Los venezolanos de a pie sin opciones de asilo en EE. UU.
Sonya Diehn
1 de noviembre de 2022
El gobierno de Biden rechaza a los solicitantes venezolanos de asilo en las fronteras terrestres, con lo que deja con menos opciones a los que escapan de la crisis en el país caribeño.
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Pedro Mora huyó de Venezuela cuando tenía 18 años. En Chile vivió cuatro años y de ahí partió el pasado 17 de septiembre a Colombia rumbo a Estados Unidos, travesía en la que cruzó la peligrosa selva de Darién con familiares. "La mayoría de los migrantes en la selva eran venezolanos, pero también había afganos, chinos, haitianos, mujeres embarazadas, con niños y familias enteras", cuenta.
Una vez en Panamá, se registró en un campamento de la ONU que describió como "una prisión". Luego continuó en autobús a través de Costa Rica y Nicaragua, y posteriormente viajó en barco a Oaxaca, México, y por tierra de nuevo a El Paso, Texas, en Estados Unidos. El viaje completo duró 21 días.
Allí, Pedro se entregó a la patrulla fronteriza estadounidense con una solicitud de asilo el 8 de octubre. Pero en vez de lograr el reencuetro con su familia en Estados Unidos, pasó cinco días en centros de detención repletos antes de que a él y a otros 180 venezolanos les pusieran grilletes, los subieran a un avión y los dejaran en un puente en Brownsville, Texas, con la orden de regresar a territorio mexicano. Sin tarjeta de deportación ni ningún tipo de papeleo, habían sido expulsados a México. "Nos engañaron", dice Mora con amargura.
Violación del derecho internacional
"Cuando solicitas asilo, el gobierno de Estados Unidos debería recibir tu solicitud y permitir que sea revisada por funcionarios de inmigración para evaluar tu petición", explica Tyler Mattiace, investigador de México para la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW).
La administración del expresidente Donald Trump restringió la migración usando el Título 42 para evitar el ingreso del coronavirus. Desde su promulgación, el gobierno estadounidense ha rechazado a más de 2,3 millones de refugiados y migrantes en la frontera. "Un mero pretexto para cerrar las vías legales de entrada a Estados Unidos”, según Mattiace.
De hecho, el Departamento de Seguridad Nacional bajo el mando de Joe Biden, quien criticó duramente las políticas fronterizas de Trump en su campaña presidencial de 2020, amplió el Título 42 el 12 de octubre con el anuncio de un "nuevo proceso de aplicación para los venezolanos."
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La crisis humanitaria venezolana: una crisis migratoria
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados, "la gente sigue abandonando Venezuela para escapar de la violencia, la inseguridad y las amenazas, así como de la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales". El organismo estima que más de 6 millones de personas han huido del país, lo que la convierte en la segunda mayor crisis de desplazamiento externo del mundo, después de Siria.
El cambio de política de la administración Biden del 12 de octubre incluye una "forma ordenada para que los venezolanos entren en Estados Unidos" en el marco de un "programa de libertad condicional" que concede a los solicitantes seleccionados una estancia de dos años. Pero eso también tiene sus trampas.
Los solicitantes deben poseer un pasaporte válido, asegurar un patrocinador financiero dentro de Estados Unidos, financiar su propio viaje, pasar una revisión y no haber sido expulsado de Estados Unidos en los últimos cinco años, o haber cruzado las fronteras de Panamá, México o Estados Unidos de forma irregular después del 19 de octubre.
Solo pasarán 24.000 venezolanos
Estas restricciones hacen que este programa sea "prácticamente inaccesible para la gran mayoría de los venezolanos", afirma Mattiace. Aunque sigue el modelo de la oferta de visas de Estados Unidos para Ucrania, que no establece límites al número de ucranianos desplazados que pueden entrar en Estados Unidos, el programa para Venezuela tiene un límite de 24.000 personas. Teniendo en cuenta que HRW estima que 107.000 venezolanos han cruzado Darién sólo este año, esta cifra es enormemente insuficiente.
Ahora, muchos venezolanos se encuentran varados entre Colombia, Centroamérica y México sin poder aplicar porque fueron expulsados recientemente de Estados Unidos bajo el Título 42.
