La liberación de sus combatientes era una condición pactada por Estados Unidos sin la aprobación de Kabul. Trump alerta de que los talibanes podrían volver a gobernar Afganistán tras la retirada estadounidense.
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Los talibanes mantienen en pie la fecha del próximo martes para el inicio de las conversaciones de paz interafganas, siempre que el Gobierno de Kabul cumpla con la liberación de 5.000 insurgentes detenidos, tal como fue pactado en el acuerdo firmado hace una semana en Doha con Estados Unidos.
El inicio de un inédito diálogo con el Gobierno del presidente afgano, Ashraf Ghani, para tratar un alto el fuego "permanente e integral" en el país, fue el compromiso central de los talibanes suscrito el pasado sábado en Catar. El texto estipula, además, el retiro del país asiático de "todas las fuerzas militares" estadounidenses y del personal civil no diplomático en un plazo de 14 meses. También se retirarán las tropas de sus aliados de la coalición.
"Si las acciones se toman de acuerdo con el acuerdo y se libera a los prisioneros, el Emirato Islámico (como se hacen llamar los talibanes) está listo para las negociaciones interafganas el 10 de marzo", indicó en Twitter este viernes (06.03.2020) el portavoz de la oficina política de los talibanes, Suhail Shaheen.
Las negociaciones interafganas debían comenzar el 10 de marzo en Oslo, y antes de esa fecha se debía liberar a 5.000 prisioneros insurgentes y a 1.000 miembros de las fuerzas de seguridad afganas. Sin embargo, el histórico acuerdo entre los talibanes y Estados Unidos registró al día siguiente a su firma su primer tropiezo después de que Ghani advirtiera de que Washington no tiene autoridad para decidir sobre la liberación de prisioneros insurgentes, sino que es decisión del Gobierno afgano, que, en todo caso, debía negociarlo directamente con los talibanes.
El presidente estadounidense, Donald Trump, mencionó hoy la posibilidad de que los talibanes retomen el poder en Afganistán tras la retirada de las tropas de Estados Unidos. "No debería ser así, pero es una posibilidad", consideró. Desde la Casa Blanca el mandatario aseguró que los países tenían que "cuidarse a sí mismos" y consideró que, en el futuro, el gobierno de Kabul debería garantizar su propia seguridad. "No podemos estar allí los próximos 20 años (...) Uno no puede tomar eternamente de la mano a alguien", insistió.
lgc (efe/afp)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
Imagen: Reuters
La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Smialowski
Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Shirzad
Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
Imagen: DW/H. Hamraz
El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
Imagen: Reuters/O.Sobhani
Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.