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Lukashenko, el déspota de Bielorrusia, busca un cuarto mandato

18 de diciembre de 2010

Días antes de las elecciones presidenciales del domingo 19, la televisión estatal de Bielorrusia presenta al jefe de Estado Alexander Lukashenko como imbatible vencedor en las urnas.

Alexander Lukashenko: una victoria anunciada.Imagen: AP

En la ex república soviética, gobernada de forma autoritaria desde hace 16 años, casi nadie duda de que Lukashenko, de 56 años, resulte elegido para un cuarto mandato.

Es cierto que el régimen bielorruso, presionado por la comunidad internacional, ha admitido la participación de nueve candidatos en estos comicios, pero Lukashenko, denostado por muchos como el "último dictador de Europa", tiene bien agarradas las riendas del poder.

En noviembre, poco después de recibir la visita del ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, el presidente bielorruso reiteró su negativa a atender la mayor demanda de la Unión Europea: abolir la pena de muerte. De esta manera, Bielorrusia es el único país europeo donde se sigue ejecutando la pena capital.

Lukashenko, que inspira miedo a muchos bielorrusos, auguró que en los comicios del domingo conseguirá más del 70 por ciento de los votos. "La oposición en su conjunto va a obtener alrededor de un 1,5 por ciento. Entonces, ¿qué necesidad hay de falsificar las elecciones?", se preguntó en respuesta a los temores a nuevas manipulaciones.

En Bielorrusia ya es casi una tradición que los medios estatales vilipendian a la oposición llamándola incompetente y peligrosa. No obstante, la novedad del actual proceso electoral es que Lukashenko permitió por primera vez, después de que la Unión Europea (UE) pidiera un mayor acceso de la oposición a los medios de comunicación, que se celebrara un debate entre candidatos de la oposición transmitido en vivo y directo por la radio y televisión estatales, normalmente sujetas a censura.

Sin embargo, en la recta final de la "campaña electoral", los medios estatales han alimentado a la población casi exclusivamente con mensajes positivos sobre la gestión de Lukashenko. Los observadores electorales han denunciado la existencia de un ambiente de manipulación e intimidación. Varios opositores y periodistas críticos con el gobierno han sido detenidos, y las manifestaciones públicas están prohibidas.

Indiferencia y esperanza, miedo e indignación

Según el candidato opositor Nikolai Statkevich, "el ambiente está marcado por sentimientos que van desde la indiferencia y la esperanza hasta el miedo y la indignación". En vísperas de la cita con las urnas, el régimen "ha vuelto a apretar las tuercas visiblemente", dijo a dpa este ex preso político. "El régimen no va a cambiar", asegura Statkevich, de 54 años.

A excepción de la presencia de algunos carteles electorales, nada parece indicar en las calles de Minsk que este domingo habrá elecciones presidenciales. En las universidades los estudiantes son forzados a emitir sus votos a favor de Lukashenko incluso antes de la jornada electoral. Si se niegan, corren el riesgo de obtener malas calificaciones, de ser expulsados de los dormitorios universitarios o incluso de quedar excluidos de los estudios.

La UE ha ofrecido a Bielorrusia ayuda por varios miles de millones de euros si las elecciones son limpias y libres. Después de años de aislamiento impuesto a Bielorrusia, la UE apuesta ahora por el diálogo, un cambio de posición que muchos opositores ven con escepticismo. Ellos se quejan de la censura a Internet, del acoso por parte de las autoridades y también recuerdan que Lukashenko dio asilo al presidente autoritario de Kirguistán, Kurmanbek Bakiyev, derrocado el pasado mes de abril.

"Cualquier presión sobre Bielorrusia, venga de Oriente o de Occidente, será contraproducente", advirtió recientemente Vladimir Makei, jefe de la administración presidencial en Minsk. Bielorrusia no necesita miles de millones de la UE a cambio de concesiones políticas", dijo Makei.

Reformas democráticas no se vislumbran

De hecho, no se vislumbran reformas democráticas en Bielorrusia. Aun así, el gobierno bielorruso quiere que la UE suspenda definitivamente la prohibición, que solo ha sido levantada temporalmente, de conceder visados a Lukashenko y otros funcionarios del gobierno bielorruso.

En las últimas semanas, Lukashenko ha sido fiel a su estrategia de seguir una política zigzagueante entre la UE y Rusia para conseguir los máximos beneficios para sí mismo.

Hace poco, después de varias semanas de rencillas con el vecino país, Lukashenko hizo un viaje de reconciliación a Moscú, donde posó radiante ante los fotógrafos junto con el jefe del Kremlin, Dmitri Medvedev, quien poco antes había asegurado que la relación con Lukashenko estaba irreparablemente dañada.

Los medios estatales de Rusia han calificado a Lukashenko como "loco". Moscú incluso había amenazado con no reconocer el resultado de las elecciones del domingo. Sin embargo, en vísperas de los comicios, la calma ha vuelto a todos los frentes.

dpa
Editor: Pablo Kummetz

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