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Sociedad

Más papistas que el Papa

José Ospina-Valencia
18 de julio de 2003

El obispo Reinhard Marx suspendió al sacerdote y profesor de teología Gotthold Hasenhüttl por haber celebrado la eucaristía con luteranos durante el reciente Congreso Ecuménico de Berlín. Una reacción "exagerada".

El padre Gotthold Hasenhüttl: excluído por querer unir el rebaño.Imagen: AP

No todo es hermandad en la viña del Señor. Así Jesucristo haya prometido estar "en medio de dos o tres que se reunan" en su nombre". Pero, según el obispo Reinhard Marx, de la diócesis de Tréveris, al oeste, la Iglesia Católica "no es un sistema de libre albedrío en el que cada uno puede fijar reglas en función de sus convicciones personales", como lo dijera al anunciar el despido del sacerdote Hasenhüttl. Dicho prelado ofició, en mayo, durante el citado congreso, pero al margen del programa oficial, una misa en un templo protestante al final de la cual invitó a todos los fieles, inclusive los no católicos, a comulgar.

Exclusión en nombre de Dios

El religioso no sólo ha sido suspendido como sacerdote, sino también como profesor de teología, pese a que es funcionario oficial. Hasenhüttl, un sacerdote austríaco de 69 años, hasta ahora, profesor de teología de la región del Sarre, fronteriza con Francia, recurrió contra su suspensión ante el Vaticano. Hasenhüttl arguye que él sólo ha hecho "lo que Cristo nos ordenó que hiciéramos, pues la Iglesia está abierta a todos y todas". Pero la realidad papal es otra.El Papa Juan Pablo II, en efecto, había advertido en vísperas del Congreso de Berlín contra las eucaristías ecuménicas.

Dogmas de una Iglesia de otros tiempos

Imagen: http://www.fho-emden.de/~kirsu/

La parroquia evangélica luterana de Gethsemaní, en Berlín, - mítica porque en ella se reunía la disidencia cristiana al régimen comunista de Alemania del Este - ofreció su templo para que se celebrara una misa católica en la que todos los cristianos fueran invitados a comulgar. Los responsables de la parroquia tomaron, sin embargo, precauciones para no herir las susceptibilidades vaticanas y no organizaron una eucaristía ecuménica, que es lo que condena explícitamente Roma, sino una misa puramente católica en la que católicos y protestantes comulgaron con las dos especies. Unas 2.000 personas abarrotaron la iglesia y sus inmediaciones.

Resistentes al cambio

Imagen: AP

Sin embargo, y en contra del ejemplo cristiano, la jerarquía católica parece preferir la exclusión y no la integración. La misa de Gethsemaní fue criticada de antemano por el cardenal alemán Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), que la calificó de "acción política para forzar un cambio dentro de la Iglesia".

Ricos, implacables y nada inmunes al pecado

En un comunicado conjunto, la asociación de seglares católicos "Somos la Iglesia", la agrupación ecuménica "Iniciativa Iglesia de abajo" y la comunidad de Gethsemaní calificaron la suspensión de sanción "desproporcionada". Para estos grupos, la Iglesia utiliza a los sacerdortes como instrumento para intimidar a los fieles a los que no puede sancionar, entre otras cosas, porque depende de que sigan queriendo pagar el impuesto religioso. Un impuesto confesional que ha hecho de la iglesia alemana, la organización católica más rica del mundo.

Tanto poder de decisión y diligencia demostrados por la jerarquía católica en la condena a la hermandad interconfesional, serían más apropiados en la condena y castigo de los abusos de menores por parte de algunos representantes de Cristo en la tierra.

José Ospina Valencia

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