"Incluir este programa de libertad condicional humanitaria tan limitado parece un intento de endulzar esta expansión abusiva del Título 42", denuncia Mattiace. Con las elecciones al Congreso que se avecinan, indica Mattiace, el mantenimiento del Título 42 por parte de la administración Biden "parece tener una motivación política."
(jov/rr)
El Tapón del Darién: la ruta migratoria más letal de las Américas
El Tapón del Darién es una selva indómita. Este istmo, que une a Suramérica con el resto del continente, es la última alternativa para los migrantes que arriesgan perder la vida, antes que perder la esperanza.
Imagen: Fernando Vergara/AP Photo/picture alliance
La selva que ni los españoles ni los ingenieros lograron vencer
Durante siglos, pocos se atrevían a cruzar el Tapón del Darién, la selva que conecta a Suramérica con Centro y Norteamérica. Pero, desde 2004, tras la fundación de Frontex, la guardia que blinda la UE, migrantes asiáticos y africanos descubrieron el Darién para llegar a EE.UU. En 2021 la cruzaron 95.000, en su mayoría haitianos, cubanos y venezolanos. Hasta septiembre de 2022, ya eran 158.000.
Imagen: Lee Dalton/Avalon/NHPA/picture alliance
Mejor parques naturales que autopista Panamericana
La Panamericana recorre 25.750 kilómetros de Tierra del Fuego hasta Alaska, pero un tramo de 100 kilómetros impide la conexión. Ni Panamá ni Colombia han cedido a construir autopista o carrilera. Hoy la opción es ecológica. La región alberga dos parques naturales: Katíos en Colombia, y Darién, en Panamá, con 5790 km², Patrimonio de la Humanidad y mayor Reserva Biosfera de América Central.
Imagen: Arnulfo Franco/AP Photo/picture alliance
El Tapón del Darién es también territorio de indígenas
La selva entre Colombia y Panamá no es un territorio de nadie. Le pertenece también a diversas etnias indígenas, como los Emberá-Wounaan (en la imagen) y Guna Yala que viven en dos decenas de comunidades. A su lucha por la defensa de su territorio y la deforestación para el cultivo de coca, se agrega la incursión de miles de migrantes y refugiados. Y, detrás de ellos, los traficantes de personas.
Imagen: Sergi Reboredo/picture alliance
El Darién, una joya de la biodiversidad en las Américas
El continente americano duró 60 millones de años separado. El geofísico alemán Alfred Wegener basó su teoría de la deriva continental en el estudio de la unión del Istmo de Panamá que produjo el Gran Intercambio Biótico Americano. Gracias a este, hay llamas y jaguares en Suramérica, colibríes en Centroamérica y pumas en EE.UU. El Darién alberga más de 2.300 especies de árboles. Norteamérica mil.
Imagen: Avalon.red/NHPA/picture alliance
Necoclí: el número de refugiados supera al de habitantes
Una familia haitiana acampa en la terraza de una casa de familia en Necoclí. Los refugiados huyen de sus países y llegan hasta aquí por muchas razones: islamistas en África, terremotos y el asesinato del presidente en Haití, las dictaduras en Cuba y Venezuela y el regreso de los talibanes en Afganistán. Necoclí tiene 20 mil habitantes y más del doble de aspirantes a sobrevivir el paso del Darién.
Imagen: Ivan Valencia/AP Photo//picture alliance
Países de tránsito, superados por la crisis y sin solución a la vista
Colombia recibe a los refugiados de Ecuador y el Caribe y les concede un salvoconducto para cruzar el país rumbo a Panamá. El 6 de agosto, la canciller panameña, Erika Mouynes, y su homóloga y vicepresidenta colombiana, Marta Lucía Ramírez, acordaron que el puerto de Necoclí solo podía vender 500 pasajes diarios hacia Capurganá, la antesala de la selva. Una restricción que ha empeorado el atasco.
Imagen: Ivan Valencia/AP Photo//picture alliance
La opción que obliga a huir: "Morir en Haití, o morir fuera de Haití"
Una madre con su bebé en brazos cruza un río, ya rezagada. A los haitianos solo les queda dos opciones: “Morir dentro o morir fuera de Haití”, dice a DW el científico colombo-haitiano, Wooldy Edson Louidor. Además, la pandemia dejó sin sustento a miles de los 200.000 refugiados haitianos en Chile y 80 mil en Brasil. Louidor pone la crisis en una frase: "Esto es una estampida de la desesperación".
