Más allá de Fukushima: los océanos como basureros nucleares
Tim Schauenberg
11 de marzo de 2020
El desastre nuclear de Fukushima lanzó al Pacífico una cantidad sin precedentes de radiación. Pero desde hace mucho las pruebas de bombas nucleares y residuos radiactivos vienen contaminando los mares.
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Casi 1,2 millones de litros de agua fue utilizada para enfriar los reactores de Fukushima destruidos tras el terremoto del 11 de marzo de 2011. Ahora ese líquido radiactivo será lanzado al océano. El tema es muy controvertido en Japón, sobre todo porque el desastre nuclear causó una contaminación extrema en la costa de Fukushima. Tras el fuerte sismo, el agua radiactiva fluía "directamente al mar, en cantidades que nunca antes habíamos visto en el mundo marino", dijo a DW Sabine Charmasson, del Instituto Francés de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear (IRSN).
Los niveles de radiación en el mar de Fukushima eran millones veces más altos que lo permitido, que es de 100 becquerel. Hasta hoy en día se pueden detectar sustancias radiactivas en las costas de Japón y otras partes del Pacífico. Incluso se ha medido en la costa oeste de Estados Unidos, donde hablamos de cantidades "muy por debajo de los niveles nocivos establecidos por la Organización Mundial de la Salud", según Vincent Rossi, oceanógrafo del Instituto de Oceanografía del Mediterráneo (MIO) de Francia.
Pero eso no significa que no haya riesgo, dice Horst Hamm, de la Nuclear Free Future Foundation. "Un solo becquerel que ingresa a nuestro cuerpo es suficiente para dañar una célula que eventualmente se convertirá en una célula cancerosa", dice. Y ese riesgo está creciendo. La contaminación radiactiva en el océano ha aumentado en todo el mundo desde hace décadas.
Las pruebas con bombas nucleares
En 1946, Estados Unidos se convirtió en el primer país en probar una bomba atómica en los mares. En las siguientes décadas, se llevaron a cabo más de 250 pruebas adicionales del mismo tipo. La mayoría de ellos (193) fueron conducidas por Francia en la Polinesia Francesa, y por Estados Unidos (42), principalmente en las Islas Marshall y el Pacífico Central.
Pero el océano no solo era un campo de entrenamiento para la guerra nuclear, sino que hasta principios de la década de 1990 también era un vertedero de desechos radiactivos de las centrales nucleares.
De 1946 a 1993, más de 200.000 toneladas de desechos, algunos de ellos altamente radiactivos, fueron arrojados a los océanos del mundo. Varios submarinos nucleares, incluida la munición nuclear, también fueron hundidos durante este tiempo.
¿Es el océano un sitio de almacenamiento perfecto?
La mayor parte de los desechos nucleares arrojados provino de Gran Bretaña y la Unión Soviética, según muestran las cifras del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Hasta 1991, Estados Unidos había dejado caer más de 90.000 barriles y al menos 190.000 metros cúbicos de desechos radiactivos en el Atlántico Norte y el Pacífico. Otros países, como Bélgica, Francia, Suiza y los Países Bajos también eliminaron toneladas de desechos radiactivos en el Atlántico Norte en las décadas de 1960, 1970 y 1980.
"Bajo el lema 'fuera de la vista, fuera de la mente', el vertido de desechos nucleares fue la forma más fácil de deshacerse de ellos", dice Horst Hamm.
Alrededor del 90 por ciento de la radiación presente en el océano proviene de barriles desechados en el Atlántico Norte, la mayoría de los cuales se encuentran al norte de Rusia y en las costas de Europa occidental. "Los barriles están en todas partes", dice el ecologista Yannick Rousselet, de Greenpeace Francia. Los hallaron, por ejemplo, cuando la organización ambientalista usó submarinos en la búsqueda de tambores a unos cientos de metros de la costa del norte de Francia, a una profundidad de 60 metros.
"Nos sorprendió lo cerca que estaban de la costa", dice Rousselet. "Están oxidados y goteando, con la radiación claramente elevada".
Alemania también está involucrada
En 1967, Alemania también arrojó 480 barriles frente a las costas de Portugal, según el OIEA. En respuesta a una solicitud de información de 2012 de Los Verdes sobre la condición de esos barriles, el gobierno alemán escribió: "Los barriles no fueron diseñados para asegurar la contención permanente de radionucleidos en el fondo del mar. Por lo tanto, se debe suponer que ya no están intactos".
Para Horst Hamm, las consecuencias a largo plazo son claras. La radiación será "absorbida por los animales marinos que la rodean. Eventualmente terminarán atrapados en las redes de pesca y volverán a nuestros platos", dice.
(sv/dzc)
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La larga sombra de Fukushima
Cuatro años después del desastre de Fukushima, la respuesta global a la energía nuclear ha cambiado. Mientras que algunos países continúan desmantelando sus centrales nucleares, otros ven un futuro con energía atómica.
Imagen: Reuters/Kyodo
El terremoto de Tohoku y el posterior tsunami
Fue el peor desastre de la historia de Japón después de la II Guerra Mundial. Hace cuatro años, un terremoto de magnitud 9,3 registrado frente a las costas de la región de Tohoku provocó un tsunami que devastó la costa del noreste de Japón. El resultado: al menos 15.880 fallecidos y 2.694 desaparecidos, además de 6.135 heridos.
