las calles en Johannesburgo, Sudáfrica. Las pancartas decían "no hay futuro en un planeta muerto", o "el carbón mata". Sudáfrica, productor de carbón, utiliza principalmente este combustible.
Imagen: Getty Images/AFP/M. Spatari
Turquía: imágenes coloridas
Miles protestan contra el calentamiento global en la capital turca, Ankara, pero no solo los estudiantes, sino también los más pequeños.
Imagen: picturealliance/AA/E. Hacioglu
Chipre: el clima no conoce fronteras
Los estudiantes y sus familias se manifiestan en Nicosia, la capital de Chipre. ¿Y si el miedo al cambio climático los conecta con la gente del norte, más allá de la línea de demarcación de la isla mediterránea?
Imagen: AFP/Getty Images/I. Hatzistavrou
Polonia: El invierno no llega
En Gdynia, en la costa polaca del mar Báltico, esta manifestante afirma "El invierno no llega", recurriendo a la fantasía épica de "Juego de tronos" para advertir que el invierno podría desaparecer en el futuro. Polonia genera alrededor del 80 por ciento de su energía con carbón, más que cualquier otro país de la Unión Europea.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/M. Fludra
Múnich: el hielo se derrite
Alrededor de 250.000 personas participaron en la capital bávara, Múnich, en las protestas climáticas. Incluidos estos activistas, que estuvieron parados sobre trozos de hielo debajo de una horca, con un lazo alrededor del cuello.
Imagen: Reuters/M. Dalder
Bonn: "Haz que la tierra se enfríe de nuevo"
También en la Plaza de las Naciones Unidas de Bonn, cerca de la sede de Deutsche Welle, los empleados de DW y la vecina ONU, así como de la Deutsche Post, siguieron la convocatoria de huelga para los Viernes del Futuro.
Imagen: DW/A. Tasci-Steinebach
París: "Je suis Climat"
Huelga climática también en París: según informaron medios locales, alrededor de 9.400 jóvenes manifestantes recorrieron las calles. En el Acuerdo de París, en 2015, la comunidad internacional acordó limitar el aumento de temperatura a menos de 2 grados en comparación con niveles preindustriales.