Imagen: Fernando Vergara/AP Photo/picture alliance
Al límite de tirarse al mar en cualquier objeto que flote
Debido al límite de embarques diarios exigido por Panamá a Bogotá, la situación en Necoclí es cada vez más precaria. El pueblo está desbordado y la mayoría tiene que esperar hasta un mes para conseguir un cupo en un bote. Pero como tienen que cubrir los costos de alojamiento y comida, muchos se quedan varados, o buscan cruzar el golfo en cualquier cosa que flote.
Imagen: Fernando Vergara/AP Photo/picture alliance
Capurganá, de paraíso caribeño a puerta de entrada al "infierno verde"
Capurganá era un caserío que vivía de sus playas y la brisa del mar Caribe que atraía a los turistas que prefieren un bohío de la etnia kuna a los resorts de cadenas hoteleras. Hoy, Capurganá y su vecina Acandí, conocida por las tortugas Carey, reciben a los migrantes que cruzan el golfo de Urabá en bote, procedentes de Necoclí, camino a internarse en la selva. Con sus bellezas y amenazas.
Imagen: Migración Colombia
Pies secos sobre el primer río, pero falta una veintena
Migrantes pasan con los pies secos el primer río de la travesía iniciada en Acandí. Las carretas tiradas por caballos se devolverán una vez los dejen en la otra orilla. Los refugiados tendrán que cruzar a pie una veintena de ríos más. La travesía dura entre 6 a 10 días. Quienes se internan en la selva, se precian de haber sobrevivido a los numerosos naufragios en el golfo de Urabá.
Imagen: Fernando Vergara/AP Photo/picture alliance
El Darién no es una jungla tropical como el Amazonas
El Darién forma parte del istmo de Panamá que divide el océano Pacífico y el mar Caribe. Esta selva no es una llanura como el Amazonas sino una quebrada serranía con alturas de hasta 1.340 metros y decenas de caudalosos ríos que arrastran a mujeres, niños y hombres. La desesperación en Haití, Venezuela, Cuba, Palestina, Afganistán y Somalia es mayor al temor a perecer en el Darién.
Imagen: Fernando Vergara/AP Photo/picture alliance
A muchos, lo que les espera al otro lado del Darién es una sepultura
No importa si las víctimas fatales durante la travesía del Tapón del Darién eran musulmanes, budistas o ateos, en todo caso reciben una sepultura católica. Un acto de misericordia del sacerdote de Agua Fría, en Panamá, aquí en el cementerio. La OIM ha reportado 50 muertes este 2021, socorristas parten de 200 víctimas por agotamiento, los ríos, las caídas, las serpientes y los depredadores humanos.
Imagen: Arnulfo Franco/AP Photo/picture alliance
A los migrantes también los persigue el coronavirus, la malaria, el dengue y el zika
La pandemia sigue expulsando a muchos migrantes de países que los acogían, pero el coronavirus los persigue en su ruta. Tras varios casos de COVID-19 en Necoclí, Colombia lanzó una campaña para vacunar a los migrantes contra el coronavirus. Pero en el Tapón del Darién les esperan los mosquitos que transmiten malaria, dengue, chikungunya y zika. La emergencia es también sanitaria.
Imagen: Migración Colombia
“Ruta humanitaria” a través del continente
Un cubano llega herido a Panamá. El 12 de octubre de 2021, otro naufragio en el golfo de Urabá dejó 8 muertos y otros tantos desaparecidos. Oenegés humanitarias piden crear urgentemente una "ruta humanitaria", porque la crisis es "una bomba de tiempo". Desde que a Necoclí llegó la noticia de que Biden está deportando a haitianos, muchos quieren devolverse, pero el flujo de los que llegan no para.
Imagen: Arnulfo Franco/AP Photo/picture alliance
¿Cumbre de las Américas para atender la crisis migratoria?
Un joven recupera fuerzas en Meteti, Panamá. La presión en el Tapón del Darién sube y amenaza con cobrar muchas más vidas. Por ello, diversas oenegés proponen una “Cumbre de las Américas para la migración” con todos los países de tránsito y destino, y también con los gobiernos que causan el éxodo. Autor: José Ospina-Valencia