Médicos sin Fronteras deja la maternidad atacada en Kabul
15 de junio de 2020
La organización no gubernamental alega que no puede garantizar la seguridad ni de su personal ni de los pacientes, después de que 25 personas murieran en un sangriento ataque el pasado 12 de mayo.
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Médicos sin Fronteras anunció el lunes (15.06.2020) que pone fin a sus actividades en la maternidad de Kabul que sufrió en mayo un sangriento ataque en el que murieron 25 personas, 16 de ellas madres. "Esta decisión fue tomada sabiendo que, aunque no ha transcendido ninguna información sobre los autores y el móvil de la matanza, las madres, los bebés y el personal sanitario fueron un objetivo deliberado y podrían repetirse ataques parecidos", declaró la oenegé en un comunicado.
El 12 de mayo, tres hombres armados irrumpieron en una unidad de maternidad gestionada por MSF y mataron a 16 madres -cinco de ellas a punto de dar a luz-, una comadrona, dos niños de 7 y 8 años, y otras seis personas. El ataque, que conmocionó a la población de un país que ya está acostumbrado a esta violencia, no fue reivindicado, pero Estados Unidos afirmó que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) era el responsable.
El edificio se encuentra dentro del hospital de Dasht-e-Barchi, un barrio del oeste de Kabul donde vive la minoría chiita hazara, blanco en varias ocasiones de los ataques del EI en los últimos años. "Sabíamos que había riesgo de trabajar en Dasht-e-Barchi, pero nunca nos imaginamos tanta brutalidad en un ataque dirigido contra las mujeres y sus bebés, contra los trabajadores sanitarios", dijo en referencia al ataque en declaraciones a Efe el coordinador de proyectos en el centro médico de la organización Clement Perrin.
"Hoy tenemos que aceptar la realidad: muros más altos y puertas de seguridad más gruesas no impedirán que hechos así se repitan. Quedarse significaría que tenemos que considerar la pérdida de vidas humanas como un parámetro de nuestra actividad, algo inconcebible", lamenta Thierry Allafort-Duverger, director general de MSF, citado en el comunicado.
Con cerca de 16.000 partos en 2019, esta maternidad era uno de los mayores proyectos de este tipo de la ONG en el mundo. Su cierre podría afectar a más de un millón de personas, según MSF. A esa comunidad se dirigió también Perrin y aseguró que su organización evaluará la posibilidad de apoyarla de otra manera. "En las próximas semanas y meses, evaluaremos la posibilidad de apoyar a las comunidades de Dasht-e-Barchi, y especialmente a los diferentes hospitales y centros de salud y a la red de parteras, sin poner en peligro la vida de nuestros trabajadores y pacientes", dijo.
lgc (afp/efe)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
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La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
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Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
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Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
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El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
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Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.