Solo puede haber un Nerón en la historia. La sociedad civil internacional debe apoyar a los ciudadanos estadounidenses para reforzar sus estructuras democráticas y las del vecino México, opina Claudia Herrera.
Publicidad
Fascinada y con la vista puesta en el siguiente capítulo del denigrante reality show: "Trump, México y un Muro”, a la opinión pública internacional parece no quedarle aún bien claro el alcance y magnitud de lo que sucede ante sus pantallas.
Desde su llegada a la Casa Blanca hace una semana, no ha pasado un día en el que el presidente Donald Trump no haya acaparado las portadas de periódicos y los horarios de máxima audiencia de los noticieros. Pantallazo tras pantallazo, vemos a un presidente firmando órdenes ejecutivas, ya sea sobre sus visiones económicas, o lo que parecería una casi enfermiza enajenación por levantar un muro para mantener a distancia a los vecinos mexicanos.
En una sola semana, el autor del guion logró desatar la principal crisis en las relaciones diplomáticas de más de un siglo con México. Por el momento, el espectáculo queda congelado hasta que se reescriba el libreto. Estaba previsto que, con una propuesta de negociación de diez puntos y un respetuoso "no pagaremos el muro”, el presidente Enrique Peña Nieto viajara a Washington para enfrentarse a lo que desde ojos mexicanos resulta un Nerón moderno; pero Trump lo desinvitó.
Así, Peña Nieto perdió su última oportunidad de recuperar el respaldo del electorado mexicano, al permitir que México participara involuntariamente y por demasiado tiempo en este reality show de bajo nivel. Que México se niegue a pagar el muro del vecino es obvio. La tardía cancelación del viaje a Washington -previa desinvitación- y un "no” siempre tibio, enfurecen al colectivo popular y a las muchas voces de intelectuales que exigieron desde un principio que no se aceptara que el protagonista impusiera el papel de víctima y comparsa a una nación milenaria.
¿Y ahora? ¿Qué quiere hacer México? ¿Vivir temblando en espera de conocer el humor con que se levantará el guionista tirano? Con Trump o sin él, México vive desde hace muchas décadas al borde del abismo, basta un empujoncito. Pero si el mundo es un guion y Trump es capaz de reinventarlo, ¿por qué México no lo va a poder hacer?
México es muy vulnerable y tiene muchas tareas pendientes, pero el resto del mundo también. ¿Cuándo entenderán los electores estadounidenses que encumbraron a Trump que su vida no mejorará, que Trump se representa solo a sí mismo y que a la larga su estilo político egoísta no puede tener éxito alguno? ¿Por cuánto tiempo permitirán decreto tras decreto? ¿Dónde están esas estructuras democráticas estadounidenses fuertes, empezando por el Congreso?
El malestar crece, pero sigue siendo un murmullo virtual. Se necesita el apoyo de todos. También los mexicanos deben tomar unidos las calles y apoyar a sus auténticos vecinos, los ciudadanos estadounidenses. La sociedad civil internacional debe demostrar que los siglos no han pasado en balde y que en este mundo no hay cabida para un nuevo Nerón.
El muro de Trump: ¿de acero o cemento?
Donald Trump tiene un objetivo: construir un muro. Este sería el mayor proyecto de construcción para el magnate de bienes raíces. Actualmente ya existe una valla de acero y alambre de púas entre México y EE.UU.
Imagen: Reuters/J. L. Gonzalez
Trump y las obras de construcción….
“Voy a construir un muro en nuestra frontera sur… nadie construye mejor que yo, y voy a hacer que México pague por esta valla”. Esto es lo que dijo el presidente electo de los Estados Unidos de América durante su campaña electoral. Él ya ha construido principalmente casas de varios pisos y hoteles. El muro fronterizo es la prioridad de sus puntos sobre política de inmigración.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/C. Torres
No es nada nuevo
La frontera entre EE.UU. y México tiene 3.200 kilómetros de largo, de los cuales 1.100 ya están cercados. La frontera cubre cuatro estados estadounidenses y seis estados mexicanos. Pasa a través del desierto y grandes ciudades. Hay sólo una pequeña parte de la frontera en Nuevo México que está abierta. Otros sitios son vigilados por las fuerzas de la protección de fronteras de EE.UU.
Imagen: Reuters/M. Blake
Obstáculo de acero
Se estima que cada año llegan cerca de 350.000 ilegales a EE.UU. Una gran parte proviene de México. El que vive ilegalmente en Estados Unidos tiene muchos problemas. Algunos mexicanos son tolerados, pero sus familias, al otro lado de la frontera, no obtienen una visa. Los inmigrantes buscan una vida mejor, trabajo y más dinero para sus familias.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Zepeda
Un pequeño roce
Muchas familias están separadas por la valla. Un abrazo es imposible. Apenas se pueden rozar las manos que pasan entre las vigas de acero. La esperanza de volverse a reunir se esfuma con la elección de Donald Trump.
Imagen: picture-alliance/ZumaPress/J. West
Las amenazas no los asustan
“Cuando México envía a su gente, no envía a los mejores”, dijo Trump durante su campaña.” “Envían gente con muchos problemas. Son drogadictos, delincuentes, violadores. Algunos, supongo, son buenas personas”. Trump quiere deportar a los ilegales, al menos a los criminales. A pesar de las amenazas, muchos mexicanos mantienen su planes de irse a Estados Unidos.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/G. Bull
Desierto, frontera y de regreso…
Para algunos mexicanos su sueño terminó en la frontera. Se encuentran en la cárcel o muchas veces llegan a morir. Medios de comunicación critican a las fuerzas de seguridad estadounidenses que vigilan la frontera. Seis mexicanos inocentes fueron abatidos. Nadie fue condenado. Sólo en 2015, un miembro de la protección fronteriza de Estados Unidos fue acusado por un fiscal federal.
Imagen: Reuters/D.A. Garcia
La escopeta asusta a invitados no deseados
Jim Chilton, un agricultor estadounidense, vigila su propiedad. Su granja de 200.000 metros cuadrados se encuentra al sureste de Arizona y limita con México. Sólo se interpone una cerca de alambre de púas. Chilton se siente reponsable de su propia seguridad y lleva siempre su arma de fuego.
Imagen: Getty Images/AFP/F.J. Brown
Un final curioso
“Muro de la tortilla“ es el nombre coloquial, más bien despectivo, que se da a los 22,5 kilómetros que hay entre el paso fronterizo de Otay Mesa en San Diego, California, y el Océano Pacífico.
Autor: Sabrina Pabst / (KM)