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Lula gana, pero aún no triunfa

Johannes Beck2 de octubre de 2006

Luis Inácio "Lula" da Silva ganó las elecciones, pero tendrá que disputar la presidencia de Brasil en una segunda vuelta. Johannes Beck, enviado especial de Deutsche Welle, comenta el resultado electoral.

La lucha electoral continúa en Brasil.

Dando una mirada a los últimos 4 años, se sorprende uno de que casi la mitad de los brasileños haya votado por Lula. Al fin y al cabo, numerosos escándalos marcaron su primer período presidencial. El Partido de los Trabajadores (PT) financió campañas electorales en forma ilegal y sobornó parlamentarios. Casi toda la cúpula del partido tuvo que renunciar: desde el tesorero hasta el secretario de la presidencia, pasando por el presidente del PT. Tras estos escándalos, yo por lo menos no habría votado por Lula. Máxime porque antiguamente él siempre se había presentado como garante de una política éticamente limpia.

Corrupción generalizada

El hecho de que tantos brasileños hayan vuelto a votar por Lula se explica por tres motivos. Primero: dos terceras partes de los brasileños están convencidos de que, de cualquier modo, todos los políticos son corruptos. Así lo indican las encuestas realizadas por el instituto Ipsos. Pese a los avances de los últimos años, mucha gente sigue siendo aún muy tolerante en lo que respecta a la corrupción. De otro modo resultaría incomprensible que verdaderos maestros de la corrupción como Fernando Collor de Mello, Paulo Maluf o Joaquim Roriz hayan sido elegidos como senadores o diputados.

En vista de tanta tolerancia ante la corrupción, la campaña del candidato presidencial opositor Geraldo Alckmin tenía que errar en parte su blanco. Alckmin se había presentado ante el electorado como un político particularmente ético. Sin embargo, también él tiene ciertos problemas de credibilidad: tampoco los gobiernos del partido socialdemócrata (PSDB), como el del antecesor de Lula Fernando Henrique Cardoso, estuvieron libres de escándalos. Y el aliado de Geraldo Alckmin, el partido conservador PFL, ha tendido desde hace décadas una red de nepotismo en el Estado de Bahía.

"Presidente de los pobres"

El segundo motivo de la votación que obtuvo Lula es su política económica, heredada en lo sustancial de Cardoso. El presupuesto fiscal se mantuvo bajo control, se cumplió con el servicio de la deuda y la inflación permaneció en bajo nivel, para alegría de muchos brasileños, aún traumatizados por la hiperinflación de comienzos de los años 90.

La tercera razón es la política social del actual gobierno: muchos pobres han recibido por primera vez ayuda social. Eso redujo las enormes diferencias de ingresos existentes en Brasil y mitigó la pobreza en el campo. De este modo, Lula pudo barrer con su poco carismático retador sobre todo en el empobrecido noreste del país. Los habitantes de esa región consideran a Lula uno de los suyos, el primer "presidente de los pobres". A ello contribuye también su historia personal: cuando él era un niño, su familia se mudó a Sao Paulo, escapando de la pobreza del noreste. Conclusión: dos tercios votaron allí por Lula.

La segunda vuelta

En el próspero sur de Brasil, en cambio, las elecciones no fueron tan favorables para el actual presidente. Sobre todo la clase media le dio allí la espalda, tras los escándalos de los últimos años. Poco quedó del bastión del PT en Rio Grande do Sul.

El hecho de que Lula no haya logrado la reelección directa en la primera vuelta es su propia culpa. El pasado jueves (28 de septiembre) canceló en el último momento un debate televisado. Las imágenes de su silla vacía probablemente le hayan costado los votos decisivos. Ahora tendrá que volver a medirse con Geraldo Alckmin el 29 de octubre. Para poder ganar en la segunda vuelta será necesario que no salgan a la luz nuevos escándalos. Además, Lula probablemente ya no podrá eludir un debate con Alckmin ante las cámaras de la televisión.

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