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México: Se arriesgan vidas y la gente no se lo toma en serio

Aitor Sáez
22 de abril de 2020

México se cuenta entre los países con una afectación intermedia y que han aplicado medidas menos drásticas. El país entró en fase 3 de la pandemia con un frágil sistema sanitario y una población menos sana.

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México
Andrés Manuel López Obrador, presidente de MéxicoImagen: picture-alliance/El Universal

México declaró este martes 21 de abril el inicio de la fase 3, que implica una rápida propagación y dispersión de la COVID-19. Ese día el país registró 145 defunciones respecto al día anterior (857 en total) y confirmó 729 nuevos casos, el segundo mayor aumento en un día (9.501 contagios confirmados en total, hasta ese momento). 

La entrada en fase 3 "se caracteriza por la acumulación de un gran número de contagios, de hospitalizaciones (…) puede ser tan rápida que no permita la adaptación del sistema de salud, a pesar de que llevamos el proceso de reconversión y entonces estemos en graves y grandes problemas para atender a los pacientes", aseguró el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, el portavoz del gobierno mexicano para la pandemia. En otras palabras, el sistema sanitario puede colapsar.

Todas las medidas de prevención para esta tercera fase (quedarse en casa, mantener sana distancia, suspender actividades esenciales y laborales no esenciales, suspender eventos masivos, higiene frecuente de manos) ya se habían puesto en marcha en la etapa anterior y el único cambio es ahora reforzar su aplicación.

El propio López-Gatell ha reiterado desde hace semanas que el confinamiento total y obligatorio en México es inviable, ya que a diferencia de otros países como China, Italia, España o Estados Unidos, la desigualdad en México es superior: más de la mitad de la población vive en la pobreza y seis de cada diez empleados trabajan en la informalidad.

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Discrepancias entre gobierno y algunos estados

Ante esto, el reforzamiento de la implementación de las medidas en esta fase 3, a fin de volverlas más restrictivas, se ha dejado en manos de los estados, que deberán "hacerlas cumplir en sus ámbitos de competencias”, como señaló el subsecretario.

Horas después, el gobierno de la Ciudad de México –uno de los más proactivos en la toma de medidas– anunció que este 23 de abril se aplicará el programa ‘Hoy no se circula', tanto en la ciudad como en la zona conurbada, en que ningún vehículo particular podrá transitar, y se cerrarán el 20% de las estaciones del transporte público. Además, "habrá mayor verificación, más exhaustiva de las empresas que no están cumpliendo el cierre establecido por la contingencia”, anunció su jefa de gobierno Claudia Sheinbaum.

Los estados de Jalisco, Michoacán, Chihuahua y Quintana Roo han ido más allá al decretar una cuarentena obligatoria y, con diferente contundencia, sancionar y hasta detener a las personas que salen a la calle sin necesidad. Los gobernadores de dichos estados –todos de partidos de oposición al ejecutivo federal– han expresado sus críticas ante la laxitud y tardanza de las medidas a nivel nacional. Entre otras, piden emplear a la fuerza pública para garantizar el cumplimiento de esas restricciones.

"El gobierno de López Obrador no quiere utilizar al Ejército para salvar su imagen de una Administración no represora y sigue apelando a la conciencia cívica. Sin embargo, se ha visto que esto no ha funcionado del todo, mucha gente aún se lo toma a la ligera. Por razones políticas el gobierno pone en riesgo a la población”, señala a DW el epidemiólogo Malaquías López, profesor de la Universidad Autónoma Nacional de México (Unam).

Vigilancia centinela, obsoleta en fase 3

Asimismo, con la entrada a esa fase 3 que supone una transmisibilidad y casos masivos, "queda obsoleto el sistema de vigilancia centinela utilizado hasta ahora”, considera el experto sobre un modelo que rastrea los brotes comunitarios. El gobierno estimaba el jueves pasado que el país sumaba cerca de 56 mil personas contagiadas, pero con el modelo centinela apenas se confirmaban 6.297 casos.

Sobre ello, el experto considera que México tiene capacidad potencial para elevar ese nivel de vigilancia con la realización de tests masivos, sin embargo, la postura del gobierno lo impide. "La estrategia del gobierno siempre fue mitigar, en lugar de contener. Es como decir: haremos lo que se pueda. Con esa premisa resulta complejo combatir el virus de forma efectiva”, indica López.

Durante semanas, el gobierno ha acondicionado hospitales y reconvertido espacios, incluso en instalaciones del Ejército, para atender la probable estampida de casos en esa tercera etapa. Mientras, el personal médico ha manifestado en numerosas protestas la falta de material de protección e insumos que sufren los hospitales.

"Hay un riesgo de colapso. Nos faltó más tiempo y oferta para prepararnos. Hay un desabasto de recursos médicos a nivel mundial. El sistema sanitario mexicano es frágil, pero la saturación vendrá causada, sobre todo, por el comportamiento de la población que no se toma en serio la pandemia y las medidas”, apunta a este medio Isabel Salazar, jefa del laboratorio de Virología de la Universidad Politécnica Nacional.

Soldados hacen guardia en las desoladas playas de Acapulco, México. Imagen: picture-alliance/Xinhua News Agency/F. Garcia

¿México, la Suecia de Latinoamérica frente al Covid-19?

Pese a esas insuficiencias, México han registrado un avance de la pandemia en la tasa de mortalidad muy parecido al de Suecia, según la gráfica comparativa de la Universidad de Oxford, que los ubica entre los países con una afectación intermedia. Eso no quita que México, después de Brasil, sea el país latinoamericano con una curva más pronunciada de decesos acumulados, siendo a su vez los países de la región con un aislamiento social más distendido. Ambos países son de los que han adoptado medidas menos drásticas frente al Covid-19 con la premisa de amortiguar el varapalo a la economía. El país escandinavo ha mantenido abiertas sus escuelas, gimnasios, cafeterías y restaurantes.

"En ambos países hubo un avance más lento porque el virus llegó más tarde que en el resto de sus regiones. En México, por ejemplo, hubo tiempo de proteger tempranamente a las personas más vulnerables y retirar al personal sanitario con mayor riesgo por su condición de salud”, indica la viróloga.

No obstante, ambos especialistas advierten que esa tendencia puede cambiar en cualquier momento, sobre todo a partir de la entrada en fase 3. "La obediencia social en México para cumplir las medidas de distanciamiento no es tan marcada como en Suecia. Además preocupa que en México ya se han registrado fallecimientos de jóvenes, lo que indica que somos una población menos sana”, asegura López.

Por otro lado, tampoco se ha comprobado que el modelo sueco sea el más efectivo. La tasa de mortandad por Covid-19 en Suecia es muy inferior a la de Italia o España, pero supera a otros países escandinavos como Dinamarca, Noruega o Finlandia. "Habrá que esperar 2 o 3 semanas, cuando llegue el pico en México, para medir si la tendencia entre ambos países es comparable”, coinciden los expertos.

(jov)

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