Imagen: dapd
Fuga radioactiva en Fukushima
El problema es que lo que empezó siendo un desastre natural acabó convirtiéndose en tragedia por culpa de la tecnología. El terremoto provocó un tsunami de 13 metros que arrasó la central nuclear de Fukushima Daiichi. Tras el impacto, los sistemas de refrigeración de la planta fallaron, provocando el sobrecalentamiento de tres reactores y la consiguiente fuga radioactiva.
Imagen: Reuters/Kyodo
Central de Three Mile Island
El caso de Fukushima no es el primero de la historia. En el año 1979, en la planta nuclear de Three Mile Island, en Middletown, Pensilvania, un fallo en el circuito de la planta provocó una fuga radioactiva. Las bombas de alimentación dejaron de funcionar, provocando la fuga de 120.000 litros de refrigerante del circuito primario. Unas 140.000 personas, entre mujeres y niños, fueron evacuadas.
Imagen: AFP/Getty Images
El legado de Chernóbil
Hasta Fukushima, el desastre de Chernóbil fue el peor accidente nuclear de la historia. En 1986, un repentino incremento de potencia en la Unidad 4 de la central de Chernóbil, en Ucrania, destruyó el reactor y liberó una nube radiactiva que se extendió por Rusia y Europa. 335.000 personas fueron evacuadas en un radio de 30 kilómetros y al menos 30 murieron como consecuencia del accidente.
Imagen: picture-alliance/dpa
Nueva planta nuclear en EE. UU.
A la Unidad 2 de la planta Watts Bar en Tennessee se le están dando los últimos retoques, luego de un largo retraso por una baja demanda en la región. Su planta hermana, Watts Bar Unidad 1, se inauguró en 1996 y era, hasta ahora, la central nuclear de apertura más reciente. El país prevé seguir abriendo plantas nucleares, pues las considera una alternativa viable a los combustibles fósiles.
Imagen: picture-alliance/AP/Tennessee Valley Authority
Período de transición en Alemania
A pesar del fuerte movimiento antinuclear, la coalición de centroderecha de la canciller Angela Merkel trató de retrasar la fecha de eliminación de la energía nuclear de 2022 a 2034. El objetivo de 2022 había sido establecido por su predecesor, Gerhard Schröder, de centroizquierda. Merkel justificó el retraso alegando que se trataba de un período de transición hacia las energías renovables.
Imagen: picture-alliance/dpa
Merkel reacciona con rapidez
Después de la catástrofe de Fukushima, el gobierno alemán reaccionó con rapidez y cerró de manera definitiva ocho plantas nucleares. La coalición de Merkel decidió eliminar por completo el uso de la energía atómica hasta el 2022, adoptando la fecha originalmente establecida por Schröder. Ahora, Alemania ha decidido extender el uso de energías renovables en un 80 por ciento para el año 2050.
Imagen: picture alliance/Hinrich Bäsemann
Italianos confirman la prohibición nuclear
Al igual que Alemania, Italia también tiene una larga historia de activismo antinuclear. Después del desastre de Chernóbil, los italianos votaron para prohibir la energía nuclear en 1987. Sin embargo, en 2011, el entonces primer ministro, Silvio Berlusconi, trató de reintroducir la energía atómica. En un referéndum, los italianos rechazaron nuevamente el uso de energía nuclear en su país.
Imagen: picture-alliance/dpa
El futuro nuclear en Reino Unido
La coalición conservadora-liberal en Reino Unido también promueve la energía nuclear para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la planta más reciente desde 1996, Hinkley Point C en Somerset (en la foto), se enfrenta a un proceso legal por el uso de dinero estatal para su construcción. El costo de la planta se calcula en unos 34 mil millones de euros.
Imagen: picture-alliance/Simon Chapman/LNP
La India amplía el uso de energía atómica
Nueva Delhi planea cuadruplicar su capacidad nuclear en 2020, abasteciendo así un 25 por ciento de la electricidad en el país. Sin embargo, el plan ha sido fuertemente rechazado. Manifestantes han interrumpido repetidamente los trabajos de construcción de la central nuclear de Kudankulam, parcialmente subsidiada por Rusia. Moscú ha ofrecido construir una docena de reactores nucleares en la India.
Imagen: picture-alliance/dpa
China mira más allá del carbón
Pekín está buscando un aumento más modesto en su capacidad nuclear. La República Popular planea generar un 6% de su electricidad a través de energía atómica para el 2020. Actualmente se encuentra en construcción la central de Changjiang (en la foto), en la provincia de Hainan. La energía nuclear puede reducir, en gran medida, la dependencia de China de las contaminantes plantas de carbón.
Imagen: picture-alliance/dpa
La dependencia de Francia
El 75% de la electricidad que consume Francia procede de energía nuclear. A pesar de que el presidente Hollande prometió reducir la dependencia atómica del país, sólo se ha anunciado el cierre de una planta, situada en la frontera con Alemania. El resto de las centrales, que suman 20, siguen humeando en el corazón de Europa.