Al entrar al pequeño almacén de Dagmar Pilatzki uno se siente transportado a un mercado de artesanías en alguna ciudad centroamericana, pero esta tienda se encuentra e pleno centro de la ciudad alemana de Colonia. Textiles de todo tipo y tamaño cubren las paredes, máscaras de madera cuelgan del techo y almohadas de mil colores decoran las esquinas. Cerca de una ventana cuelga una hamaca; no hay un solo espacio en la tienda que no haya sido aprovechado.

La señora Pilatzki vende desde hace diez años artesanías de gran calidad, nada que ver con los típicos souvenirs turísticos. Trabajando de niñera tuvo la oportunidad de conocer Guatemala. Fue en 1990, durante una nueva estancia, esta vez de vacaciones, en este país centroamericano, cuando se le ocurrió que podría comercializar los productos de los indígenas guatemaltecos en Alemania.

Contactos con Guatemala

Ahora Pilatzki viaja dos veces al año a Guatemala para comprar mercancía, hecha principalmente de algodón, lana, madera y cuero. Varios productores trabajan para ella, casi todos son familias o pequeñas cooperativas. Comenzó vendiendo la mercancía en mercados artesanales y navideños. En el mes de abril del 2000 finalmente abrió su propio almacén en Colonia, uno de los pocos en Alemania con ese tipo de productos.

Pero no todo es negocio en la vida de la señora Pilatzki. "La cultura de esa gente me es más importante", explica la alemana, que ha desarrollado una verdadera amistad con los guatemaltecos. Docenas de familias se benefician de ese negocio que se ha convertido para ellos en una fuente económica alternativa.

Alemania, un buen mercado

A muchos alemanes les encanta ese tipo de mercancías pues les resultan exóticas y novedosas. Hay estudiantes jóvenes que ahorran mucho para poder comprarse algo y gente que gasta mucho dinero haciendo sus compras de Navidad allí.

El mercado de las artesanías es un mercado dinámico. Lo que corrobora no sólo la pequeña tienda en Colonia, sino también por ejemplo Lupe Carpio de la empresa "The Ethnic Collection" en Quito, Ecuador. Esta empresa fundada en 1994 en Ecuador ha registrado en los últimos tres años un crecimiento del 180 por ciento en sus operaciones comerciales, que se centran en la venta y exportación de productos autóctonos ecuatorianos. Cifras de crecimiento bárbaras que harían palidecer de envidia a muchos empresarios. Esta empresa familiar ecuatoriana cuenta con compradores en más de diez países, entre ellos Francia, España, Portugal y Suiza, pero también Egipto y Nueva Zelandia. Y también como explica Lupe Carpio, "Alemania es un muy buen mercado".