Miles de birmanas, víctimas de matrimonio forzado en China
7 de diciembre de 2018
Las víctimas son 6,5 veces más propensas a sufrir violencia doméstica y 4,7 veces más a padecer abortos espontáneos, según un estudio. En China, hay 34 millones de hombres más que mujeres por la política del hijo único.
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Unas 7.400 mujeres birmanas han sido llevadas por traficantes humanos a China entre 2013 y 2017 para desposarlas con ciudadanos chinos mediante matrimonios forzados, según estimaciones de un estudio divulgado este viernes (07.12.2018).
Hay 34 millones de hombres más que mujeres en China debido a la antigua política gubernamental del hijo único entre 1979 y 2015. Esta disparidad provoca un aumento del tráfico de mujeres para matrimonios forzados desde países vecinos como Birmania (Myanmar).
Embarazo y parto bajo presión
"Las víctimas de matrimonios forzados sufren una amplia gama de violaciones de derechos y están expuestas a riesgos físicos y psicológicos", dijo en un comunicado Courtland Robinson, principal autor del estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos, y la Asociación de Mujeres Kachin, de Tailandia.
El trabajo, titulado "Estimaciones del tráfico de mujeres birmanas para matrimonios y alumbramientos forzados en China", se basa en entrevistas realizadas en los estados Kachin y Shan, en el noreste birmano, y en la provincia china de Yunnan (suroeste).
Entre junio de 2017 y abril de 2018, los investigadores entrevistaron a unas 400 mujeres entre 18 y 40 años, de las que cerca del 40 por ciento afirmaron haber sido forzadas en matrimonios con chinos y un tercio quedaron embarazadas y dieron a luz bajo presión.
Violencia doméstica y aborto son altos en víctimas de matrimonios forzados
Los autores del estudio también hablaron con informantes en las comunidades y analizaron datos migratorios para llegar a sus conclusiones.
De acuerdo con el informe, las víctimas de matrimonios forzados son 6,5 veces más propensas a sufrir violencia doméstica y están 4,7 veces más expuestas a padecer abortos espontáneos, mientras que la probabilidad de que se le muera un hijo se multiplica por 4,6.
El estudio, financiado por la Fundación Pegasus Liberty, de Estados Unidos, recomienda a las autoridades birmanas trabajar para acabar con los conflictos armados en Kachin y Shan, lo que aumenta las migraciones a China.
También sugiere a Birmania resolver la situación de los residentes que carecen de nacionalidad y documentos de identidad, lo que los vuelve más vulnerables al tráfico humano, y a Pekín que aumente la protección de los migrantes y refugiados.
rrr (efe/afp/dpa)
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Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.