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Los Verdes cumplen 30 años

Birgit Görtz/ Cristina Papaleo6 de marzo de 2013

Los Verdes cambiaron el panorama político alemán y también a la sociedad civil de este país. A 30años de su ingreso al Bundestag son más concientes de sus posibilidades, y siguen siendo el partido del futuro.

Imagen: picture alliance / dpa

El partido alemán Los Verdes (Die Grünen) fue fundado en una época en la que cientos de personas salían a la calle en Alemania occidental para protestar contra el despliegue de misiles nucleares de alcance intermedio, los “euromisiles” porque temían una escalada armamentística.

Ese fue el contexto sociopolítico en el que se produjeron manifestaciones pacifistas en toda Europa occidental. Y ese fue también el escenario en el que activistas de derechos humanos y del medioambiente comenzaron a ganar protagonismo hasta formar, en 1980, un “partido ecológico, de democracia de base, social y pacifista”. Un “antipartido”, como lo llamó Petra Kelly, fundadora y una de las ideólogas de Los Verdes. Su idea era que Los Verdes no fueran solo un partido, sino un gran movimiento en pro de la paz, la ecología y los derechos humanos.

Manifestación organizada por Los Verdes por la paz y el desarme en el Hofgarten de Bonn, 1981.Imagen: ullstein bild - BPA

Gobierno de coalición con el SPD

A mitades de los años 90, los verdes habían crecido hasta formar, en 1998, parte de un gobierno de coalición, por primera vez, con el Partido Socialdemócrata alemán (SPD). Joschka Fischer, un activista alemán de mayo del 68, se convirtió entonces en ministro de Relaciones Exteriores y en vicecanciller. Al partido le había llegado la hora de demostrar su capacidad de gobernar y su visión para convertir en realidad sus lemas políticos.

En 1999, la votación en el Parlamento sobre la participación militar de Alemania en la guerra de Kosovo fue una de las pruebas de fuego para Los Verdes. La otra fue, en 2002, el acuerdo con el sector energético alemán acerca de un plan escalonado de abandono de la energía nuclear hasta 2021, un lapso de tiempo que, para los Verdes, se tornaba demasiado largo.

Joschka Fischer en 1984.Imagen: picture-alliance/dpa



Decisiones difíciles

Cuando el entonces ministro de Medio Ambiente, Jürgen Trittin, dio su visto bueno al transporte de desechos radioactivos Castor, miles de partidarios de los verdes salieron a la calle a protestar contra su propio partido. Una dura prueba que los hizo crecer y comprender, muy a su pesar, que formar parte de un gobierno y aceptar el sistema parlamentario significa estar dispuestos a hacer concesiones, opina Marieluise Beck, que ya era diputada verde en la primera bancada de esa agrupación en el Parlamento de 1983.

“La decisión en torno a Kosovo fue también muy difícil, ya que en ella se enfrentaban el principio de no intervención con la necesidad de una intervención”, dice Beck. Y añade que, cuando se produjeron las primeras víctimas civiles, quedó en claro que no se podían quedar de brazos cruzados después de lo sucedido en la masacre de Srebrenica, donde miles de bosnios musulmanes fueron asesinados a manos del exgeneral bosnio serbio Ratko Mladic y sus fuerzas paramilitares.

Marieluise Beck, diputada de Los Verdes, hoy.Imagen: DW

El nuevo peso político de Los Verdes

La historia de Los Verdes es una historia de éxitos, opina Lothar Probst, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Bremen. Sobre todo, lograron diferenciarse claramente de sus rivales políticos. “Son un partido de centro que siempre obtiene entre el 10 y el 20 por ciento de los votos”, explica, con lo cual le llevan ventaja a los pequeños partidos alemanes, es decir, a La Izquierda, al Partido Demócrata Liberal (FDP), y ahora también a los Piratas, que al principio se perfilaban como un adversario importante, pero que, a causa de disputas internas, están comenzando a perder peso.

La relevancia de Los Verdes en el escenario político alemán no solo está dada por las figuras que conforman el partido, como Joschka Fischer, Jürgen Trittin, Renate Künast, Claudia Roth o Cem Özdemir, sino también por el rumbo de su política energética, hoy un trending topic para todos los partidos alemanes, sobre todo después de la catástrofe de Fukushima, en 2011. También temas polémicos, como el matrimonio homosexual, que ahora es debatido hasta en las filas más conservadoras. “No debemos olvidar los escándalos alimentarios, que parecen estar a la orden del día, no solo en Alemania, sino en toda Europa”, dice Lothar Probst. “Eso, junto con el giro energético, son problemas que apenas están en sus inicios, y en los que Los Verdes han demostrado un fuerte compromiso en los últimos años”.

Claudia Roth y Cem Özdemir, de Los Verdes.Imagen: Getty Images

Para Marieluise Beck, el enfoque verde no se agota por el momento. Tanto los temas medioambientales, el abandono de la energía nuclear y los fraudes al consumidor, entre otros, “son asuntos ecológicos que requieren urgente tratamiento, y a los que nadie puede dar la espalda, y la creciente población mundial, que demanda su derecho al bienestar, debe reconocer por fin que el crecimiento económico no puede lograrse a costa de la naturaleza”, subraya la diputada. Según ella, “dentro de cinco años, los Verdes estarán nuevamente en campaña electoral, y espero que estén saliendo de una etapa de gobierno para entrar en la siguiente”. Los Verdes, a sus treinta años, han ganado en madurez y han tomado conciencia de su fuerza.

Coalición roji-verde en 2002.Imagen: picture-alliance/dpa

Autora: Birgit Görtz/ Cristina Papaleo

Editora: Emilia Rojas-Sasse

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