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Más presión mundial podría frenar ola de ejecuciones en Irán

1 de febrero de 2024

La Alta Comisionada adjunta de la ONU para los Derechos Humanos quiere viajar a Teherán. Poco antes, cuatro personas fueron ejecutadas en Irán. Los activistas piden a la ONU que posponga el viaje.

EE.UU.: Manifestación contra la ejecución de Karami y Hosseini
EE.UU.: Manifestación contra ejecuciones en Irán. Imagen: Allison Bailey/NurPhoto/picture alliance

Nada Al-Nashif, Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, volará a Teherán el 3 de febrero. El plan es que lleve a cabo una investigación sobre las ejecuciones y las violaciones de los derechos de las mujeres. Activistas de derechos humanos advierten que el número de ejecuciones en Irán es alarmantemente alto.

El 29 de enero fueron ejecutadas otras cuatro personas. Según informes de los medios de comunicación estatales iraníes, los cuatro hombres kurdos estaban acusados de planear un atentado en nombre de Israel. Las condenas a muerte se ejecutaron el lunes 29 de enero, después de que el Tribunal Supremo rechazara sus recursos.

Las familias de los condenados niegan las acusaciones y han declarado en las redes sociales que "a lo largo del juicio, a los presos se les negaron derechos básicos como el pleno acceso a sus expedientes. Se les negaron las visitas de abogados e incluso la comunicación con sus familias". Las confesiones de los hombres habrían sido obtenidas bajo tortura.

Oleada de ejecuciones

"Con las cuatro ejecuciones del lunes, el número de ejecuciones sólo en enero ha aumentado a 67", afirma Mahmood Amiry-Moghaddam, director de la organización de derechos humanos "Iran Human Rights" (IHR), con sede en Oslo, en entrevista con DW. "Nos enfrentamos a una oleada de ejecuciones en Irán. Desde el comienzo de la guerra de Gaza, se ha ejecutado a una media de tres personas al día en Irán. El número de personas ejecutadas por delitos de drogas se ha multiplicado por 20 en comparación con hace tres años."

Nada Al-Nashif, Alta Comisionada Adjunta para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.Imagen: Denis Balibouse/REUTERS

Amiry-Moghaddam subraya que la falta de interés de la comunidad internacional y de instituciones internacionales como Naciones Unidas por la situación en Irán está animando a quienes detentan el poder en Teherán a utilizar la violencia y la intimidación para silenciar a la población descontenta. "Parece que la situación de los derechos humanos en Irán en general, y el elevado número de ejecuciones en particular, no figuran entre las prioridades de los países occidentales. El corrupto e incompetente sistema político de la República Islámica, incapaz de encontrar soluciones adecuadas a los problemas cotidianos de la población, se está aprovechando de esta situación."

Pena de muerte en la sombra

Todavía hay muchos presos políticos en la larga lista de condenados a muerte de las cárceles iraníes. El número exacto no se publica oficialmente. Las familias de los condenados sufren intimidación, lo que a menudo las hace reacias a hacer públicas las condenas a muerte contra sus familiares. O esperan que sus familiares sean indultados al final. Muchas ejecuciones sólo salen a la luz años después, cuando los familiares se arman de valor para denunciarlas.

Tras las protestas a escala nacional con el lema "Mujer, Vida, Libertad", el poder judicial quiso ejecutar a muchos manifestantes detenidos, dice Amiry-Moghaddam. Pero indica que "la presión política de Occidente era fuerte. El mundo seguía de cerca lo que ocurría en Irán. Se impusieron sanciones a los responsables de violaciones de derechos humanos en el país. Eso ralentizó el sistema judicial durante un tiempo".

Ahora, sin embargo, la maquinaria de ejecución vuelve a funcionar a toda velocidad. El 23 de enero fue ejecutado Mohammed Ghobadlu, de 24 años, que había sido detenido durante las protestas nacionales. Ese mismo día también fue ejecutado Farhad Salimi, preso kurdo que llevaba 14 años detenido.

La Premio Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi ha pedido a la funcionaria de la ONU Nada Al-Nashif, de Jordania, que cancele su visita en protesta por las ejecuciones o que se reúna con personas condenadas a muerte durante su estancia en Irán.

(gg/ers)

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