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Más escándalos en los servicios secretos alemanes

Luna Bolívar Manaut12 de mayo de 2006

Espionaje de periodistas y escritores, compra e intercambio de información de manera ilegal: el servicio secreto alemán se ve implicado en un nuevo escándalo con todos los ingredientes de un thriller de Hollywood.

50 años del BND: celebrados a la sombra de los escándalos.Imagen: picture-alliance / dpa/dpaweb


La trama de esta historia de espías al margen de la ley se complica cada vez más. Un informe redactado por un antiguo juez del Tribunal Supremo Federal de Alemania y presentado a la Comisión Parlamentaria de Control, el organismo encargado de revisar las actuaciones del BND, el servicio secreto alemán, indica que los agentes alemanes se dedicaron no sólo a su ya de por sí discutida tarea de investigar en el exterior, sino a una labor claramente ilegal: espiar a ciudadanos y medios de comunicación en el interior de Alemania.

En 170 páginas se explica como, durante años, periodistas y autores críticos fueron controlados por los servicios secretos y como los agentes del BND pagaron por saber de qué se escribía, de qué se pensaba escribir y de dónde venía la información con la que se escribía en las redacciones alemanas.

Espías en la sombra

En el informe, citado por el periódico alemán Süddeustsche Zeitung, cinco periodistas aparecen como colaboradores directos de los servicios secretos. Su labor habría consistido, durante 16 años, en espiar a sus compañeros de oficio e informar al BND sobre las historias que se traían entre manos.

Uno de estos "informantes" recibió, según el documento, 600.000 marcos (aproximadamente 300.000 euros) por sus servicios. Otro, con el seudónimo de "Kempinski", recibía 350 marcos (175 euros) al día por encontrar nuevos periodistas dispuestos a trabajar para el BND. Todo el dinero procedía, por supuesto, de las arcas públicas.

Controlar y vigilar, lo que se escribe en Alemania.Imagen: DHM

Pero no sólo de sobornar a periodistas habría vivido el flujo de noticias, e irregularidades, del BND. Otro de los procedimientos que denuncian las actas es el de espiar a periodistas y escritores con tendencia a manifestarse de forma crítica. Se les seguía día y noche. Se investigaba tanto su vida profesional como privada. Y además, todo su entorno caía en la sospecha, con lo que a menudo amigos de los espiados se convertían a su vez en objeto de nuevos seguimientos.

Redactores de la revista Der Spiegel, escritores como Erich Schmidt-Eenboom, autor de un libro en el que ataca a los servicios secretos alemanes, o el propio redactor jefe del Süddeustsche Zeitung, Wolgang Krach, habrían sido objeto de esta vigilancia. "Soy uno de los espiados", dijo Krach, que logró echar un vistazo a su acta y que presupone que el interés del BND por él se debió a sus investigaciones sobre al tráfico de plutonio entre Moscú y Múnich.

La libertad de prensa coartada

"El que entonces fuera presidente del BND, August Hanning, y su sucesor, Ernst Uhrlau, hablaron hace medio año con los periodistas afectados. Entonces se aclaró que se había cometido un error", dijo un portavoz de los servicios secretos.

A Ernst Uhrlau, presidente del BND, le espera una dura tarea.Imagen: picture-alliance / dpa

Sin embargo, ahora que se han hecho públicos, las consecuencias de estos actos pueden ir más allá de la mera disculpa. La presión sobre los periodistas supone un ataque a la libertad de prensa y con ella a la Constitución y al Estado de derecho: en esta afirmación han coincidido políticos de todos los bandos y las organizaciones de prensa. El portavoz del gobierno alemán, Thomas Steg, tuvo que lanzar en rueda de prensa una auténtica "oda a la libertad de prensa" para salir al paso de la encrucijada.

Como "desproporcionados y claramente contrarios a la Ley" han sido definidos los actos de espionaje del BND por el redactor del informe. Como servicio secreto para el exterior, el BND tiene terminantemente prohibido desplegar sus actividades en el interior de Alemania.

Para un país que ha vivido en dos ocasiones, bajo el régimen nazi y bajo el comunista, las terribles consecuencias del control ciudadano y el amordazamiento de la prensa por parte de los poderes públicos, el respeto a estos valores posee un significado especial. Los responsables podrían incluso ser acusados de traición al haber hecho uso de dinero estatal para financiar actividades ilícitas.

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