Tras las últimas elecciones regionales en los Estados de Tabasco y Coahuila, todo parece indicar que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) está recuperando el terreno político que perdió en el 2000, cuando Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN) ganó las elecciones presidenciales. “El PRI tiene buenas posibilidades de volver al poder en el 2012, aunque tres años antes de las elecciones presidenciales aún es prematuro decirlo, pero es la tendencia””, dice el representante de la Fundación Konrad Adenauer, Frank Priess, en conversación con DW-WORLD.

“El PRI no ha cambiado mucho, especialmente a nivel regional se ve que las viejas prácticas siguen su curso, que el partido se permite proteger a gobernadores que tienen graves fallos en su contra. Como en Oaxaca (en el sur del país), en donde la Corte Suprema falló en contra del gobernador Ulises Ruiz por violación a los derechos humanos. Está el caso de Puebla (con el gobernador Mario Marín involucrado en un escándalo de pederastia n.de r.) y otros casos. Entonces no creo que el partido haya cambiado mucho, tiene algunas nuevas caras, algunas más bonitas, como la del joven gobernador Enrique Peña Nieto en el Estado de México y también el nuevo gobernador de Nuevo León, pero eso no cambia la estructura”, afirma el representante en México de la fundación cercana a la Unión Demócrata Cristiana de la canciller alemana Angela Merkel.

Fuerza de centro con poca credibilidad

El experto explica que el PRI busca venderse como una fuerza de centro, más allá de los extremos, equilibrada, de estabilidad y con cuadros capaces de gobernar. El partido ha sabido capitalizar el tema de la estabilidad, que es muy importante para la población. “Además, también hay un clientelismo que garantiza al PRI buenos resultados, especialmente en elecciones con baja participación”, afirma.

Durante las más de siete décadas en las que el PRI gobernó ininterrumpidamente en México florecieron los privilegios corporativistas en sindicatos. Buen ejemplo de ello es el Sindicato Mexicano de Electricistas de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, ejemplo de ineficiencia que suministraba luz eléctrica a la Ciudad de México y fue cerrada por decreto presidencial el pasado 10 de octubre. La compañía costaba al gobierno 3.000 millones de dólares al año, que se iban en pagar elevados salarios y pensiones a los 44.000 empleados y 22.000 jubilados. Observadores afirman que el cierre de Luz y Fuerza puede ser un caso aislado en la administración del presidente Felipe Calderón (PAN). El poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), está lejos de someterse a una necesaria reforma. Su líder, la controvertida Elba Esther Gordillo, es aliada de Calderón.

Prácticas corruptas

“Las prácticas corruptas no han acabado y eso es algo que ha provocado una decepción en la población. Mucha gente esperaba un cambio más profundo que no ha sido posible políticamente desde los tiempos de Vicente Fox (2000-2006). Esos poderes fácticos, intereses organizados en monopolios privados y en el área sindical, es algo que sigue intacto y en los mejores casos pueden jugar frente a los partidos y venderse al mejor postor, como se ve en el sindicato de maestros”, afirma Priess, y añade que el cambio del PRI al PAN ha dejado intactos esos privilegios y todos los observadores nacionales e internacionales es el mayor obstáculo para el desarrollo de México.

El experto explica que el fracaso del PAN tiene que ver con las limitaciones constitucionales que hay en México. “Sólo en los tiempos del PRI el presidente era jefe monopólico del partido, comandaba a los gobernadores, a los alcaldes, decidía sobre la justicia y todas las instancias”, dice. Tras las elecciones del 2000 la figura del presidente, constitucionalmente, se ha convertido en una de las más débiles de América Latina, especialmente cuando no tiene mayoría en las cámaras, en el Congreso.

PAN: política de pasos pequeños

“Calderón optó por una política de los pasos pequeños, que aunque han sido en la dirección correcta, han sido insuficientes, en las reformas impositivas, del Seguro Social y en la reforma de Pemex”, afirma. El experto subraya que el ejecutivo se vio frenado por esos poderes fácticos a los que no quiso tocar para no pagar el costo político.

Especialmente sensible en México es el tema de la televisión y radio, que se encuentran en manos de un puñado de familias que ejercen un monopolio sobre la opinión pública. “Ningún político que no quiera suicidarse políticamente se mete en este terreno, sin embargo hay que hacerlo. Ha habido muchos intentos por instalar medios de derecho públicos, hacer los medios de comunicación más plurales, hacer un mejor uso del espectro radioeléctrico”, afirma.

El experto subraya que buena parte recae sobre la sociedad misma. “Hay que apostar por una sociedad civil más fuerte. México tiene que decidirse qué es lo que quiere ser como nación. Ha dejado indicios de ello en el G-7, en el G-20, en su participación en la OCDE. Ahora el país es miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Por un lado el país juega en la liga de campeones, por otro lado hay un nivel muy chato y provincial en su proyección”, dice y concluye: México tiene el potencial, pero éste no se usa adecuadamente.

Autora: Eva Usi

Editor: Pablo Kummetz