Luis Urzúa, de los 33: "Perdimos derechos de la historia"
12 de octubre de 2020"¿Sí? ¿Me escucha?”, suena por el teléfono que sostiene el entonces ministro de minería chileno Laurence Golborne, el 22 de agosto de 2010. "Lo estamos escuchando todos fuerte y claro”, responde la autoridad de gobierno. "¿Quién habla?”, agrega.
"Está hablando el jefe de turno, Luis Urzúa”. Así fue el primer contacto que tuvieron 33 mineros con el exterior, luego de quedar encerrados a 700 metros bajo tierra, tras el derrumbe de la mina San José, en el norte de Chile.
Al cumplirse diez años del rescate de los mineros, Urzúa recuerda en entrevista con Deutsche Welle cómo fue el trabajo en equipo para poder sobrevivir los 69 días de encierro. El e jefe de turno trabaja hoy en el Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin) y cuenta que, "estamos luchando para que la mina San José sea un museo de sitio a nivel mundial, un santuario de esperanza, donde los mineros podamos contar nuestra historia”.
Deutsche Welle: Tras el derrumbe de la mina, ¿sentía una mayor responsabilidad que sus compañeros, por ser jefe de turno?
Luis Urzúa: Esa responsabilidad siempre la va a tener uno como minero. Yo en ese momento tenía 32 años de experiencia y, por lo tanto, tenía que entregársela a mis compañeros, para que pudiéramos sobrevivir. Pero también en un momento tan complicado uno deja de ser el jefe de turno y entiende que empieza otra historia, que es la historia de los 33.
¿Cómo se logró ese trabajo en equipo a 700 metros bajo tierra?
La calma siempre se trató de manejar por la parte de la fe, de la esperanza y de la unión del grupo. Tratábamos de apoyar a los que estaban más decaídos y tenían más problemas, para que esos mineros no bajaran la guardia y fueran fuertes en esos momentos. Al día, teníamos a veces varias conversaciones, en el que también pedíamos disculpas, si es que alguno de nosotros perdía la calma. Así logramos sobrevivir.
¿Cómo se enteran que los estaban tratando de rescatar?
Siempre pensé que nos iban a buscar, pero no sabíamos la magnitud de lo que realmente había pasado. Y luego de cinco días, cuando empezaron a sonar los primeros sondajes, nos dimos cuenta que nos estaban tratando de ubicar y de ahí nuestra primera reacción fue de fuerza, para poder seguir subsistiendo.
Usted fue el primero en tener contacto con el exterior. ¿Cómo evalúa el manejo de las autoridades a diez años del accidente?
Al principio las autoridades hicieron todo lo posible para comunicarse con nosotros y encontraron la manera de que tuviéramos un teléfono y pudiéramos hacer contacto. Y como se sabe, la primera llamada fue con el ministro Golborne, que nos pregunta cómo estamos. Le digo que estamos bien, que estamos esperando el rescate. Claro, estábamos vivos, pero sin las mejores condiciones físicas. Después de esa conversación, nos damos cuenta que tenemos un 50% de probabilidades de ser rescatados, porque nos iban a poder alimentar, enviar agua, medicamentos, y todo lo necesario para poder seguir resistiendo.
Usted se ofreció a ser el último en dejar la mina San José.
La decisión de salir último la tomé yo, junto con las autoridades y las personas que estaban viendo la parte sicológica. Y bueno, como jefe de turno y como funciona en todas las faenas, no iba a abandonar a ninguno de los mineros.
¿Cómo ha sido su vida tras el rescate?
A mí las oportunidades de trabajo y de estudio me llegaron.
Pero algunos mineros acusan que fueron olvidados por el Estado de Chile.
Es verdad que mucha gente que nos ofreció oportunidades, después se hicieron los desentendidos, pero así es el juego, siempre se va a buscar cortar por el hilo más débil. Sin embargo, a diez años, nosotros no hemos tenido la capacidad de conversar y de ver cómo podemos cambiar esta historia. Si vamos a estar llorando siempre porque fuimos engañados, eso no es justo. Quizás algunos no supieron cómo tomar esas oportunidades, pero yo no puedo hablar por el resto.
Pero usted también ha criticado que fueron engañados en cuanto a la película y el libro que se inspiran en la mina San José.
Nosotros perdimos todos los derechos de nuestra propia historia. La película fue solo una película de Hollywood que no relata la verdadera historia de lo que pasamos. Nuestra historia bajo tierra es muy bonita. De trabajo en equipo, perseverancia, fe, en pedir que la gente que estaba arriba no nos abandonara. Y eso no se vio en la película.
¿Y qué pasó con la demanda por indemnización al Estado de Chile?
Como en toda demanda, hay varios procesos, y hay juicios que demoran 20 años. Y ese es un tema que los abogados están trabajando. Yo lo único que espero es que este ciclo se cierre, ya sea a favor o en contra.
Este último año el mundo se ha visto expuesto a una dura pandemia, ¿cómo ha visto la reacción de los chilenos con el Coronavirus?
Como en toda pandemia, a veces no entendemos lo que está pasando y nos preocupamos solo cuando tenemos un caso cercano. Y eso es lo que pasa en todo el mundo. Tenemos que tener la capacidad de poder escuchar lo que dicen las autoridades y de hacer caso, porque somos seres humanos que vivimos en comunidad.
Chile también ha sido escenario de una serie de movilizaciones, ¿cuál es su opinión?
Prefiero no hablar, porque no es de mi interés. Al menos hoy, no es mi fuerte, pero como en todo orden de cosas, en Chile tenemos un presidente que se las ha jugado por todos nosotros, dentro de lo que puede. Y puede que tenga sus errores y sus aciertos, pero eso es así en todos lados.
(cp)