El partido alemán de Los Verdes celebró este sábado un congreso para prepararse a volver a la oposición sin su patriarca, Joschka Fischer, pero con el convencimiento de que es la formación política más apta para dar respuestas a los problemas del siglo XXI, desde los energéticos a la inmigración. Fischer, que ha renunciado a ocupar un cargo en el partido cuando abandone el Ministerio de Exteriores, no participó en el congreso de un día celebrado en Oldenburg (Baja Sajonia), algo que no había ocurrido en los 25 años de historia de la formación ecologista.

El co-presidente del partido, Reinhard Bütikofer, agradeció a Fischer en ausencia por siete años de gobierno, por la labor 'brutal' desempeñada en la pasada campaña electoral y por haber sido 'la cabeza de puente que ha hecho penetrar a los verdes en muchos sectores de la población'.

La situación que enfrenta ahora el partido no es demasiado buena: cuando el actual gobierno roji-verde ceda la plaza a una nueva coalición no estará presente en ningún ejecutivo ni federal, ni regional, y en el próximo Parlamento será la formación de oposición más pequeña después de los liberales y la izquierda. Renate Künast, la ex ministra de Agricultura y nueva jefa del grupo parlamentario, que se perfila cada vez más como la nueva estrella del partido, declaró tajantemente que los verdes no pensaban lanzar desde este congreso 'un anuncio de 'se busca pareja'...con la que hablar a diario sobre coaliciones. A los verdes no les da miedo la oposición, dijo Künast, y quienes ven en ellos sólo un partido pequeño se equivocan, porque 'somos la vanguardia del pensamiento político...y en el gobierno hemos aprendido como traducirlo en propuestas concretas, somos capaces de hacer ambas cosas'. Bütikofer abundó en el mismo sentido diciendo que 'la opción verde tiene fuerza de tracción. El futuro es verde'.