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¿Luz verde a la "hoja de ruta"?

23 de mayo de 2003

Las fricciones entre Washington y la "vieja Europa" pasaron al segundo plano en la reunión de ministros del G-8, donde terminó acaparando la atención la posibilidad de relanzar el proceso de paz en el Medio Oriente.

Los ministros de RR.EE. del Grupo de los 8, reunidos en París.Imagen: AP

El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, anunció su disposición a aceptar la propuesta de paz para el Medio Oriente elaborada por la ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia, a la que los palestinos ya dieron su venia. La sola noticia de que el gobernante israelí se propone someter el plan a la consideración de su gabinte –probablemente el próximo domingo- bastó para provocar una virtual algarabía internacional. A fin de cuentas, resurge la esperanza de poder rescatar del naufragio la "hoja de ruta", que habría de conducir al establecimiento de un estado palestino a fines del 2005.

Romper el círculo

En la reunión de los ministros de Relaciones Exteriores del G-8 (las principales potencias industrializadas y Rusia) se habló de una "oportunidad histórica" para lograr la reanudación del diálogo y se manifestó el deseo de comenzar a poner en práctica cuanto antes los pasos previstos en el plan. "Tenemos que salir del círculo de la violencia", destacó el ministro francés, Dominique de Villepin, anfitrión del encuentro. Lo fundamental para los jefes diplomáticos reunidos en París es que el proceso ya no sea puesto en tela de juicio.

Igualmente el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, señaló que no será necesario hacer modificaciones a la "hoja de ruta", que calificó de "buen documento". La aclaración resultó necesaria, dado que su propia firma aparece junto a la de la asesora de seguridad estadounidense, Condoleezza Rice, en la que se indica que los reparos de Tel Aviv son importantes y serán considerados "plena y seriamente". De hecho, en Israel se comenta que sólo esta afirmación de Washington posibilitó el anuncio de Sharon.

Cabos sueltos

Todo ello hace dudar, sin embargo, que el camino hacia la materialización del plan haya quedado realmente despejado. El gobierno de Israel sigue siendo reacio a ciertos puntos, por ejemplo al tocante a los asentamientos judíos en los territorios ocupados. Por el lado palestino, en tanto, nadie puede asegurar que el nuevo primer ministro, Mahmud Abbas, logre controlar a los grupos más radicales y poner fin a los atentados suicidas.

También entre los "padrinos" del proceso de paz que aún no ve la luz siguen existiendo diferencias de matices. Mientras Colin Powell recalcó que Estados Unidos ve en Abbas a su interlocutor palestino, De Villepin reiteró la disposición europea a conversar "con todos". Desde ya, el ministro de Relaciones Exteriores francés tiene previsto entrevistarse también con Yasser Arafat durante el viaje que emprenderá este fin de semana al Medio Oriente. Estas discrepancias hacen recordar que las relaciones entre París y Washington aún no son de las mejores, pese a que tanto Francia como Alemania y Rusia finalmente apoyaron la resolución estadounidense para levantar las sanciones contra Irak. Pero, al menos, el encuentro del G-8 brindó al secretario de Estado norteamericano la oportunidad de conversar a solas tanto con su homólogo galo como con el encargado de la diplomacia alemana, Joschka Fischer. Y, aunque queden heridas por restañar, al menos este proceso de reconciliación ya está en marcha.

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